miércoles, 3 de julio de 2024

“Dichosos los que crean sin haber visto”


Espiritualidad | Alcedo A. Ramírez

 


“Dichosos los que crean sin haber visto”

 

El título de esta meditación se ha constituido en la Nueva Bienaventuranza, que nos asegura la afirmación de Jesucristo como camino de verdad y vida para todos los que creamos en el Mesías, el Hijo de Dios Vivo, quien vino para salvarnos y granjearnos la Vida Eterna. Nada más importante y oportuno, en esta Fiesta de Santo Tomás, Apóstol. También debemos recordar que somos de la familia elegida por Dios para ser sus miembros, discípulos y misioneros, teniendo a los Apóstoles y Profetas como cimientos, y el mismo Cristo Jesús como la Piedra Angular y Principal del edificio que es la Iglesia.

 

Las manifestaciones de los profetas y apóstoles tienen sentido, dentro de las enseñanzas de la Doctrina Cristiana, porque el mandato central de Jesús a su Iglesia y discípulos fue el de “Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio”, con el objetivo de que todas las naciones y pueblos aclamen y alaben al Señor Dios, quien es fiel y misericordioso con todos nosotros, desde el mismo instante de la Creación. Así lo hicieron los apóstoles, Santo Tomás entre ellos, para darnos el ejemplo que debemos seguir todos los Cristianos Comprometidos con sus Comunidades, asegurando de esta manera la difusión del mensaje redentor y salvador.

 

Sin embargo, la aceptación permanente de esta orden de Cristo tenía que ser ratificada de una forma inequívoca y contundente, para lo cual sirvió de marco adecuado y oportunidad inmejorable la situación que presentó Tomás, el Mellizo, de rotunda incredulidad a las declaraciones de los demás discípulos de que habían visto al Señor. Si no veo en Jesús las señales de los clavos, en manos y pies, y de la herida de la lanza en el costado no lo creo, fue la respuesta inesperada, la cual sin dudas cogió de sorpresa a todos los presentes.

 

La respuesta de Jesucristo fue igual de inesperada, inmediata y contundente al volver a presentarse a los apóstoles, una semana después y en el mismo lugar, estando las puertas cerradas, entrando sin tocar ni abrir puerta alguna, poniéndose en medio de ellos y dándoles la “Paz a ustedes”. Luego, fue al punto y sin rodeos, diciendo a Tomás: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos, trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”. Aquí se manifiesta y demuestra de manera convincente, sin ningún tipo de dudas, la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, después de su crucifixión y muerte.

 

Ahora sí estamos en otro estadio para la vida de los apóstoles y los seguidores de Cristo Jesús, ya que podemos proclamar a los cuatro vientos, sin temor con Tomás, que el Hijo del Hombre también es “! Señor mío y Dios mío! Pero ante esta declaración breve, interrogante y poderosa, Jesucristo dijo en tono profético y para todas las generaciones futuras: “?Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto”. Aquí se confirma la esencia de la Fe Cristiana.

 

Asimismo, por esta Fe Cristiana, confirmada y ratificada por Jesucristo, tenemos que volver al compromiso permanente y al trabajo incansable de llevar la Buena Nueva del Evangelio a todas nuestras comunidades, pueblos y centros de trabajo, diversión y otros espacios sociales, para que el mensaje de Dios sea conocido por todos y, a la vez, nos sirva de base y plataforma para realizar los servicios que necesitan y requieren nuestros prójimos, en todos los lugares y circunstancias.

 

La historia y narrativa de hoy nos anima, atrae y motiva a integrarnos activamente en nuestra Iglesia, movimientos y pequeñas comunidades de barrios, pueblos y ciudades, para vivir una vida de servicios y atenciones a los más necesitados y excluidos de nuestra sociedad, para continuar la labor de Cristo, siendo otros Cristo.

 

 





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