Para Vivir Mejor | Winnie/A&O
La orquesta de las segundas oportunidades
La
Orquesta de La Música del Reciclaje toca una suerte de sinfonía de nuevas
oportunidades. Chavales con situaciones vitales muy difíciles aprenden música y
tocan instrumentos hechos con material reciclado.
«Está
guapo, ¿eh?», me pregunta un chelista de la orquesta mientras me enseña su
instrumento hecho con materiales reciclados. «Frágil, frágil, frágil», se lee
en la caja del chelo. En otros instrumentos hay envases de Fanta, Aquarius,
Coca-Cola, etc.
La
Orquesta de La Música del Reciclaje es un proyecto de Ecoembes que nació en
Madrid en 2015 por inspiración de la Orquesta de Reciclados de Cateura
(Paraguay). Hoy ensayan en el CEIP Manuel Núñez de Arenas y el 26 de diciembre
dieron un concierto de bandas sonoras en el Capitol.
Son
chavales de diferentes religiones, culturas, razas, etnias, situaciones
familiares, etc. Historias variadas, pero parecidas en cuanto a dificultades y
sufrimiento. Son chavales de este colegio de Vallecas, del Colegio Asunción de
Nuestra Señora y también de la Residencia Infantil Villa Paz —menores en
situación de vulnerabilidad—, del Espacio EMMA —muchos son supervivientes de
violencia de género— y de dos centros de acogida de Aldeas Infantiles —donde
viven menores cuyos padres, por ejemplo, están en la cárcel—. Como dice
Carolina Martín, responsable en Ecoembes del proyecto, «esto no va solo de
instrumentos reciclados, lo que hay detrás son personas».
Una
gitana flautista aprovecha que los metales no están tocando para preguntar por
lo bajini qué significa la palabra freedom que tiene en su jersey. «Significa
libertad», le responde una de las profesoras mientras ella asiente contenta, al
tiempo que mira la partitura por el rabillo del ojo para no perderse.
Contra
la discriminación
Paola
Benítez tiene 13 años y toca el violín. Dhana Leyann tiene 16 y toca el saxo
tenor. Paola es de Venezuela: «La música me da tranquilidad, por más angustiada
que esté, una viene a tocar y se te quita todo. Esto es una segunda casa, una
familia». La música la ayudó al llegar de otro país; se dio cuenta de que,
gracias a ella, no había discriminación: «Gitanos, latinos, africanos, de todos
lados. La música es lo mejor porque es armonía, es paz y esta es la mejor
orquesta; no la cambiaría por nada».
Dhana
lleva prácticamente toda su vida en España. Llegó de Filipinas con 2 años. Su
hermano también está en la orquesta y toca el chelo. «Esta orquesta es
libertad. Es como una salida: si estás feliz, tocas; si estás enfadado, tocas».
Es una cuestión de sentimientos, pero también de compartir: «Me emociona mucho
cuando damos conciertos porque enseñamos lo que hacemos y conseguimos que el
público se integre con la música».
Este
año el proyecto se ha extendido a Valencia de la mano de Aldeas Infantiles. En
Madrid son nueve profesionales —ocho profesores de música más un lutier—
quienes trabajan con los chavales en los distintos centros. Más de un centenar
de chicos de entre 6 y 19 años forman parte del proyecto en cada uno de los
lugares y, de ellos, más de 30 se unen para formar la Orquesta de La Música del
Reciclaje.
En
cada centro hay también una pequeña orquesta porque es importante que los
jóvenes se junten para tocar. «Ha sido muy duro hasta crear este remanso donde
desaparecen las diferencias», explica Mercedes Gómez, directora pedagógica del
proyecto y profesora de guitarra. Ha sido cuestión de tiempo, confianza y
respeto. Al principio ni se hablaban los que venían de procedencias distintas,
por ejemplo. También era complicado simplemente que se mantuvieran sentados. «Lo
de los instrumentos reciclados es una metáfora de lo que hacemos: segundas,
terceras, cuartas oportunidades… Aquí vienen niños que han sufrido mucho,
vienen con heridas abiertas y la orquesta tiene que ser un sitio seguro que no
les vaya a dañar, que bastante dañados están. Tratamos de suavizar un poco el
dolor y de adaptarnos a ellos», asevera.
«El
talento es más equitativo»
Conseguir
la motivación de los chavales desde el minuto cero es una máxima y para ello es
fundamental que todos los chicos toquen. Aprovechan la música que ya conocen
para conectar y a partir de ahí abrirles las puertas a músicas que no les son
tan cercanas. Actualmente hay tres chavales becados en escuelas de música,
aunque la idea es crear un espacio «que les sirva para ser más felices, no para
que todos sean músicos», cuenta la directora pedagógica. En el colegio no
aprendemos a escribir para escribir una novela, explica el director musical y
director de la orquesta, Víctor Gil, y aquí pasa lo mismo; que luego usen la
música para sobrevivir es una posibilidad más. Teniendo en cuenta que las
posibilidades económicas están muy mal repartidas, se queja Víctor, al menos el
talento es algo más equitativo. Y en esta orquesta hay talento; lo que falta es
tener las oportunidades.
«A
estos chicos se les ha dado la oportunidad y la han cogido, ¿a cuántas personas
se nos plantean oportunidades que no cogemos?», se pregunta Carolina Martín.
«Ni las personas ni los objetos somos de usar y tirar. Me quedo con eso»,
concluye.
Publicado
por Alfa & Omega
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