Déjate ayudar

Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín

 

Déjate ayudar

 

Desde hace unos años, en los encuentros con jóvenes o personas que no les gustaba dejarse ayudar, me encantaba usar esta frase: “No digas a Dios cuán grande son tus problemas, dile a tus problemas cuán grande es tu Dios”. ¿Te ha pasado que tienes horas y horas tratando de solucionar un inconveniente y por no solicitar ayuda, sientes que quizás no se solucionará? ¿Sientes que si tú no puedes tampoco el otro puede? ¿Te ha pasado que, por querer ser perfecto, no aceptas críticas y mucho menos pedir ayuda?

 

En varias ocasiones me ha pasado que me he visto en situaciones donde no encuentro alternativa ni solución y casualmente, en esta semana, conversaba con un familiar, mientras buscaba una llave para abrir una puerta. Veía fácil abrirla, sin embargo, no encontraba como abrirla y, luego de muchos minutos, mi familiar insistía: “busca ayuda”, hasta que accedí. Vino mi hija y en segundos resolvió el problema.

 

En la vida, a diario nos suceden cosas donde nos ofuscamos, donde todo se torna en rompecabezas, no encuentras la pieza, y con una simpleza solucionas eso que tanto te pesa.

 

¿Recuerdan a Pedro, cuando caminaba sobre el agua? Mateo 14: 28-31, él en múltiples ocasiones no quería dejarse ayudar de Jesús, y Jesús con su dulzura, siempre le tendía su mano, su mano grande y poderosa. Cualquiera de nosotros es Pedro. Al principio sentimos seguridad de que podemos, luego comenzamos a dudar, parece que no vamos a salir, y ahí llega el Señor presto, para insistirnos, no tengas miedo, ten confianza, no dudes, ten fe.

Esto nos enseña, que Dios es más grande que todos nuestros problemas, pero debemos entregarle nuestros problemas a Él, quien nos dará la luz y fortaleza.

 

Siempre me ha encantado este acápite de la Biblia, “todo lo puedo en cristo que me fortalece” Filipenses 4:13, cuando leo este pasaje, me da ánimo, para recibir toda la ayuda que necesitamos. Como humanos que somos, encontramos en Jesús seguridad y paz. Cuando podríamos creer que todo se ha perdido, de repente sale Jesús a nuestro encuentro con su luz para guiarnos y darnos la solución a lo que tanto buscábamos.

 

Hoy te invito a no subestimar la ayuda que te ofrecen. Acéptala, da gracias y permite que Dios te ayude con tus problemas. El único que puede con nuestras cargas es Él.