Forjando Vivencias | Juan Fco. Puello Herrera
Una historia contada por una mujer de fe
El querido
amigo Flavio Darío Espinal Jacobo hizo llegar a mis manos una historia contada
por su madre Nuris Jacobo Polanco que tiene como título Sor Petra Mariana de la
Cruz Grullón Rodríguez Objío “Una historia
para ser contada”, en la que narra, la bitácora espiritual de María
Tomasina Grullón Rodríguez Objío, quien, al hacer sus votos perpetuos eligió el
nombre de sor Petra Mariana de la Cruz Grullón Rodríguez Objío, cuya madre
Mariana Rodriguez y Ravelo hija de Manuel Rodríguez Objío, era a su vez prima
hermana de mi abuela paterna María de los Remedios Rodriguez y Varona.
Doña Nuris
Jacobo Polanco, de ascendencia libanesa[1],
a quien no conocí[2],
refleja con profunda devoción en la obra Sor Petra Mariana de la Cruz Grullón
Rodríguez Objío “Una historia para ser contada”, la insondable humanidad que
solo alguien con una integridad y vida espiritual a toda prueba puede relatar.
Lo hace, a través del itinerario de vida espiritual de
sor Petra, quien afrontó con mucha entereza al quedar viuda a los 55 años, la
decisión de optar por la vida contemplativa,
luego de un periplo por varias congregaciones religiosas (Orden de la
Visitación de Santa María (V.S.M.), y la Orden de las Dominicas), y finalmente encontrando fiel refugio en la Orden Carmelita, conduciéndola el Señor a
la que fue su gran obra, llevar desde España un Monasterio de Religiosas
Contemplativas Carmelitas a su patria amada la Republica Dominicana, recibiendo
el 11 de septiembre de 1954 el documento en que se concedía la erección
canónica del Monasterio de Carmelitas de la Antigua Observancia en la localidad
de San Jose de las Matas con todos los
privilegios y gracias espirituales que gozaba legítimamente el de la misma
orden en Madrid llamado Nuestra Señora de las Maravillas[3].
Doña
Nuris, con el dinamismo que produce el Espíritu en la vida del alma, acompaña
estas vivencias con unas pinceladas históricas bien estructuradas, tanto en el
ámbito religioso dominicano como universal, pero más que esto, tiene el gracejo
de narrar y conjuntar esa historia con la propia vida que ella llevó como
educadora y mujer ejemplar, dando testimonio de esto con su impronta en la
sociedad de Santiago de los Caballeros[4].
Describe,
además, con detalles, la vida interior en un convento de clausura, en el cual,
como comunidad orante y sacrificada, la oración es como el “corazón que bombea
la sangre a todas partes del cuerpo, que con su presencia silenciosa y orante
da vida a la Iglesia, además de ser un consuelo constante a Cristo, arrancando de
Dios a base de mucha oración, de mucho contacto con él, de enormes sacrificios,
esas gracias que necesitamos todos”.
No queda
duda, que esta narrativa de doña Nuris, refleja una capacidad investigativa
capaz de atrapar al lector de una manera adictiva, porque da a lo subliminal un
carácter de valor inapreciable igual que la constancia y la perseverancia, como
diría Ramón de Campoamor ¡Cuan feliz es el que oye eternamente el mismo ruido
de la misma fuente!
Tiene esta
obra, en su conjunto, lo que en la Imitación de Cristo nos dice, “mucho hace el
que mucha ama, y mucho hace el que hace todo bien, y bien hace el que atiende
más, al bien común que a su voluntad propia; el que tiene verdadera y perfecta
caridad, no se busca a sí mismo en cosa alguna; más solo desea que sea Dios
glorificado en todas las cosas”[5].
Realmente,
la constancia es la virtud por la que todas las otras virtudes dan su fruto,
ciertamente, si pensamos, ¿de qué le sirve al
hombre ganar el mundo entero, si al final pierde su alma?[6]
En verdad,
todo este acontecer de la vida de sor Petra recuerda por qué la Porciúncula es
trascendental en la vida de San Francisco y la Iglesia, considerado el lugar
como “una pequeña porción del Cielo en la tierra”, en la que se decidió
reconstruir el templo ayudado por otras personas y leprosos, lugar que constituye
los inicios de la Orden Franciscana, de la vida evangélica de San Francisco y
de Santa Clara”[7].
Desde esa
perspectiva, vale citar lo que Ignacio Larrañaga describe sobre la Porciúncula:
“La obra seguía adelante, al principio, el hermano pernoctaba en San Damián,
muy pronto, sin embargo, quedó vivamente seducido por la magia de aquel entorno
cubierto de bosques, y resolvió permanecer en la solitaria ermita día y noche;
era una soledad habitada por Dios y gobernada por la paz, nada extraño, ya que
pensaba, que los ángeles celebraban sus fiestas en aquel paraíso, luego,
pasaron varias semanas y la obra de restauración iba adelante”[8].
En verdad,
la claridad de pensamiento de doña Nuris a través de esta obra digna de ser
adquirida y rumiada por todo ferviente cristiano, irradia un amor santo y
perfecto de la patria[9],
además, como decía san Agustín, transmite paz, que es un bien tal que no puede
apetecerse otro mejor ni poseerse otro más provechoso.
En definitiva, no deja de tener este
libro la mayor estimación, cuando da la clave de la eterna felicidad, en lo que
es su epilogo, cubierto de la hermosura de la cayena: “Pasamos por la tierra
con humildad, esmerándonos en lo que podamos hacer, sin ruido de ilusión ni
fama”.
[1]Igual mi
madre Sarah Maria Herrera Lagrange era de ascendencia libanesa, aunque el
apellido original de nuestro abuelo materno era Najjar.
[2]Doña Nuris
falleció el 28 de agosto de 2016.
[3]Cabe
mencionar aquí sus fundadoras además de sor Petra quien contaba con 67 años;
sor María del Carmen Molero Aranda de 66 años quien sería la Madre Priora; sor
María Mercedes Arrollo Barastain de 55 años; sor María del Milagro Pérez
Herrero de 38 años; sor Maria Asunción López Ropero de 33 años; hermana Maria
Eufrosina Hernandez Gonzalez de 33 años; y hermana María Saturnina López
Rodríguez de 30 años.
[4]Se destaca
su experiencia como docente en el Colegio Cibao a nivel primario, en el Colegio
de la Salle a nivel primario y a nivel secundario como profesora de gramática,
además del servicio social prestado en la Rama Femenina del Patronato Cibaeño
contra el Cáncer, entre otros.
[5]HEMERKEN DE
KEMPIS, Tomás. Imitación de Cristo, Tercera Edición, Barcelona: Editorial
Regina, S. A. 1987, Libro I Capitulo 15, p. 123.
[6]Cfr. Mateo
16, 21-27; Marcos 8,36.
[7]Vid. ¿Por
qué la Porciúncula es trascendental en la vida de San
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[8]LARRAÑAGA,
Ignacio. El Hermano de Asís, Santo Domingo: Susaeta Ediciones, 1989 p.
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