Cuaresma 2023
Ayuno
y abstinencia
El ayuno consiste en
hacer una sola comida
fuerte al día. La abstinencia consiste
en no comer carne.
Son días de abstinencia y ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
La abstinencia obliga a
partir de los catorce años y el ayuno de los dieciocho hasta los cincuenta y
nueve años de edad.
Con estos sacrificios, se
trata de que todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) participe en un acto
donde reconozca la necesidad de hacer obras con las que reparemos el daño ocasionado
con nuestros pecados y para el bien de la Iglesia.
El ayuno y la abstinencia
se pueden cambiar por otro sacrificio, dependiendo de lo que dicten las
Conferencias Episcopales de cada país, pues ellas son las que tienen autoridad
para determinar las diversas formas de penitencia cristiana.
¿Por qué el
Ayuno?
Es necesario dar una
respuesta profunda a esta pregunta, para que quede clara la relación entre el
ayuno y la conversión, esto es, la transformación espiritual que acerca del
hombre a Dios.
El abstenerse de la
comida y la bebida tienen como fin introducir en la existencia del hombre no
sólo el equilibrio necesario, sino también el desprendimiento de lo que se
podría definir como "actitud consumista".
Tal actitud ha venido a
ser en nuestro tiempo una de las características de la civilización occidental.
El hombre, orientado hacia los bienes materiales, muy frecuentemente abusa de
ellos. La civilización se mide entonces según la cantidad y la calidad de las
cosas que están en condiciones de proveer al hombre y no se mide con el metro
adecuado al hombre.
Esta civilización de
consumo suministra los bienes materiales no sólo para que sirvan al hombre en
orden a desarrollar las actividades creativas y útiles, sino cada vez más para
satisfacer los sentidos, la excitación que se deriva de ellos, el placer, una
multiplicación de sensaciones cada vez mayor.
El hombre de hoy debe
abstenerse de muchos medios de consumo, de estímulos, de satisfacción de los
sentidos: ayunar
significa abstenerse de algo. El hombre es él mismo sólo cuando
logra decirse a sí mismo: No.
No es la renuncia por la
renuncia: sino para el mejor y más equilibrado desarrollo de sí mismo, para
vivir mejor los valores superiores, para el dominio de sí mismo.
Aciprensa.com
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