Meditaciones | Sandy Yanilda
Fermín
Soy Laico Misionero
Cada vez que escucho el
canto: “Sagrado Corazón de Jesús, viva
llama de amor y de luz”, recuerdo mis inicios a la vida cristiana con los
Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús. Recuerdo como de manera natural y
gratuita cumplieron en mí y en mi comunidad, la visión que tuvo su fundador, el
Padre Julio Chevalier, aquel día que tuve la oportunidad de encontrarme con
ellos.
Ellos no sólo se enfocaron
en la parte de la formación religiosa como tal, sino que nos incluyeron en el
proyecto de Dios en la parte secular y como laicos. Sin su apoyo y
colaboración, nosotros los laicos, no nos hubiéramos integrado al plan
salvífico que más tarde, continuaríamos en las comunidades en que hoy estamos.
Con ellos nos comprometimos
a vivir y transmitir la espiritualidad
de una manera que transformáramos la sociedad en la cual vivíamos en ese
momento, y lo más importante, nos
transformamos a nosotros mismos, nos hicimos partícipes hasta estos tiempos, de
continuar con esa misma vocación, de compartir donde quiera que vamos: “La
espiritualidad del Corazón de Jesús”.
Desde nuestro papel de laicos,
fue fácil integrarnos a la familia MSC, participar activamente en la comunidad,
rezar las oraciones diarias del Culto Perpetuo al Sagrado Corazón y el
Acuérdate a Nuestra Señora del Sagrado Corazón. No nos perdíamos una
Eucaristía, las catequesis sectoriales, los ensayos del Coro, la catequesis de
los niños. Nos hicieron enamorarnos de Jesús y querer hoy día, que el camine
con nosotros todos los días hasta el final, en busca siempre de nuestra santificación personal.
Recuerdo el viernes
primero de cada mes, veía a las señoras caminar por las calles, alegres,
vestidas de un blanco inigualable, bien peinadas, su lazo rojo en su blusa y
una flor blanca, a encontrarse con su Amigo
tierno de Bethania.
Los laicos Misioneros del
Sagrado Corazón queremos ser testigos y portadores
del amor misericordioso de Dios, sirviendo a los hermanos/as con todos los
dones puestos por Dios en sus manos, reparando con nuestra imaginación creadora
los males que padece nuestra sociedad.
Como Laicos queremos desde
nuestro bautismo, formar parte del Pueblo de Dios y que participemos con Jesús
siendo Sacerdote, Profeta y Rey.
¡Si no eres Misionero te
invito a serlo! A transmitir y llevar la pastoral que Dios nos llama y gritar a
viva voz:
“Y así por calles voy cantando, por calles pregonando lo bello que es tu
amor. Estoy dispuesto a lo que sea, no importa lo que sea, tu llámame a servir.
Llévame donde los hombres, necesiten tu palabra…”
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