viernes, 4 de noviembre de 2022

Soy feliz


Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín

 


Soy feliz

 

Al amanecer de este caluroso otoño, con el sol que despierta, salgo a caminar y me deslumbro y, al igual que yo, tanta gente le da las gracias a Dios, por permitir que seamos felices con lo mucho que nos ofrece sin nosotros merecerlo.

 

Soy feliz porque yo lo decidí. Decidí en este año dedicarme tiempo. Tiempo que muchos de nosotros no hacemos porque vivimos sumergidos en nuestro día a día, en nuestro pasado o peor aún, soñando con un futuro incierto donde sólo Dios tiene el control de lo que no vemos y de lo que es correcto.

 

Decidí ser feliz porque me convencí de que, en medio del desierto, nos hacemos cuasi perfectos. Me siento ser una guerrera forjada por Dios para afrontar las adversidades de la vida con mucha valentía y alegría.

 

Soy feliz porque en el desierto no morí. Al contrario, el Espíritu Santo fue testigo de la gracia que Dios construye en mí.

 

Soy feliz porque decidí confiar y apostar a mí. Dios nos trae tantas verdades que no creemos pero que, son posibles ante sus ojos bondadosos y misericordiosos.

 

Soy feliz porque la perseverancia fue mi amiga y compañera. En medio de un momento mágico que llegó inesperado sin mucha prisa, cargado de un amor verdadero, sin restricciones y sin retrasos, justo en el momento donde sólo Dios y yo nos amamos.


Soy feliz porque me lo merezco y entendí que Dios es felicidad, por tanto, cada ser humano tiene derecho a ser feliz, como diría una canción.

 

Soy feliz porque vi que Dios no se equivoca. Él tiene el control, aunque no entendamos su misterio y su misión. El conoce los tiempos, aunque no comprendía su cuestionamiento. Dios me miró con su pensamiento y en medio de su propósito el me permitió encontrarme con discernimiento y donde no fui enviada con mucho equipamiento.

 

Soy feliz porque Dios permitió que no perdiera la esperanza y un ángel me envió para vivir la naturaleza sin preguntas ni razón.

 

Soy feliz, porque en medio de mi aflicción. El construyó un puente de esperanza entre nosotros. El construyo un mensaje lleno de paz donde  me decía que siempre ha estado conmigo, aunque hubo momentos en que caía y, él me levantaba y sonreía.

 

Soy feliz porque todo tiene solución. Soy feliz porque la vida lo ha querido así. Dios permite que nos encontremos con la vida y la vida se encuentre con nosotros. Dios permite que el amor nos arrope de una manera jamás imaginable. Dios nos envía sus mensajeros para entender que todo lo puede con su gracia y majestad.

 

Soy feliz porque un día lo vi. Acercarse a mi mirada con ojos alegres en medio de mi vida que estaba gris. Soy feliz porque no entendí lo que pasó, sólo Dios sabía mi ilusión de encontrarme un día con la vida, con un amor y sobre todo donde habite mi Señor.

 

Soy feliz porque se hizo el encontradizo en el camino de mi historia y el universo conspiro para que sucediera.

 

Soy feliz porque Dios lo manifestó y lo conseguí, seguir su plan perfecto para mí. Un plan que no tiene explicación y donde recibí su bendición.

 

Soy feliz porque Dios me recompensó todo un tiempo que guardó en silencio y compresión.

 

Soy feliz porque te tengo a ti Jesús y contigo soy más que feliz. Tu felicidad sobrepasa los montes. Tu amor es un amor inigualable, perfecto, uno se siente amado, comprendido y con deseos de continuar la vida llena de plenitud, con mucho esmero, pero con mucha pasión.

 

El tiempo de Dios es perfecto… y siempre debemos esperar que lleguen mejores tiempos.




 

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