Vida Humana | Cynthia Pérez/AP
Extremistas musulmanes usan el hambre para forzar a cristianos
a unirse a sus filas
Grupos
extremistas islámicos en Mali, en África occidental, están atacando a los
agricultores cristianos y musulmanes y destruyendo sus tierras, principal
sustento alimentario de sus familias, como un mecanismo para someterlos y
forzarlos a unirse a sus filas.
La
fundación pontificia Ayuda a la iglesia Necesitada (ACN) denunció que el hambre
sería la “nueva arma del yihadismo para someter a la población” en Mali, luego
de que fuentes locales informaran que durante los últimos meses la situación de
inseguridad en el país está en aumento a causa de grupos extremistas islámicos.
Los
informantes, que decidieron permanecer en el anonimato “por motivos de
seguridad”, señalaron a ACN que esta problemática “afecta sobre todo a los
campesinos”, pues los yihadistas les impiden cosechar sus cultivos, principal
sustento alimentario de sus familias.
Por
ejemplo, reportaron que impiden a los campesinos cristianos y musulmanes
transportar el arroz que colocan en sus vehículos de carga, y castigan a los
que no obedecen quemando sus tierras de cultivo, e incluso corren el “peligro
de ser asesinados”.
Las
fuentes locales afirmaron que el objetivo de los terroristas es usar “el hambre
como arma para obligar a los campesinos a que acepten ser reclutados dentro de
sus filas, o abandonar sus terrenos para que los extremistas los ocupen”.
La
fundación pontificia ACN, que recientemente inició un proyecto de asistencia,
ayuda alimentaria y atención médica a desplazados y familias vulnerables en 12
localidades de la región de Segou, señaló que este lugar, ubicado en el centro
de Mali, es el más afectado.
ACN
explicó que se vive una “situación de inestabilidad por las luchas entre los
cazadores donsos, una milicia comunitaria y grupo de autodefensa, y los grupos
yihadistas invasores”, y según fuentes locales habría un tercer grupo armado
difícil de identificar, que también causa caos.
En
medio de este contexto, ACN señaló que los cristianos de Segou no solo sufren
hambre, sino que sufren ataques contra su libertad religiosa y que la violencia
también dificulta el servicio pastoral de los sacerdotes.
Una
persona que tiene contacto directo con la Iglesia en la zona informó a ACN que
“hay pueblos a los que no se puede ir a celebrar la Misa”. “La movilidad es muy
limitada. Antes, los sacerdotes pasaban la noche en las aldeas. Hoy, ya no es
posible”, señaló la fundación pontificia.
“Los
fieles tienen que tomar muchas precauciones al practicar su fe”, lamentó, pues,
aunque no sean “blanco de ataques físicos”, afrontan constantes “ataques
verbales” o “amenazas directas contra el cristianismo” de imanes de “ideologías
yihadistas, en sus sermones”.
Además,
personas no identificadas suelen llamarlos con “amenazas ocultas”, creando
“psicosis en las comunidades”.
El
informante de ACN aclaró que, si bien el conflicto no es solo sobre religión,
“no se puede negar” su existencia, pues “los yihadistas actúan en nombre de la
religión” y “todo el que no se adhiere a su ideología, sufre. Por eso hay
tantos desplazados”, que son más musulmanes que cristianos solo porque
representan casi el 90% de la población.
Al
respecto, a finales de septiembre de este año, el número de desplazados
internos en Mali habría superado los 400 mil, y sólo en la primera mitad de
2021, casi 90 mil personas habrían tenido que huir de sus hogares, informó la
oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR).
Finalmente,
advirtió que “el deseo de imponer la ley islámica Sharia muestra que los
yihadistas, especialmente los Katiba Macina”, grupo “vinculado a Al Qaeda en el
Magreb Islámico (AQMI)” que opera en el centro del país, “están trabajando por
la expansión de un islam radical, que muchos musulmanes tampoco comparten”.
Publicado
por ACI Prensa
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