Vida Humana | José Lorenzo
¿Qué impulsa a algunos curas a robar en sus parroquias (y no es solo por
cuestiones sexuales)?
Robos en el cepillo, extorsión a feligreses o desvío de fondos,
principales métodos utilizados
Resentimiento, envidia y encubrimiento de
cuestiones morales. Estas serían las principales razones que
llevan a los sacerdotes a pecar contra el séptimo mandamiento, al menos en los
Estados Unidos, país en el que se basa el estudio que sobre este asunto ha
publicado en su número deenero-junio del Journal
of Forensic and Investigative Accounting, según recoge el portal Cath.ch
En el estudio se advierte, sin embargo, que, a
pesar de que la confianza de que gozan los curas, así como la falta de un
control efectivo sobre sus actos, que posibilitan la realización de los hurtos,
la de sacerdote no se puede considerar una labor que atraiga de manera
particular a los chorizos.
Los autores han recopilado información sobre
delitos financieros cometidos por sacerdotes católicos durante las últimas seis
décadas, centrándose en un centenar de ellos, condenados por robo o fraude en
los Estados Unidos desde 1963, analizando una serie de factores
ambientales y personales que están detrás de esos actos.
52 años y
dos décadas de párroco
Los casos analizados se produjeron de media más de
dos décadas después de ser ordenados, con una edad en torno a los 52 años y
siendo la causa principal para el robo el resentimiento personal. “Aunque en
los Estados Unidos los sacerdotes diocesanos disfrutan de una gama de
beneficios, que incluyen alojamiento y comida, seguro médico, asignación de
automóvil y un plan de jubilación, su nivel de pago apenas los ubica por encima
del salario mínimo para un trabajo bastante exigente y precedido por mucho
tiempo de estudios, señala el informe. De ahí a veces un sentimiento de
injusticia y envidia. El sacerdote ladrón entonces cree que sólo toma lo que le
corresponde”, señala la información.
En cuanto a las otras causas, en la mitad de ellas
está el de poder acceder a un estilo de vida superior, tener recursos
económicos para cuestiones de carácter sexual (12%) de los casos o
para pagar deudas de juego (8,4% de los casos). Entre otras causas aparecieron
también la de poder comprarse una segunda o tercera vivienda, tratar de
asegurar su jubilación, ayudar a sus familiares o a causas benéficas.
Elemento destacable a la hora de caer en la
tentación del robo, es lo que los investigadores llaman “la oportunidad”, que
“se ve favorecida por la probable conciencia de que los detectados no
serán severamente castigados y no habrá consecuencias significativas para la
reputación”, así como por la falta de control, al ser en buena medida
pequeñas cantidades las que van siendo sustraídas.
Robar del
cepillo y coaccionar a los feligreses
Y en cuanto al método, se observan cuatro
principales: “Tomar dinero directamente de la colecta dominical o de cepillo
para los pobres; coaccionar a feligreses ancianos y vulnerables
(principalmente mujeres viudas) para que den dinero a la parroquia o
al párroco personalmente bajo diversos pretextos; desviar cheques pagaderos a
la parroquia a cuentas no parroquiales; ser indebidamente reembolsado por
gastos personales de las finanzas parroquiales”, señala el estudio.
Finalmente, según el informe, que ha espigado el
sitio católico The Pillar, “los clérigos criminales financieros
comparten en común el aislamiento, el descontento con el ministerio y
una relación desordenada con las estructuras de la Iglesia. Junto con la
necesidad de mejorar el control financiero y los mecanismos de rendición de
cuentas, el estudio destaca la importancia de la formación espiritual y
personal continua de los sacerdotes a lo largo de su ministerio”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...