lunes, 8 de julio de 2024

Anuncio, Denuncia y Paz


Actualidad | Alcedo A. Ramírez

 


Anuncio, Denuncia y Paz

 

Durante todo el fin de semana pudimos disponer del tiempo necesario para estar con nuestras familias, asistir a la Iglesia, recibir las visitas de amigos y relacionados, a la vez de reflexionar sobre algunos de los temas sugeridos por las lecturas y liturgias de esos días, principalmente del Domingo, Día del Señor. También el Papa Francisco aprovechó su homilía para adelantar y expresar algunas ideas fundamentales para el compromiso y la militancia católica en estos momentos convulsos que vive la humanidad. Las presentaciones del Blog de hoy van orientadas a completar algunos puntos relacionados.

 

La idea central obtenida de las lecturas bíblicas del fin de semana tiene que ver fundamentalmente con la misión de los profetas y fieles cristianos, enviados por Dios, para influenciar en las actitudes y comportamientos de las personas que deben ser parte del Pueblo de Dios, pero que muchas veces viven a espaldas de esa realidad divina, dedicados a actividades y situaciones que no se compadecen con su calidad de pueblo elegido, que debe cumplir con las Leyes, Normas y Mandamientos del Señor. Asimismo, el Papa Francisco nos abre los ojos para que discurramos sobre uno de los mayores peligros que enfrentamos los cristianos hoy día, a saber, el consumismo desenfrenado, que se torna en plaga y cáncer.

 

En el fondo y la plataforma de todo lo anterior está la fe del cristiano. Jesucristo no deja de alabar la fe que nota en las personas que se le acercan para pedir su intervención de cualquier tipo, al mismo tiempo que afirma que la fe ha sido imprescindible para los milagros y sanaciones logrados. Sin embargo, en muchas ocasiones hay personas, ministros y pastores desaprensivos que se apoyan en la fe de los feligreses para su provecho particular y personal, muchas veces en detrimento de esos mismos fieles. Quizás aquí valga recordar la maldición de Jesús hacia todos aquellos que abusan de los demás.

 

Aprovecha el Sumo Pontífice la oportunidad para recalcar la importancia y necesidad de “Una Fe Inquieta”, la cual debe estar al servicio de los desvalidos del mundo, para denunciar y escandalizarse ante las múltiples y variadas miserias de la Humanidad, en todos los niveles y geografía universal, que restan valor a la creación del mismo Dios, la corrompen y destruyen, comenzando por el ser humano, hecho a su imagen y semejanza. En la República Dominicana no estamos ajenos a esta triste realidad, como se puede comprobar fácilmente cada vez que pasa por el país un fuerte fenómeno atmosférico, entre otras cosas.

 

La actitud correcta que nos enseña la fe cristiana consiste en acariciar y valorar la vida de las personas, en todas sus formas y manifestaciones, a la vez que debemos actuar como profetas modernos de Dios, para denunciar los males sociales, las injusticias, el egoísmo rampante y los abusos de poder de parte de autoridades, funcionarios y personas que no reparan en satisfacer sus propios instintos por sobre el bienestar y los intereses de toda la población, en detrimento del Bien Común.

 

Ante estas realidades, muchas personas pierden el ardor de su fe y se preguntan por qué Dios permite esas cosas malas, que afectan negativamente a sus hijos, y dónde está la justicia y la misericordia divinas para contrarrestar estos excesos, propiciando una sociedad fraterna y basada en la Paz que solo Cristo Jesús nos puede dar. La respuesta es simple, pero también requiere de mucha fe: La Infinitud y Presencia de Dios se esconde en el Dolor y en las Miserias Humanas.

 

Todos los Cristianos Comprometidos con sus Comunidades tenemos que actuar para erradicar y evitar todos los abusos que se cometen contra los más pobres y los excluidos, dejando de ser indiferentes y ayudando a crear las bases de una Nueva Civilización, sobre la Fraternidad y la Paz.






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