La Iglesia Hoy | Jesús Bastante/RD
Francisco advierte del
"deseo de poder" y la "deslealtad" en algunas realidades
eclesiales
Andanada del Papa a los
fundadores de nuevos carismas: "Nadie es dueño de los dones de la Iglesia,
nadie debe sofocarlos"
“Caemos en la
trampa de la deslealtad cuando nos presentamos ante los demás como los
únicos intérpretes del carisma, los únicos herederos de nuestra asociación o
movimiento; o cuando, creyéndonos imprescindibles, hacemos todo lo
posible por ocupar puestos de por vida; o también cuando pretendemos
decidir a priori quién debe ser nuestro sucesor. Nadie es dueño de
los dones recibidos para el bien de la Iglesia, nadie debe sofocarlos”. El
Papa Francisco lanzó este mediodía una andanada contra los sectores
inmovilistas de la Iglesia, personificados en fundadores e iniciadores de
nuevos movimientos, que tratan de perpetuarse en el poder, en lugar de servir.
Durante un
encuentro semipresencial con el dicasterio de los Laicos y algunos de los
líderes de realidades eclesiales, Francisco advirtió de dos “obstáculos” de sus
responsables: “el deseo de poder” y “la deslealtad”.
Y es que,
abundó el Pontífice, “el ejercicio de la gobernanza en el seno de las
asociaciones y los movimientos es un tema que me interesa especialmente, sobre
todo teniendo en cuenta los casos de abusos de diversa índole que se
han producido en estos grupos y que siempre tienen su origen en el abuso de
poder”.
“No pocas
veces, la Santa Sede ha tenido que intervenir en los últimos años, iniciando
difíciles procesos de rehabilitación”, admitió el Papa, quien señaló que
“pienso no sólo en estas situaciones tan feas, que hacen mucho ruido, sino
también en las enfermedades que provienen del debilitamiento del carisma
fundacional, que se vuelve tibio y pierde su capacidad de atracción”.
Acompañar el
sufrimiento
Bergoglio
inició su discurso agradeciendo a todos los hombres y mujeres, que siguiendo
sus carismas, y el Evangelio, acompañaron y acompañan el dolor de los más
sufriente, especialmente en este tiempo de pandemia. “Gracias por vuestra
presencia como laicos y laicas, jóvenes y mayores, comprometidos en vivir y
testimoniar el Evangelio en las realidades ordinarias de la vida, en
vuestro trabajo, en tantos contextos diferentes”.
En estos
meses, añadió, “habéis visto con vuestros propios ojos y tocado con vuestras
propias manos el sufrimiento y la angustia de tantos hombres y mujeres a causa
de la pandemia, especialmente en los países más pobres”.
Como miembros
de asociaciones de fieles, movimientos eclesiales internacionales y otras comunidades,
“tenéis una verdadera misión eclesial”, subrayó el Papa,
especialmente “en aquellos que, estando en las periferias existenciales de
nuestras sociedades, experimentan en su carne el abandono y la soledad, y
sufren muchas necesidades materiales y pobreza moral y espiritual”.
“También sois,
a pesar de vuestras limitaciones y pecados cotidianos, un claro signo
de la vitalidad de la Iglesia: representáis una fuerza misionera y una
presencia profética que nos da esperanza para el futuro. También tú, junto con
los pastores y todos los demás fieles laicos, tienes la responsabilidad de
construir el futuro del santo pueblo fiel de Dios”, incidió el Pontífice, quien
advirtió que “construir el futuro no significa dejar el presente que estamos
viviendo. Por el contrario, hay que preparar el futuro aquí y ahora,
aprendiendo a escuchar y a discernir el tiempo presente con honestidad y
valentía”.
Un "mundo
paralelo"
De lo
contrario, recalcó, “corres el riesgo de vivir en un "mundo
paralelo", destilado, lejos de los verdaderos desafíos de la
sociedad”. Y es que, advirtió el Papa, “”la pertenencia a una asociación, a un
movimiento o a una comunidad, sobre todo si se refieren a un carisma, no debe
encerrarnos en un "barril de hierro", hacernos sentir seguros, como
si no fuera necesario responder a los desafíos y a los cambios”.
“Todos los
cristianos estamos siempre en movimiento (…). Pensar que somos "nuevos"
en la Iglesia, y que por tanto no necesitamos cambios, puede convertirse en una
falsa seguridad. Incluso las novedades envejecen pronto”, insistió.
