Entrevista | Stefano Leszczynski/VN
Informe ACNUR: Cien millones de personas en fuga en todo el
mundo
El
número de refugiados sigue aumentando en todo el mundo y son sobre todo los
países más pobres los que soportan el mayor esfuerzo de acogida. Chiara
Cardoletti, portavoz del ACNUR, ilustra los datos del nuevo informe Tendencias
Globales a Vatican News
Con
la guerra de Ucrania, la más reciente del mundo, el número de personas
obligadas a abandonar su país en busca de salvación se ha revelado en todo su
dramatismo, como explica en esta entrevista Chiara Cardoletti, portavoz del
ACNUR para Italia, la Santa Sede y San Marino.
Chiara
Cardoletti, son impresionantes las cifras del informe del Alto Comisionado de
las Naciones Unidas para los Refugiados...
Este
año hemos llegado a un número de refugiados y desplazados que ciertamente nunca
hubiéramos imaginamos llegar a ver: cien millones de personas obligadas a huir,
abandonando todo lo que poseían. Una cifra dramática por su magnitud y que
representa un aumento del 8% respecto al año anterior. Sólo en 2021 hemos
tenido 40 nuevas emergencias y su gestión es cada vez más complicada. Nos
encontramos ante una situación histórica dramática que demuestra claramente que
la comunidad internacional ha fracasado en la gestión de los conflictos y en el
restablecimiento de la paz en el mundo.
El
informe Global Trends que han presentado señala 23 países como nuevos
escenarios de guerra. ¿Qué significa esto para el compromiso del ACNUR?
Obviamente
nuestro trabajo está cerca de los refugiados que huyen de las guerras, así que
ahí es donde estamos actuando. Lo que vemos claramente es que el 83% de los
refugiados en este momento provienen principalmente de cinco países: Siria, con
6,8 millones; Venezuela, con 4,6 millones; Afganistán, con 2,7 millones; Sudán
del Sur, con 2,4 millones, y Myanmar, con 1,2 millones. En la actualidad, la
mayoría de estas personas son acogidas por países de muy bajos ingresos, lo que
se está convirtiendo en un elemento de gran preocupación.
¿Los
refugiados tienden a permanecer cerca de las fronteras de su país con la
esperanza de regresar?
Sí,
es cierto. El único dato positivo que podría mencionarse es que, por primera
vez en muchos años, hemos visto una tendencia a volver a la patria de parte de
algunos refugiados: más de 430.000 personas han podido regresar a Sudán del Sur
y 310.000 han vuelto a Costa de Marfil. Son cifras alentadoras, aunque no
debemos olvidar que para 100 millones de personas aún no hay solución a la
vista.
La
guerra en Ucrania ha tenido una respuesta de gran solidaridad, especialmente en
Europa, aunque no faltan elementos críticos. ¿Ha habido incidentes de
discriminación en la acogida de refugiados?
Lo
que hemos visto en Ucrania es, sin duda, una respuesta positiva a una
emergencia que implica la huida de casi 7 millones de personas. En este
contexto, la aplicación de la directiva de protección temporal ha garantizado
una velocidad de respuesta humanitaria adecuada. Está claro que para nosotros
es muy importante que la solidaridad se comparta con todos, no sólo con los más
cercanos geográficamente y con los que nos identificamos. Los refugiados huyen
de muchos países y tienen la misma necesidad de protección y acogida. Los
sistemas jurídicos que se aplican normalmente responden a la realidad a la que
se enfrentan, pero esperamos que los procedimientos de asilo que se pongan a
disposición de otras nacionalidades sean lo más eficaces y rápidos posibles.
En este contexto, ¿cómo debe considerarse
la iniciativa del gobierno británico de querer deportar a los solicitantes de
asilo a Ruanda?
Es
sin duda una iniciativa que muestra cómo no se entiende la realidad mundial y
cómo no se comparten realmente las responsabilidades con los países en
desarrollo. Ahora mismo, por ejemplo, los países menos desarrollados producen
menos del 1,3% del PIB mundial, pero acogen al 27% de la población mundial de
refugiados, mientras que los países de altos ingresos sólo han acogido al 17%
de los refugiados. El hecho de que el Reino Unido haya decidido eludir su
responsabilidad y enviar de vuelta a Ruanda a refugiados que podría gestionar
fácilmente en su propio territorio es un fallo que el Alto Comisionado no puede
justificar.
¿Qué
se puede hacer para estimular un cambio en el enfoque internacional de las
cuestiones migratorias y, en particular, del asilo?
ACNUR
ha realizado un notable esfuerzo a través del Global Compact para reunir a más
actores en torno a la mesa que puedan gestionar estas situaciones y dar
soluciones esperanzadoras a millones de personas. Ha sido un proceso muy
positivo que ha dado muchos pasos adelante, incluso implicar al sector privado.
Pero debemos conseguir cambiar el paradigma que presenta a los refugiados como
actores pasivos y empezar a pensar que pueden contribuir en gran medida a la
construcción de las sociedades que los acogen. Todavía estamos muy lejos de
contar con procesos eficaces y rápidos que den a las personas un justo acceso a
sus derechos.
Publicado
por Vatican News
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