La Escuela Económica | Esteban Delgado (@estebandelgadoq)
Morrison en Edesur. Cuando la
pelota le explota al pelotero
El presidente Joaquín Balaguer, veterano por demás, servidor de la
dictadura y siete veces mandatario de esta nación, cuando recibía críticas de
“determinados expertos” en determinadas áreas de la administración pública,
acostumbraba a nombrar a uno que otro de esos críticos en la institución de la
que hacían referencia.
Era como poner la pelota en manos del pelotero, a ver si lo hacía
tan bien como decía que debía hacerse, pero ya no desde las gradas, sino en el
terreno de juego. Al final, esos críticos terminaban hasta cierto punto
desacreditados, porque no resolvían lo que criticaban y, en cambio, quedaban
neutralizados para seguir criticando. Se adherían al sistema.
Pero hay otros ejemplos que, incluso, se pueden mencionar, como el
caso de Temístocles Montás, quien era el experto en materia eléctrica, en el
otrora y actual opositor Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Pero cuando
ese partido llegó al poder en 1996 su designación en la entonces Corporación
Dominicana de Electricidad (CDE) dejó como resultado un fracaso de gestión.
Le ocurrió algo parecido, aunque guardando las distancias, al
reputado economista del otrora poderoso Partido Revolucionario Dominicano
(PRD), Frank Rodríguez (lamentablemente fallecido a destiempo), quien, con la
llegada al poder de Hipólito Mejía en 2000, fue designado gobernador del Banco
Central y dos años después hubo de ser sustituido antes de que le explotara en
las manos la crisis financiera de mayor impacto económico negativo en la
República Dominicana.
Más recientemente, en este gobierno, el presidente Luis Abinader,
a su llegada al poder, hizo lo que todos esperaban, poner en manos del “más
experto” en materia eléctrica del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Antonio
Almonte, al mando de todo lo relacionado con ese sector. Sin embargo, poco a
poco tuvo que quitarle atribuciones, en la medida en que los indicadores de
gestión energética estatal continuaban deteriorándose, a tal punto que las
pérdidas del sector y el gasto del Estado en subsidio eléctrico llegaron a sus
mayores niveles históricos.
Finalmente, el mandatario no tuvo de otra que sacar a Almonte, no
solo de la gestión eléctrica, sino, además, del Ministerio de Energía y Minas,
donde el Gobierno no tiene ni un solo logro que exhibir. Por consideración, tal
vez, lo premió enviándolo como cónsul general en la ciudad de Boston, Estados
Unidos.
Pero, tal vez, el caso más emblemático sea el del ingeniero Milton
Morrison. Esto así, porque antes de fundar un partido político y de aliarse al
PRM para alcanzar una cuota de poder, Morrison era visto como un técnico
experimentado en materia eléctrica. Además, fue por muchos años el director
ejecutivo de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE), que
agrupa a los generadores privados de energía.
Desde esa posición, en el sector privado, siempre predicaba que
los problemas del sector eléctrico no se debían a la generación, sino a la
gestión de las empresas distribuidoras de electricidad (EDE).
Pues, a su llegada al poder, en agosto de 2020, Abinader le puso
la pelota en las manos, y se esperaba que como “buen pelotero” haría una
gestión exitosa. Lo designó gerente general de la distribuidora Edesur, que en
ese momento era la más eficiente (o menos deficiente) de las tres, es decir,
más que Edenorte y EdeEste.
Tras cuatro años de gestión en Edesur, ahora que salió del puesto,
salen a relucir, de la boca del presidente del Consejo Unificado de las EDE y
director ejecutivo del Gabinete Eléctrico del Gobierno, Celso Marranzini, las
fallas y descuidos administrativos en la gestión de Morrison, que han provocado
un deterioro en el servicio eléctrico de Edesur en su área de cobertura.
Es una pena que quien se proyecta como un experto en una
determinada área, termine haciendo una pobre gestión cuando le toca asumir las
riendas de lo que consideraba no funcionaba bien por “falta de gestión”.
Lo de Morrison en Edesur, así como lo de otros tantos funcionarios
“expertos teóricos” en sus áreas e “ineficientes en la práctica” en esas mismas
áreas, es un ejemplo de que no es lo mismo con guitarra que con violín, o lo
que resulta igual: no es lo mismo con el pito que con la flauta.
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