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Los amigos de los hijos: una influencia bien importante
Todos
deseamos que nuestros hijos construyan amistades que les aporten valores a sus
vidas, y no al contrario.
Es
por eso que la amistad y las relaciones sociales, son una lección importante en
el proceso formativo de los hijos.
Construir
amistades verdaderas, sanas y sólidas, es posible mediante una educación
adecuada en el hogar. A continuación, te damos 5 premisas básicas que servirán
de apoyo a los padres en este propósito:
1.
Primero: que se quieran a sí mismos
Antes
de enseñarles a entablar amistades y conservarlas, hay que buscar primero que
los hijos tengan confianza en ellos mismos, que posean una autoestima sana y
positiva, pues son los puntos de partida para establecer relaciones
interpersonales con éxito. Éstas les ayudarán además a afrontar con entereza
situaciones difíciles, como por ejemplo un rechazo o menosprecio de sus pares.
2.
Darles la oportunidad de hacer amigos
“Es
evidente que, si los padres pretendemos que nuestros hijos aprendan a
relacionarse, a tener amigos e integrarse en sociedad, hemos de darles la
oportunidad de lograrlo, ya desde los más tiernos años de la infancia” señala
Bernabé Tierno, sicólogo y escritor.
Quiere
decir entonces que los padres debemos de animar a los hijos a crear lazos de
amistad, en especial cuando tienden a ser tímidos o retraídos, aunque tampoco
es conveniente forzarlos.
3.
Transmitirles los valores y principios de la amistad
La
amistad debe considerarse como un regalo y por eso debe estar basada en valores
como son: ayuda desinteresada, capacidad de entender al otro, empatía,
generosidad, respeto, confianza, sinceridad, lealtad, afecto, entre otros.
4.
Conocer los amigos de los hijos
Es
primordial desarrollar una relación cercana y armónica con los hijos, pues de
esta manera se crea un ambiente de acogida para sus amigos. Invitarlos a casa o
transportarlos a alguna actividad, son formas de estar al tanto de los amigos.
Este
contacto es vital, pues así los padres podemos indagar y conocer a fondo las
posibles influencias que se están ejerciendo sobre los hijos. Lo ideal, además,
es conocer a las familias. No hay que convertirse en íntimos amigos, pero sí
tener algún acercamiento para saber si las actitudes y preferencias como padres
son compatibles con las propias.
5.
Enseñarles a establecer un criterio propio
Los
amigos son una elección, es decir, cada quien está en libertad de establecer un
vínculo con una persona o con otra. En estas decisiones hay mucho en juego,
pues una amistad puede llegar a ser tan influyente, que puede determinar el
rumbo de una vida. De ahí la importancia de enseñarles a los hijos a formar un
criterio propio desde la niñez, el cual cobrará más importancia en la
adolescencia. Esta es la mejor herramienta que tendrán los chicos para
identificar las amistades que les beneficiarán o les perjudicarán.
Qué
hacer cuando “no me gustan los amigos de mi hijo”
Los
padres estamos en nuestro deber de informarles a los hijos cuando consideramos
que una amistad no les es conveniente, pero debemos manejar la situación con
inteligencia y delicadeza. El sitio padresonones.es expone los siguientes
consejos:
-
Ante todo hay que diferenciar los amigos que no nos gustan por juicios sin
información objetiva de los que realmente ejercen una mala influencia.
Amistades negativas son aquellas que contradicen con su ejemplo los valores que
los padres les están enseñando, les inducen a un comportamiento inadecuado o
les manipulan y presionan. Si la educación de nuestro hijo hasta el momento de
su adolescencia, ha sido a través de un camino de valores y buenas acciones,
tendrá una base sólida, y menos manipulable, aunque eso no garantice la
influencia por parte de sus amigos.
-
Cuando los niños son pequeños es más fácil hacer que cambien de amistad. Basta
modificar sus hábitos para que entable nuevas relaciones, pero en la
adolescencia la situación es diferente.
-
No criticar a los amigos, ya que así se refuerza la actitud del hijo, que no
dudará en defenderles. Es mejor cuestionar actitudes concretas y no hay que
olvidar que es mejor la persuasión que la prohibición.
-
También ayuda conocer la relación de amistad. En ocasiones la mala influencia
se deba a una falta de confianza en sí mismo. En ese caso en lugar de insistir
en que deje a ese amigo, es mejor reforzar su autoestima para evitar que sea
fácilmente manejable.
-
La comunicación es la base para evitar problemas. En momentos de conflicto, es
importante dialogar con ellos sobre situaciones de riesgo, pero evitando
sermones. Comunicarse es la mejor forma de que escuchen y sigan nuestras
orientaciones.
-
La mejor prevención es sin duda una buena relación familiar que favorece que el
niño confíe en sus padres y sea menos manipulable por su entorno.
-
Es también positivo promover diversos grupos de amistades, de forma que sea más
difícil que se dejen llevar por las presiones de un grupo concreto. En un
momento en el que un amigo ejerza una mala influencia, otro amigo podrá contrarrestarla.
Los
padres no pueden desligarse de este tema, deben acompañar a sus hijos en todo
el proceso, con amor, autoridad y dedicación, seguramente lo lograrán.
Publicado
por LaFamilia.info
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