Cultura de Paz | Felipe Herrera-Espaliat
De izquierda a
derecha, las ganadoras del Premio Zayed a la Fraternidad Humana: Michèle
Pierre-Louis / FOKAL (Haití, 2022), Mama Shamsa (Kenia, 2023), Hermana Nelly
León (Chile, 2024), Latifa Ibn Ziaten (Francia-Marruecos, 2021).
El empoderamiento de cuatro
mujeres que luchan por la paz
Las últimas
cuatro ganadoras del Premio Zayed a la Fraternidad Humana se encontraron en Abu
Dabi a inicios de febrero y pudieron compartir sus experiencias como líderes
sociales en distintos ámbitos. Además, se refirieron a la particularidad que
aporta el hecho de ser mujeres a su trabajo por la justicia.
Cuando Nelly,
Shamsa, Latifa y Michèle hablan del rol de la mujer en la sociedad actual no lo
hacen desde la teoría, sino desde sus propias experiencias. Cada una de ellas
da su vida a diario por miles de personas que en distintos continentes son
beneficiadas por los proyectos que ellas algún día iniciaron y que hoy son
reconocidos en todo el mundo.
Y no solo
comparten el hecho de ser mujeres y líderes, sino que las cuatro han recibido
el Premio Zayed a la Fraternidad Humana, galardón que reconoce a quienes
trabajan cerrando brechas en distintos ámbitos sociales y promoviendo la
justicia y la paz, muchas veces por medio de un gran sacrificio personal. Es un
premio que nació del histórico Documento sobre la Fraternidad Humana firmado en
2019 por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmed Al-Tayeb.
Para la última
entrega del reconocimiento el pasado 5 de febrero, estas cuatro mujeres se
encontraron en Abu Dabi y pudieron compartir en detalle los arduos caminos que
han recorrido, pero también profundizaron en la particularidad que aporta el
genio femenino a la promoción humana, a la lucha por la justicia y, en
consecuencia, a la búsqueda de la paz a nivel local y global.
Rompiendo el círculo del terrorismo en Francia
Latifa Ibn
Ziaten dice que apenas tuvo tiempo para elaborar el duelo tras la muerte de su
hijo Imad en 2012, quien fue víctima de un atentado en la ciudad de Toulouse,
al sur de Francia. El autor fue un terrorista musulmán, a quien muchos jóvenes
consideraron un héroe después del ataque. Traspasada por el dolor de madre,
pero también por la perplejidad de la reacción juvenil, Latifa se lanzó de
inmediato a prevenir la radicalización de la juventud y creó la Asociación Imad, proyecto que ya se expande en
Europa y trabaja con jóvenes, familias y comunidades en la promoción de la paz
y en la prevención del terrorismo.
Para esta
franco-marroquí y musulmana practicante, una clave esencial del éxito de su
trabajo está en el hecho de ser mujer, porque “las mujeres son madres,
transmiten amor, no quieren violencia, no quieren guerra, y creo que las
mujeres de hoy tienen su lugar en el mundo entero, son las que van a salvar el
mundo”, afirma con determinación. Es más, a partir de lo que ve a diario en su
misión, Latifa Ibn Ziaten hace un llamado a sumar esfuerzos en esta línea: “Hay
muchas mujeres con múltiples cualidades que están despertando y tendiendo la
mano al mundo. Cuantas más seamos, más líderes seremos, más paz tendremos”,
asevera la vencedora del Premio Zayed a la Fraternidad Humana 2021.
Chile: la sensibilidad femenina para resolver
conflictos
A once mil
kilómetros de Francia, la hermana Nelly León no solo vive la fraternidad humana
que le valió el Premio Zayed 2024, sino que ejerce una verdadera maternidad
entre cientos de mujeres privadas de libertad en Santiago de Chile. Para esta
religiosa de la Congregación del Buen Pastor y creadora de la Fundación Mujer
Levántate, la sensibilidad propiamente femenina es clave para
acompañar a quienes están cumpliendo penas y buscan reinsertarse en la
sociedad. “La mujer aporta una manera distinta de enfrentar los conflictos, el
hombre los resuelve de modo más violento; la mujer, en cambio, reflexiona y los
trata de resolver de manera pacífica. Somos más dialogantes, más empáticas,
acogemos las diferencias con mucha libertad interior, sin presiones”, detalla
la religiosa.
Y aunque por
su opción de vida consagrada renunció a tener hijos, Nelly León es llamada
“Madre” al interior del Centro Penitenciario Femenino de Santiago, donde
cientos de mujeres descubren en ella la ternura y la maternidad que jamás
conocieron en sus hogares. Por eso, junto con la intervención psicosocial que
realiza la fundación, la hermana Nelly asegura que es fundamental acercarse
desde el cariño para que una persona pueda rehabilitarse, y esa actitud es algo
que se da natural en las mujeres.
