A ti mujer

Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín

 

A ti mujer

 

La canción de José Luis Perales, siempre me ha encantado, porque a muchas mujeres un día como hoy, 8 de marzo, nos gustaría que nos tomaran en cuenta, no sólo a nivel del trabajo, sino desde lo más profundo de nuestros sentimientos.

No importa del tipo social que seas, ni de qué comunidad o pueblo llegaste a la ciudad, lo que importa es lo que has logrado, con tu esfuerzo y responsabilidad. 

A ti mujer, porque eres el centro, en el universo de tus hijos, de ti misma y de tu pareja.

A ti que, te levantas cada noche, sólo a ver si tus hijos duermen, si están arropados y les das una mirada de amor, que llena de luz su habitación.

A ti que, tienes tantos problemas, anhelos y penas, y aun así mantienes el ánimo en alto.

 

A ti que, a veces quieres hablar de todo lo que te abruma y muchas veces te quedas callada.

 

A ti que, trabajas sin cesar día y noche, y no tienes descansos.

A ti mujer, que te han negado el amor, estás cansada, pero con deseos de continuar.

A ti mujer, que bajo la lluvia busca refugio en Dios y su protección. 

A ti mujer, que vas de prisa a llevar al colegio a los niños, para luego continuar en tu camino.

A ti mujer, que sueñas con volar por todo el mundo, que todo cambió, cuando decidiste dar vida, dar luz y criar tus hijos sola, pero con amor.

 

A ti que, te conviertes en madre y guerrera a la vez.

 

A ti que, muchas veces estás agitada, pero oras, buscando en el cielo un consuelo.

 

A ti que, te levantas en acción desde que se levanta el sol, que haces múltiples cosas, siempre pensando en construir un mundo mejor.

 

A ti que, te levantas con sueño y con amor, a cumplir la misión.

A ti mujer, que sacrificaste tus sueños para convertirte en madre y mujer a la vez, ese es y será nuestro legado.

 

A ti mujer, que dedicas en cuerpo y alma tu vida a la iglesia, que confías en Jesús, en María y sobre en todo en Dios.

 

A ti mujer, mi madre, mis hermanas, mis tías, mis amigas, mis compañeras de trabajo, mis hermanas de la iglesia, la nana que cuida de mis hijos, quiero escribirles estas líneas con el corazón, porque han sido una gran bendición.

 

¡Gracias Dios por darnos la virtud de ser mujer!