Nuestra Fe | P. Ciprián Hilario, MSC
La Cruz de Cristo: Símbolo de amor, sacrificio y salvación
Homilía
Domingo XXIV del tiempo Ordinario, Números 21,4-9. Salmo 77,1-2.34.35.36-37.38.
Filipenses 2,6-11 y San Juan 3,13-17
La
Cruz, símbolo de amor y esperanza
Queridos
hermanos y hermanas, este día celebramos la Exaltación de la Santa Cruz, una fiesta
que nos recuerda que la cruz, instrumento de sufrimiento, se ha convertido en
el símbolo supremo del amor de Dios por la humanidad. Las lecturas de este
domingo nos guían para comprender la profundidad de este misterio y cómo
podemos vivirlo en nuestro día a día.
1-La
cruz transforma el sufrimiento en salvación (Números 21,4-9): En el
desierto, los israelitas murmuraron contra Dios y fueron castigados con
serpientes venenosas. Pero Dios, en su misericordia, ordenó a Moisés levantar
una serpiente de bronce para que, al mirarla, los heridos fueran sanados. Este
pasaje prefigura la cruz de Cristo. Hoy, en nuestras dificultades, mirar la
cruz nos recuerda que Dios transforma nuestro dolor en un camino hacia la
redención. Punto 1: Enfrenta tus sufrimientos con fe, confiando en que
Dios puede darles un sentido redentor.
2-La
murmuración nos aleja de Dios (Números 21,4-9): Los israelitas se
quejaron, perdiendo de vista las promesas de Dios. En nuestra vida, las quejas
constantes pueden cegarnos ante las bendiciones que recibimos. Punto 2:
Cultiva la gratitud, incluso en los momentos difíciles, para mantener tu
corazón abierto a la presencia de Dios.
3-La
cruz es un recordatorio de la misericordia de Dios (Salmo 77): El salmo nos
habla de un pueblo que, a pesar de su infidelidad, experimenta el perdón
divino. La cruz es el signo supremo de esta misericordia, pues en ella Cristo
cargó con nuestros pecados. Punto 3: Acércate al sacramento de la
reconciliación, confiando en el amor perdonador de Dios.
4-La
conversión es un proceso continuo (Salmo 77,34-37): El pueblo se
arrepentía cuando sufría, pero su corazón no siempre era sincero. La cruz nos
llama a una conversión auténtica, no solo en momentos de crisis. Punto 4:
Examina tu vida diariamente y busca un cambio de corazón que sea profundo y
duradero.
5
Cristo se humilló por nosotros (Filipenses 2,6-11): San Pablo nos
presenta el himno de la humildad de Cristo, quien, siendo Dios, se despojó de
sí mismo y aceptó la muerte en la cruz. Este acto de humildad nos enseña que el
camino a la gloria pasa por el servicio y el sacrificio. Punto 5:
Practica la humildad en tus relaciones, poniendo a los demás antes que a ti
mismo.
6-La
cruz nos llama a la obediencia (Filipenses 2,6-11): Jesús fue
obediente hasta la muerte, y por ello Dios lo exaltó. En un mundo que valora la
autonomía absoluta, la cruz nos invita a confiar en la voluntad de Dios. Punto
6: Discernir la voluntad de Dios en la oración y seguirla, incluso cuando
sea desafiante.
7-La
cruz es el centro de nuestra fe (Juan 3,13-17): Jesús, en el Evangelio,
compara su crucifixión con la serpiente levantada por Moisés. La cruz no es
solo un evento pasado, sino el eje de nuestra salvación. Punto 7: Haz de
la cruz el centro de tu vida espiritual, meditando en ella y llevándola como
símbolo de tu fe.
8-Dios
nos amó primero (Juan 3,16): “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo
único”. La cruz es la prueba definitiva del amor de Dios, un amor que no espera
que seamos perfectos, sino que nos busca tal como somos. Punto 8:
Responde al amor de Dios con generosidad, amando a los demás como Él nos ama.
9-La
fe en Cristo crucificado nos salva (Juan 3,13-17): Jesús nos dice que quien
cree en Él no perecerá, sino que tendrá vida eterna. Mirar la cruz con fe nos
da esperanza en medio de las pruebas. Punto 9: Fortalece tu fe a través
de la oración y los sacramentos, confiando en la promesa de vida eterna.
10-La
cruz nos invita a ser testigos (Juan 3,17): Jesús no vino a condenar,
sino a salvar. La cruz nos llama a llevar este mensaje de salvación al mundo,
siendo luz para los demás. Punto 10: Vive como testigo de la cruz,
compartiendo el amor y la esperanza de Cristo con tus acciones y palabras.
Conclusión
Hermanos,
la cruz no es un símbolo de derrota, sino de victoria. En ella encontramos el
amor infinito de Dios, que nos llama a vivir con humildad, fe y servicio. Que
esta fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz nos inspire a llevar nuestra
propia cruz con valentía, confiando en que Cristo camina con nosotros hacia la
resurrección. ¡Que María, Madre de la Cruz, ¡nos guíe siempre hacia su Hijo!
Amén.
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