“Estamos
aportando para la construcción de un mundo más fraterno, más humano, más lleno
de luz, de esperanza, capaces de dar mayor consuelo, de abrazar sin mirar a
quién, desde el corazón”, explica la Madre Nelly, pero advierte que muchas
veces es criticada por invertir esfuerzos y recursos en mujeres delincuentes.
Sin embargo, una vez más su respuesta brota de aquella firme sensibilidad que
la caracteriza: “No estamos trabajando por delincuentes, sino que lo estamos
haciendo por María, por Margarita, por Lisette, por Pascal, que han caído en la
vida, que han cometido un delito, pero eso no las define como personas”,
sentencia.
El poder del diálogo para la paz en Kenia
Se llama
Shamsa Abubakar Fadhil, pero todos la conocen como “Mama Shamsa”, porque desde
esa identidad materna ha construido su labor como mediadora de paz y activista
pro mujeres en Kenia. Originalmente su labor se concentró en desarticular
bandas delictivas juveniles y reformar a cada persona a partir del
acompañamiento personalizado y la capacitación laboral. Así, salvó miles de
vidas de jóvenes y niños que parecían no tener otro destino que la violencia y
el extremismo.
Los logros de
su actividad suscitaron la atención del gobierno keniata, de la sociedad civil
y de líderes de distintos grupos religiosos, que la catapultaron para asumir
importantes roles políticos y sociales, y actualmente es la representante
nacional femenina para la paz y seguridad en el país africano. “Las mujeres
siempre han estado en el hogar, pero creo que se habían olvidado de que como
mujeres, cuando hay un conflicto, nosotras somos las más afectadas, porque
perdemos a nuestros maridos, a nuestros hijos y nos quedamos en la nada.
Tenemos que estar en las mesas de decisión porque es nuestra vida la que se ve
afectada”, declara la activista.
Hoy Mama
Shamsa está involucrada de manera directa en las estrategias nacionales para
promover y mantener la paz, y eso le ha revelado que este es un trabajo que se
ha de realizar día a día sobre la base del diálogo. “Como mujeres tenemos el
poder interior de ser pacientes, un poder dado por Dios para tener humildad y
comprender a tu interlocutor. Creo que el poder de nosotras es ser madres. Ser
madre es un título muy grande. Incluso un profesor que tiene todos los títulos,
cuando se acerca a la madre se convierte en un niño. Así que la maternidad
juega un papel muy importante”, detalla Shamsa que, como musulmana, también es
presidenta de la Red de Mujeres Religiosas de Mombasa.
Pero ella
misma insiste en que no le gusta ser llamada por ninguno de los cargos o
títulos que ostenta, porque eso podría poner “una barrera a alguien muy
sencillo, lo que impediría que se me acercase. Pero una vez que me identifico
como madre, cualquiera puede llegar a mí”, puntualiza la ganadora del Premio
Zayed 2023.
Tras el legado de las pioneras haitianas
Siguiendo una
centenaria tradición de participación pública de las mujeres en Haití, la
economista Michèle Pierre-Louis ha estado directamente involucrada en el
combate por alcanzar la paz y la estabilidad en su país, que posee altísimos
índices de pobreza y violencia. Lo ha hecho desde distintos flancos, el más
destacado, como Primera Ministra del gobierno entre 2008 y 2009, cargo al que
llegó por su larga experiencia en la promoción social de la población.
Michèle lideró
a mediados de la década de los 80 la Misión Alpha, un proyecto de
alfabetización nacional impulsado por la Iglesia Católica. Posteriormente, en
1995 creó la Fundación Fokal para el
Conocimiento y la Libertad, entidad que por medio de la
educación promueve, entre otros ámbitos, el desarrollo comunitario, el cuidado
del medioambiente y la igualdad de género. Sus logros hicieron a esta
institución acreedora en 2022 del Premio Zayed a la Fraternidad Humana.
Al pensar en
el Día Internacional de la Mujer, Pierre-Louis recuerda a todas aquellas
haitianas que en 1932 constituyeron la primera organización de mujeres del
Caribe. “Son nuestras pioneras y hemos aprendido mucho de ellas. Se movilizaron
contra las violaciones y la violencia contra niñas y mujeres, perpetradas sobre
todo por los soldados estadounidenses que ocuparon Haití, y por los derechos de
las mujeres a compartir, a participar en los asuntos del país como ciudadanas
de pleno derecho”, recalca Michèle.
En medio de la
caótica situación social que atraviesa Haití en la actualidad, Michèle espera
que las permanentes oraciones del Papa Francisco por la paz sean escuchadas.
“Que cese esta violencia asesina y absurda contra una población completamente
desamparada, para que con un poco de paz, las mujeres puedan continuar su lucha
contra la injusticia y la desigualdad, y por la fraternidad, la sororidad y la
solidaridad humana”, finaliza la líder haitiana.
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