Humanismo Integral | Ignacio Miranda
Identidad del Sistema Cooperativo Dominicano
Octubre ha sido establecido como el Mes
del Cooperativismo Dominicano. En este mes se produjeron tres acontecimientos
memorables para la historia del Cooperativismo Dominicano:
El 1° de octubre de 1946: Convocatoria
a la Primera Semana Social del Caribe a celebrarse del 3 al 8 de febrero de
1947, en la que se trataría el tema de la promoción cooperativa.
La convocatoria fue hecha por Monseñor
Ricardo Pittini, Arzobispo de Santo Domingo. Al Padre Alfonso Chafe, quien ostentaba
la triple función de Superior Scarboros (SFM), Párroco de Manoguayabo y Asesor
de la Junta Nacional de Acción Católica, le correspondió dirigir la
organización de la Semana Social.
De inmediato, el Padre Alfonso, inició
la organización cooperativa en las parroquias bajo su dirección, comenzando por
Manoguayabo.
En la Semana Social, participaron
laicos y religiosos, especialmente Scarboros, Salesianos, Jesuitas, Diocesanos.
Los Scarboros designaron al Padre Pablo
Steel para la promoción cooperativa, a nivel nacional, quien usó la estrategia
de promoción con estructuras religiosas. Yo era dirigente de Acción Católica en
San Cristóbal y de una reunión surgió la Cooperativa San Agustín en 1953, de la
cual resulté dirigente.
El 23 de octubre de 1963, se
promulgó la Ley 28, que determina la obligatoriedad de la enseñanza del
Cooperativismo; y, dos días después, la Ley 31 que crea el Instituto de
Desarrollo y Crédito Cooperativo (IDECOOP).
Es importante destacar que la Ley 28
establece en su artículo 1: “Se declara obligatoria la enseñanza del
cooperativismo en el segundo curso de la educación intermedia (8º curso) y en
el tercer curso del bachillerato”. Esta
ley nunca se ha cumplido.
El cooperativismo dominicano se
fundamenta en el Humanismo Cristiano, fuente de la identidad nacional. Todos
los evangelistas se refieren a la economía solidaria en su comunidad de
pescadores: Mateo, Capítulo IV; Marcos, Capítulo I; Lucas, Capítulo V; Juan,
Capítulo I.
Me identifico, especialmente, con el
Evangelio según San Lucas:
“Se sentó y se puso a enseñarle a la
multitud desde la barca. Cuando acabó de hablar dijo a Simón: Navega lago
adentro y echa las redes para pescar… Lo hicieron y capturaron tal cantidad de
peces que reventaban las redes. Hicieron señas a los socios de la otra barca
para que fueran a ayudarlos. Llegaron y llenaron las dos barcas, que casi se
hundían. Al verlo, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús y le dijo: ¡Apártate de
mí, Señor que soy un pecador! Ya que el temor se había apoderado de él y de sus
compañeros por la cantidad de peces que habían pescado. Lo mismo sucedía a Juan
y Santiago”, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón.
Lucas, en su otro libro, en el Capítulo
IV de los Hechos de los Apóstoles, amplía esta idea: “En el grupo de los creyentes todos pensaban y
sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie consideraba suyo nada de lo
que tenía… eran muy bien mirados porque entre ellos ninguno pasaba necesidad”.
El humanismo cristiano, encarnado en el
propio Jesucristo, como en su discipulado de todos los tiempos, ha demostrado
que del testimonio de vida expresado en la fidelidad a los valores y principios
de la institucionalidad debe tener primacía al discurso para alcanzar la
excelencia y sostenibilidad.
EN RESUMEN
El sistema
Cooperativo Dominicano requiere de un rescate en la aplicación de sus valores y
principios, comenzando por la Educación Integral (“Educación Continua”), de
manera que toda función sea encarnada en la persona que la ocupe; y, la
institucionalidad se manifieste respetando la propiedad real de los socios, con
primacía a los funcionarios designados.
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