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Educar para la democracia: ateneos de todo
el mundo se confrontan
Representantes de 20 países y expertos de 14 universidades: estos son
los números de la conferencia organizada por la Fundación "Gravissimum
Educationis" con el fin de redescubrir el valor de la educación para la
democracia desde varios puntos de vista, desde el económico hasta el
espiritual, como explica Monseñor Guy-Real Thivierge, secretario general de la
Fundación.
"Educar para la democracia en un mundo
fragmentado": este es el título de la conferencia, que
arranca el 17 de marzo en la Lumsa (Libera Università Maria Santissima Assunta)
y concluye el sábado 19, organizada por la Fundación "Gravissimum
Educationis", creada en 2015 con el objetivo de aplicar las disposiciones
del documento del Concilio Vaticano II. A la presentación en la Oficina de
Prensa del Vaticano asistió monseñor Guy-Real Thivierge, secretario general de
la misma Fundación:
Monseñor Thivierge confirma que en la conferencia de Roma participan
representantes de más de 20 países: entre ellos hay profesores de 14
universidades procedentes de 13 países del mundo. El objetivo es comprender los
problemas locales desde todos los ángulos, desde el académico e intelectual
hasta el económico y espiritual.
"En este sentido -precisa el prelado- luego nos gustaría llegar a
identificar los modelos educativos que se deben tener en cuenta. Cada
proyecto parte de la experiencia local y tiene un campo de análisis preciso
para luego abrirse a la comparación".
La urgencia de debatir sobre la democracia
"Nuestras democracias están en
peligro", dice Monseñor Thivierge, quien, sin entrar en las
especificidades del contexto de Europa en este momento, recuerda que todos
somos conscientes del drama del momento, de los riesgos a los que nos
enfrentamos, pero también de cómo algunos puntos fijos se
tambalean.
Al respecto, el prelado destacó que la educación es un factor de
integración, cohesión social y desarrollo; a la vez que subrayó que sirve para
formar a las personas, especialmente a las generaciones más jóvenes, en la
democracia y el espíritu de la misma.
Por otro lado, Monseñor Thivierge indicó que era muy importante
diseccionar y comprender los distintos niveles del debate que se iba a
abordar: "Desde el nivel más teórico, intelectual o espiritual,
hasta el nivel concreto de la realidad de los hechos y las distintas
experiencias en diferentes latitudes".
Igualmente, el secretario general explica que la conferencia promovida
por la Fundación Gravissimum Educationis se organiza con una lógica precisa:
reunir no sólo a teóricos y filósofos, sino también a representantes del mundo
de la política. De hecho, participan antiguos jefes de gobierno o ministros
para garantizar -dice el prelado- un verdadero diálogo entre "teóricos"
y "prácticos".
El papel de los jóvenes
Por otra parte, la profesora Tabet, otra de las participantes en la
conferencia, hace referencia a la difícil situación del Líbano, con su crisis
económica y su estancamiento político, a la vez que subraya lo decisivo que
puede ser el papel de la educación para la democracia en una sociedad como la
libanesa, que vive graves emergencias pero que intenta defender su modelo de
convivencia pacífica.
Desgraciadamente -dice- los jóvenes intentan abandonar el país en masa,
mientras la sociedad necesita a su generación más prometedora. Según Tabet,
todos los aspectos delicados del dificilísimo equilibrio político que se vive
actualmente en el Líbano requieren momentos de confrontación.
"También debemos ser creativos a la hora de
defender lo mejor del sistema libanés asegurándonos de que se llevan a cabo las
reformas adecuadas para combatir el amiguismo y la corrupción", añade.
Establecer puntos fijos en la educación
Finalmente, el profesor Allan De Guzman, de la Universidad Pontificia de
Santo Tomás en Filipinas, también explica su punto de vista:
En primer lugar, destaca uno de los muchos aspectos que hay que
considerar cuando se habla del valor de la educación: el del poder de la
educación, su inmenso potencial en términos de promoción social. Y lo hace
invitándonos a mirar las controversias que estallan a un nivel más local, más
regional o más global.
"El objetivo debe ser, por tanto -sostiene-, establecer puntos fijos
en la educación para defender y desarrollar precisamente ese potencial de paz
frente a las amenazas y los contextos de conflicto".
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