Por ello,
reclamó a los responsables de estas realidades “una gran docilidad y
humildad”, y en esa línea se inscribe el Decreto sobre Asociaciones
Internacionales de Fieles, promulgado el 11 de junio de este año.
"Muchos,
muchos, con una novedad que es genial, han acabado en situaciones muy duras:
han acabado bajo una visita apostólica, han acabado con pecados viles, en
comisarías ... Y están haciendo un estudio. No sé si esto se puede
publicar, pero ustedes saben mejor que yo, por el parloteo clerical, cuáles son
estas situaciones. Hay muchos y no solo estos grandes que conocemos y que
son escandalosos - ¡las cosas que hicieron para sentirse como una Iglesia
aparte, parecían los redentores! - a pero también pequeño. En mi
país, por ejemplo, tres de estos ya se han disuelto y todos han acabado en las
cosas más sucias. Fueron la salvación, ¿no es así? Parecían ...
Siempre con ese hilo [rojo] de rigidez disciplinaria. Esto es
importante. Y esto me ha traído ... Esta realidad de las últimas décadas
nos ha mostrado una serie de cambios para ayudar, cambios que nos pide el
Decreto".
“En el origen
de este Decreto no hay una teoría sobre la Iglesia o las asociaciones de laicos
que queramos aplicar”, explicó el Papa. “Es la realidad de las últimas décadas
la que nos ha mostrado la necesidad de los cambios”.
Cambios y
llamamiento a la conversión
En lo tocante
al “deseo de poder”, Francisco recordó que “todas las realidades eclesiales
están llamadas a la conversión”, por lo que “es beneficioso y necesario
prever una rotación en los puestos de gobierno y una representación de todos
los miembros en vuestras elecciones. Incluso en el contexto de la vida consagrada
hay institutos religiosos que, al mantener a las mismas personas en los puestos
de gobierno, no se han preparado para el futuro; han permitido que se produzcan
abusos y ahora están pasando por grandes dificultades”.
Sobre la
“deslealtad”, Francisco alertó del “doble juego” que supone decir “con palabras
que queremos servir a Dios y a los demás, pero en los hechos servimos a nuestro
ego, y nos entregamos a nuestro deseo de aparentar, de obtener reconocimiento,
aprecio...”.
Finalmente,
sobre los fundadores, Bergoglio pidió “distinguir, en los movimientos
eclesiales (y también en las congregaciones religiosas), entre los que están en
proceso de formación y los que ya han adquirido una cierta estabilidad orgánica
y jurídica. Son dos realidades diferentes”.
“Somos
miembros vivos de la Iglesia y para ello necesitamos confiar en el
Espíritu Santo, que actúa en la vida de cada asociación, de cada miembro,
actúa en cada uno de nosotros”, concluyó Francisco, en un discurso que dará que
hablar, especialmente en el interior de esa Iglesia que lleva ocho años y medio
‘molesta’ (por decirlo suavemente).
No es fácil
ser Papa, pero Dios ayuda. Dios siempre ayuda
Hubo coda
final:
"Gracias
por escuchar. Y una cosa: cuando leí el borrador del Decreto, que luego firmé
-el primer borrador-, pensé. "¡Pero esto es demasiado rígido! Le falta
vida, le falta...". Pero querido, ¡ese es el lenguaje del Derecho
Canónico! Y aquí es una cuestión de derecho, es una cuestión de lenguaje. Pero
debemos, como he tratado de hacer, ver qué significa este lenguaje, la ley. Por
eso quería explicarlo bien. Y también para explicar las tentaciones que
hay detrás, que hemos visto y que tanto daño hacen a los movimientos y también
a los institutos religiosos y laicos".
"Gracias
por escuchar, y gracias al Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida por
organizar este encuentro. Les deseo a todos un buen trabajo y una buena
reunión. Di lo que te salga del corazón en esta reunión. Pregunta las cosas que
quieres preguntar, aclara las situaciones. Esta es una reunión para
hacer esto, para hacer Iglesia, para nosotros. Y no te olvides de rezar por
mí, porque lo necesito. No es fácil ser Papa, pero Dios ayuda. Dios siempre
ayuda".
Publicado por Religión Digital
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