Evangelización | Marcelo Barros
Otra forma de
amar es posible
En este 7º
Domingo del Tiempo Ordinario (Año C), el Evangelio leído en comunidad, Lucas 6,
27-38, es una de las palabras más desafiantes de Jesús. Invita a todos los
hombres a un amor gratuito y ecuménico, abierto a todo el mundo. Dice
que sólo seremos sus discípulos si abrimos nuestro ser y nuestra vida para amar
como Dios ama y para ser como Dios es: El amor. Aparentemente, esto
parece imposible. Vivimos en un mundo en el que está vigente la cultura del
comercio, en el que no hay lugar para la gratuidad y el regalo. Jesús nos
invita a un nuevo estilo de justicia que va más allá de la reciprocidad
cuantitativa y de las convenciones sociales que nos dicen que debemos amar a
los que nos aman. Quien quiera seguir a Jesús debe aprender a amar como
Jesús lo experimentó en su vida. Amar con el propio amor divino en nosotros. El
objetivo es parecerse a Dios. Lo que caracteriza al Padre es la entrega total e
independiente."El Padre es bueno con los ingratos y
malvados". Eso es lo que se esconde detrás del mandamiento: "Ama
a tus enemigos".
En las palabras
de Jesús, podemos distinguir entre mandamientos y consejos. Jesús da
mandamientos cuando habla en ti y da consejos cuando concreta los mandamientos
y habla en ti. Los mandamientos se aplican siempre. El consejo depende del
contexto. El mandamiento es Amar a tus enemigos. El consejo es cómo se
puede concretar esto. Por ejemplo: Da a los que te preguntan... que es
como una explicación que no hay que tomar literalmente sino desde el contexto
social o la realidad.
El mandamiento
es: "haz el bien", "reza" por tus enemigos. Esto explica
cómo sería el amor que nos propone Jesús. El verbo griego "agapaô" no
es sinónimo de "fileô". No es un amor de
sentimiento, simpatía y amistad. El término agapao significa
un comportamiento de solidaridad, de perdón y de apertura interior. Jesús
no nos ordenó tener afecto o cariño por un presidente genocida, un juez
corrupto o cualquier fascista. Nos manda respetar su dignidad humana, aunque
sean bandidos y a pesar de que no actúen como personas conscientes de su
humanidad. Nada de lo que hagan puede hacernos renunciar a la opción que nos
impide odiarles y desearles el mal. Si son opresores, desearles lo mejor es
desear y hacer todo lo posible para que no puedan oprimir y, en la medida de lo
posible, hacer que dejen de ser opresores. El amor crítico y lúcido a los
enemigos significa, en cualquier situación, no negar nunca su dignidad humana
y, en nombre de esa dignidad, luchar para que puedan vivirla. En
cuanto a las concreciones del "poner la otra mejilla", como canta la
canción de León Gieco, inmortalizada por la voz de Mercedes Sosa y que Bethi
Carvalho grabó en portugués:
Solo le pido a
Dios Que lo injusto no me sea indiferente Que no me abofeteen la otra
mejilla Después que una garra me arañe esta suerte
En América
Latina hemos descubierto que parte de amar al enemigo es tratar, por todos los
medios pacíficos, de impedir que siga oprimiendo y amenazando. El amor a los
enemigos nos obliga a defender a la comunidad de su opresión y a evitar que las
personas vulnerables vivan situaciones de riesgo. El amor a los enemigos nos
ordena luchar pacíficamente contra los opresores para liberar a los oprimidos
por ellos y así tratar de liberar al opresor de su propia opresión.
En el siglo
XX, varias personas de diferentes continentes trataron de actuar en movimientos
de liberación basados en esta intuición de respeto y amor crítico por los
enemigos. En el contexto no cristiano, Gandhi dio un ejemplo de ello al luchar
contra el imperio inglés. Dentro de las Iglesias, podemos recordar a personas
como el pastor Martin Luther King y, en Brasil, a Dom Helder Câmara.
En la Navidad
de 1967, el pastor Martin-Luther King predicó: "Nunca
renunciaremos a nuestra determinación de eliminar cualquier rastro de
discriminación y segregación en este país. Sin embargo, en el proceso, no
podemos despojarnos de nuestro privilegio de amar. He visto tanto odio que
también he llegado a querer odiar. He visto el odio en las caras de los
delegados y ciudadanos blancos, de los concejales y de los miembros del
Klu-Klus-Kan en el sur de Estados Unidos. Me he encontrado con tanto odio, que
también siento en mí la tentación de odiar. Pero cada vez que lo veo, me repito
que el odio es una carga demasiado onerosa y dolorosa de llevar”[1].
En un campo de
concentración nazi, la joven judía Etty Hillesum (28) escribió en su
diario: "Los alemanes nazis no pueden hacer otra cosa que
obligarnos a odiarlos. Esto no pueden hacerlo. No pueden robarnos nuestra
humanidad".
Comprender el
dolor de los que nos atacan nos ayuda a perdonar y a no querer hacer daño,
aunque tengamos derecho a defendernos.
El padre André
Chouraqui traduce el versículo 36: "Sed misericordiosos como el
Padre es misericordioso" por "sed maternales",
es decir, uterinos. Se trata del amor que siente una madre por su hijo en el
vientre materno. Es una característica de cómo Dios se reveló en la alianza del
Sinaí (Cf. Ex 34, 6-7). Este versículo del Evangelio de Lucas corresponde a lo
que había dicho Mateo: "Sed perfectos como el Padre que está en el
cielo es perfecto" (Mt 5,48). Lucas lo traduce por misericordia,
un amor gratuito y total. Como Dios, que nos es fiel, incluso cuando le
somos infieles. ¿Es realmente esta imagen del Padre la que los pastores
cristianos enseñan a su pueblo y es este Dios del que damos testimonio?
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[1] - Cf. MARTIN
LUTHER KING JR, A Christmas Sermon on Peace, no compêndio A Testament of Hope:
The essencial Writtings and Speeches of Martin Luther King, San Francisco,
Harper-Collins 1986, p. 256, citado por Boletin del Priorato de Weston,
otono/invierno 200, p. 2.
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