Espiritualidad | Luis Miguel Modino/PC
Documento para el Discernimiento: dejarse interpelar por los
signos de los tiempos
El Documento para el Discernimiento de la Asamblea Eclesial de América
Latina y el Caribe, fruto de una escucha en la que de diferentes modos han sido
oídas unas 70 mil personas, es un instrumento que ayuda a descubrir los signos
de nuestro tiempo, de una realidad que posibilita descubrir la presencia de
Dios en la historia.
Escuchar
para hallar la voz de Dios
Se
trata, a través de la escucha, de hallar la voluntad de Dios, de discernir los
signos de los tiempos y atender los gritos y esperanzas de los pobres, de
nuestra hermana madre tierra, y de todo el Pueblo de Dios, sin excluir a nadie.
Así, la Iglesia latinoamericana y caribeña ha ido evidenciando “muchos signos
de consecuencias diversas’, de los que algunos se analizan en el Documento, afirmando
que “exigen de nosotros una mirada atenta y orante que movilice a la Iglesia
hacia un camino de renovada conversión y misión”.
La
pandemia del Covid-19 es vista como un hito del cambio de época, provocando “un
aumento en los niveles de pobreza sin precedentes en las últimas décadas e
impacta fuertemente en la desigualdad y el empleo”, en especial en América
Latina. Eso se tradujo en muertes evitables por la precariedad del sistema de
salud, aumento de la violencia doméstica, incremento de autoritarismo a nivel
político, incremento del aislamiento, también en la vida eclesial, aumento de
la comunicación digital, algo no al alcance de todos.
Mayor
compromiso
Pero
la pandemia también ha aumentado el compromiso de muchas comunidades con los
más pobres y con los familiares de las víctimas. En la Síntesis Narrativa se
recoge que “hemos aprendido a valorar más la familia, los amigos y a distinguir
lo que es realmente esencial y necesario en nuestras vidas”.
También
ha sido momento para reflexionar sobre el cuidado de la casa común,
especialmente en una región con una de las mayores biodiversidades del planeta.
Son muchas las amenazas, como proyectos mineros, hidroeléctricas, y otras
realidades, realizadas sin consultas previas. Por eso, se pide que la Iglesia
acompañe a las comunidades, que sea una Iglesia profética que denuncie las
injusticias, las violaciones de los derechos humanos y las prácticas
ecológicamente irresponsables y violentas hacia la madre tierra. Una realidad
especialmente presente en la Amazonía donde se hace necesario acompañar a los
pueblos originarios.
Motivos
de esperanza
Pero
también hay motivos de esperanza, que nacen del compromiso personal para el
cuidado, pero también de comunidades eclesiales, inclusive en el ámbito
ecuménico. Por ello se insiste en la conversión ecológica, en la ecología
integral, en reflexionar sobre el consumo desenfrenado y un estilo de vida sin
mayor responsabilidad ecológica.
La
sociedad de América Latina y el Caribe vive marcada por la violencia contra las
mujeres, por el aumento de la pobreza, que aumenta la criminalidad,
narcotráfico y muerte, siendo criticado “que a nuestra Iglesia le cueste
acercarse al otro…”, así como otras actitudes eclesiales que deben ser
superadas. Pero al mismo tiempo, en el proceso de escucha, se reconoce la
presencia eclesial en realidades marginales. Por todo ello se pide promover la
cultura de la paz.
Promoción
de la democracia y de los derechos humanos
Desde
un llamado a servir a la humanidad, la Iglesia tiene que ser promotora de la
democracia, todavía más en “esta lamentable crisis ética de las instituciones
políticas y de gobierno”, que pide hacer realidad la rehabilitación de la
política a la que nos ha convocado el Papa Francisco. Lo mismo en relación con
los derechos humanos. De ahí la importancia de las formas de articulación y
redes que van apareciendo para fomentar las reivindicaciones sociales y el
derecho a la participación.
En
el campo de la educación se insiste en su valor como factor de pensamiento
crítico y de transformación social. Ante la brecha educativa, la Iglesia es
desafiada al compromiso por una educación de calidad, sobre todo con los más
pobres. Eso se concreta en el Pacto Educativo Global, un empeño del Papa
Francisco, que busca una educación pensada más allá de la escuela. Para ello,
una propuesta es la educación popular, basada en la reflexión y el diálogo.
Publicado
por Prensa Celam
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