Jueves de Cine | Julio Pernús
La Sociedad la Nieve muestra un milagro de fe
Aunque no
es una película religiosa, La Sociedad de la Nieve (Society of the Snow) J.A.
Bayona, Netflix 2024, con dos nominaciones a los Oscars, incluyendo mejor
película extranjera, devela una historia de fe. Enzo Vogrincic, quien aporta la
humanidad necesaria encarnando al estudiante de derecho Numa Turcatti que
ofrece la narración en voz en off, nos da la oportunidad de hundirnos en las
profundidades de un cristiano cuando la fe y la esperanza de la vida parecen
desaparecer. En 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, fletado para
llevar a un equipo de rugby a Chile, se estrella en un glaciar en el corazón de
los Andes. Solo 29 de sus 45 pasajeros sobreviven al accidente. Atrapados en
uno de los entornos más inaccesibles y hostiles del planeta, se ven también
acogidos por la presencia de Dios en varias de sus acciones.
Desde el
comienzo el elemento católico desea ser parte del relato, pues se presenta
Turcatti dentro de una Iglesia comulgando antes de salir a realizar aquel
fatídico viaje. Cada golpe de sus amigos que van dejando su vida en aquel frío
paraje, lejos de espantar la fe de su alma, hacen que el joven termine
concediéndonos la certeza de aquella reflexión tan necesario de ViKtor Frankl
en los campos de concentración nazi: “en medio de la situación de mayor
hostilidad, también hay seres humanos que comparten y entregan su vida para
demostrarnos que el mal no tiene la última palabra”.
Sobre las
actuaciones y su trama, la crítica ha emitido diversos puntos de vista, pero la
audiencia la ha mantenido casi desde que comenzó el año en la posición cimera
de una de las plataformas de streaming de mayor popularidad del país. Un tema
poco agotado es el de la religiosidad de esos supervivientes. Tengo pendiente
leer el libro de Pablo Vierci, pero desde que salió la primera versión
cinematográfica, uno de los elementos que va cayendo sobre cada momento del
accionar de los protagonistas es que incluso en actos de supervivencia extrema,
descubren la mano de Dios.
Sin
hacerles spoiler, creo que no debemos pasar por alto la semejanza en el acto
final de Turcatti en la Sociedad de la Nieve y el gesto de Jesús en la última
cena. Los milagros son muchas veces acciones extraordinarias de la cotidianidad
que impulsan una actitud diferente a la que marca el pensamiento común. Solo un
amor encarnado en el prójimo puede hacer que el brille la fe en medio de esa
sociedad tan oscura de la nieve que arropaba la realidad de esos jóvenes.
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