Papa Francisco | Renato Martinez/VN
El Papa en la Catequesis: El mundo necesita jóvenes fuertes y
ancianos sabios
¿En
qué sentido la vejez puede salvar el mundo? Esta fue la pregunta al centro de
la catequesis del Santo Padre, de este miércoles 16 de marzo, en el cual reflexionó
sobre la figura de Noé como ejemplo de la vejez que genera vida, que no se
queja ni recrimina, sino que mira al futuro con confianza, respeta la creación
y cuida la vida de todos.
“La
vejez está en condiciones de captar el engaño de esta normalización de una vida
obsesionada por el disfrute y vacía de interioridad: vida sin pensamiento, sin
sacrificio, sin interioridad, sin belleza, sin verdad, sin justicia, sin amor”,
lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia General de este miércoles, 16 de
marzo, continuando con su ciclo de catequesis sobre el sentido y el valor de la
vejez, meditando en es esta ocasión sobre la ancianidad como un recurso para la
eterna juventud.
Noé
elegido para salvar al hombre del diluvio
En
su catequesis de este miércoles, Santo Padre comentó el capítulo 6 del Libro
del Génesis, que no habla de cómo Noé, que era el más anciano de todos, fue
elegido por Dios para salvar al hombre de la corrupción y del diluvio. “Dios
estaba tan amargado por la difundida maldad de los hombres, que se había
convertido en una forma de vida normal, que pensó que se había equivocado al
crearlos y decidió eliminarlos. Una solución radical – precisó el Papa –
incluso podría tener un giro paradójico de misericordia. No más humanos, no más
historia, no más juicio, no más condena. Y muchas víctimas predestinadas por la
corrupción, la violencia, la injusticia se salvarían para siempre”.
Tensiones
opuestas: juventud eterna y catástrofe final
En
este sentido, el Papa Francisco señaló que, a veces también a nosotros –
abrumados por el sentido de impotencia contra el mal o desmoralizados por los
“profetas de la fatalidad” – nos sucede lo mismo, pensamos que sería mejor no
haber nacido. “De hecho, estamos bajo presión, expuestos a tensiones opuestas
que nos confunden. Por un lado, tenemos el optimismo de una juventud eterna,
encendido por los progresos extraordinarios de la técnica, que pinta un futuro
lleno de máquinas más eficientes y más inteligentes que nosotros, que curarán
nuestros males y pensarán por nosotros las mejores soluciones para no morir.
Por otro lado, nuestra fantasía parece cada vez más concentrada en la
representación de una catástrofe final que nos extinguirá. El ‘día después’ –
si aún habrá días y seres humanos – se deberá empezar de cero”.
“No
quiero hacer banal el tema del progreso, naturalmente. Pero parece que el
símbolo del diluvio esté ganando terreno en nuestro inconsciente. La pandemia
actual, además, hipoteca, de forma no leve, nuestra representación
despreocupada de las cosas que importan, para la vida y para su destino”
¿La
vejez salvará el mundo?
En
el pasaje bíblico, explicó el Santo Padre, cuando se trata de poner a salvo de
la corrupción y del diluvio la vida de la tierra, Dios encomienda el trabajo a
la fidelidad del más anciano de todos, el “justo” Noé. En este contexto, una
palabra de Jesús, que evoca “los días de Noé”, y que lo encontramos en el
Evangelio de Lucas (Lc 17,26-27), nos ayuda a profundizar el sentido de la
página bíblica que hemos escuchado. “De hecho, comer y beber, tomar mujer o
marido, son cosas muy normales y no parecen ejemplos de corrupción”. En
realidad, Jesús destaca el hecho de que los seres humanos, cuando se limitan a
disfrutar de la vida, pierden incluso la percepción de la corrupción, que
mortifica la dignidad y envenena el sentido. Y viven sin preocupación también
la corrupción, como si fuera parte de la normalidad del bienestar humano.
“Los
bienes de la vida son consumidos y disfrutados sin preocupación por la calidad
espiritual de la vida, sin cuidado por el hábitat de la casa común. Sin
preocuparse por la mortificación y del abatimiento que muchos sufren, y tampoco
del mal que envenena la comunidad”
La
corrupción puede volverse normalidad
Lamentablemente,
el Santo Padre indicó que la corrupción puede volverse normalidad. “La
corrupción obtiene gran ventaja de esta despreocupación que no es buena: ablanda nuestras defensas, ofusca la
conciencia y nos hace – también involuntariamente – cómplices”. Ante ello, la
vejez está en condiciones de captar el engaño de esta normalización de una vida
obsesionada por el disfrute y vacía de interioridad: vida sin pensamiento, sin
sacrificio, sin interioridad, sin belleza, sin verdad, sin justicia, sin amor.
La sensibilidad especial de la edad anciana por las atenciones, los
pensamientos y los afectos que nos hacen más humanos, debería volver a ser una
vocación para muchos. Y será una elección de amor de los ancianos hacia las
nuevas generaciones. La bendición de Dios elige la vejez, por este carisma tan
humano y humanizador.
Noé
es el ejemplo de esta vejez generativa
Noé,
precisó el Pontífice, no hace predicaciones, no se lamenta, no recrimina, pero
cuida del futuro de la generación que está en peligro. Construye el arca de la
acogida y hace entrar hombres y animales. En el cuidado por la vida, en todas
sus formas, Noé cumple el mandamiento de Dios repitiendo el gesto tierno y
generoso de la creación, que en realidad es el pensamiento mismo que inspira el
mandamiento de Dios: una bendición, una nueva creación. La vocación de Noé
permanece siempre actual.
Y
nosotros, mujeres y hombres de cierta edad, no olvidemos que tenemos la
posibilidad de la sabiduría, de decir a los demás: "Mira, este camino de
corrupción no lleva a ninguna parte". Debemos ser como el buen vino -el
buen vino- que al final, cuando es viejo, puede dar un buen mensaje y no uno
malo. Por ello, el Papa hizo un llamamiento a todos los que tienen "cierta
edad", que tienen la responsabilidad de denunciar la corrupción humana en
la que vivimos y en la que sigue esta forma de vivir del relativismo,
totalmente relativa, como si todo fuera lícito. Sigamos adelante. El mundo necesita,
necesita jóvenes fuertes, que avancen, y ancianos sabios. Pidamos al Señor la
gracia de la sabiduría. Gracias.
Publicado
por Vatican News
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