Meditación | Nilsia Ivelisse Infante
El
Duelo
Soy la
cuarta de siete hermanos, cuando tenía 14 años, mi padre fallece de un infarto
al corazón. Desde ese mismo momento, todos en mi casa, mi madre, hermanos, hermanas
y a mí, nos invadió la tristeza, el dolor, el sufrimiento, la desconsolación, sentimos
que se nos había derrumbado el mundo.
Pero ese
dolor y tristeza no sólo fue en mi casa, sino que todo el entorno donde
vivíamos, llámese amigos y vecinos más cercanos, se podía ver el reflejo de su
tristeza y sus lágrimas sinceras al saber de su muerte. En ese entonces se daba
una situación y era que para las demás personas acompañar a los dolientes
durante el velatorio (amanecer) se tenía que ingerir alcohol, jugar dominó, hacer
chistes, cuentos entre otras cosas más; pero gracias a Dios y al respeto a mi
padre, nada de esto pasó.
Recuerdo
como ahora, que mi madre nos dijo, que, al ser nuestro padre cabeza del hogar,
la puerta del frente de la casa tenía que permanecer cerrada y nadie podía
salir al frente de la misma, hasta no finalizar su novenario y todos
permanecimos dentro, solo salíamos a hacer los quehaceres del hogar, pero
utilizando la puerta que da al patio, todo esto se debía al respeto,
obediencia, unión y solidaridad con nuestro padre.
Ese dolor y
vacío duró mucho tiempo en todos nosotros, particularmente en mí, yo no quería
aceptar que mi padre había muerto, que no lo volvería a ver; desde ese mismo día comenzó mi duelo, un duelo
que se reflejaba en todo mi ser, cambio de vestimenta, un rostro en que se
podía ver el sufrimiento y ese vacío dentro de ti cuando pierdes a un ser
querido.
¿Cuánto tiempo puede durar el duelo?
En el mes
de mayo, Arelis Encarnación, Sandy Fermín y una servidora, tuvimos la
oportunidad junto a otras personas, de compartir un curso bíblico impartido nuestro
querido Miguel José y la psicóloga Miguelina Justo, por la plataforma zoom, con
el tema: ¿La muerte y cuánto puede durar
el duelo?
Nos decía
que la muerte es un paso que damos a la vida eterna, que todos aquellos que
conocemos los senderos de Jesús, pasa de lo terrenal al reino celestial y que la muerte se debe aceptar como algo natural
y sin miedo.
El duelo era
un proceso de sentimientos que viven las personas por la perdida de un ser
querido, pero que este a su vez, no
puede durar toda la vida, sino que debemos aceptar y superar ese sufrimiento.
Después de
escuchar a Miguel José, pude comprender que yo estaba equivocada con relación
al duelo y su duración, no obstante, nuevamente nos invade el dolor y tristeza,
con su muerte el 5 de agosto y el día 1 de septiembre de nuestra hermana y amiga,
Deisy Altagracia García (Jacoby), ambos pertenecientes a nuestro grupo Nuevos
Horizontes.
Este duelo
se vivirá de una forma diferente, sabemos que los que mueren en cristo vivirán
para siempre y con esto, no quiero decir que mi padre no goce del reino, sino
que nosotros tenemos más conciencia del designio del Señor.
Miguel y Jacoby,
están reinando en la patria celestial, por que cada uno murió de la forma
bonita que se pueda desear, cada uno sirviendo a un Dios vivo, un Dios de amor.
Miguel José sirviendo desde su ministerio sacerdotal y Jacoby como una fiel discípula
de Jesús, sembrando su amor y evangelio en cada persona que conocía y la que no
conocía también.
Dice el
profeta Jeremías 31,13 “Porque transformaré su aflicción en gozo, los
confortaré y los haré alegrarse, porque el cautiverio con todos sus dolores
quedará atrás”.
Nos queda
llorar su partida, al mismo tiempo alegrarnos, ellos ahora están gozando de la
paz verdadera… Y nosotros continuaremos llenando nuestras vidas en Cristo Jesús.
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