viernes, 5 de septiembre de 2025

Sabiduría, Discipulado y Renuncia


Nuestra Fe | P. Ciprián Hilario, MSC

 


Sabiduría, Discipulado y Renuncia

Homilía Domingo XXIII del Tiempo Ordinario

 

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy, las lecturas del Domingo XXIII del Tiempo Ordinario nos desafían a reflexionar sobre lo que significa ser verdaderos discípulos de Jesús. El tema que nos guía es Sabiduría, Discipulado y Renuncia, tres pilares que nos ayudan a comprender cómo vivir plenamente para Dios en un mundo lleno de distracciones.

 

1. Sabiduría: Buscar la guía de Dios (Sabiduría 9, 13-18)

El libro de la Sabiduría nos recuerda que los planes humanos son frágiles y limitados: “¿Quién conoce los designios de Dios? ¿Quién comprende lo que el Señor quiere?” Sin la sabiduría divina, nuestros pensamientos se desvían y nuestras decisiones se nublan. En un mundo donde la información abunda, pero la verdad a veces escasea, necesitamos pedir al Espíritu Santo que ilumine nuestro corazón para discernir lo que es justo y eterno. La verdadera sabiduría no es acumular conocimientos, sino alinear nuestra vida con la voluntad de Dios.

 

2. Discipulado: Un llamado exigente (Lucas 14, 25-33)

En el Evangelio, Jesús habla con claridad: “Si alguno quiere venir en pos de mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo.” Estas palabras pueden sonar duras, pero Jesús no nos pide despreciar a nuestros seres queridos, sino poner a Dios en el primer lugar. El discipulado exige un compromiso total, como el hombre que calcula el costo de construir una torre o el rey que evalúa sus fuerzas antes de la batalla. Seguir a Cristo no es una decisión impulsiva; requiere reflexión, entrega y perseverancia.

 

3. Renuncia: Dejarlo todo por Cristo

Jesús añade: “Todo aquel de vosotros que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo.” La renuncia no es solo material, sino también espiritual: soltar apegos, ambiciones egoístas y todo lo que nos aleja de Dios. En la segunda lectura, Pablo nos da un ejemplo práctico al interceder por Onésimo, un esclavo, pidiéndole a Filemón que lo reciba como hermano. Este gesto refleja la renuncia al orgullo y a las jerarquías humanas para vivir el amor fraterno que Cristo nos enseña.

 

Aplicación a nuestra vida

Hermanos, estas lecturas nos invitan a preguntarnos: ¿Qué significa ser discípulo hoy? ¿Qué estoy dispuesto a renunciar para seguir a Jesús? En un mundo que valora el éxito, el poder y la comodidad, Jesús nos llama a vivir con sabiduría divina, a priorizar nuestra relación con Él y a renunciar a lo que nos impide ser libres para amar y servir. Que el Espíritu Santo nos dé la fuerza para responder a este llamado con generosidad.

 

10 enseñanzas para Nuestra Vida Hoy

1-Buscar la sabiduría divina: Como nos enseña el libro de la Sabiduría, oremos constantemente para que el Espíritu Santo guíe nuestras decisiones, especialmente en momentos de confusión o duda.

 

2-Poner a Dios en primer lugar: El Evangelio nos recuerda que el discipulado exige priorizar a Cristo por encima de cualquier relación o posesión, confiando en que Él nos ayudará a amar mejor a los demás.

 

3-Discernir con cuidado: Antes de tomar decisiones importantes, como el hombre que construye la torre, reflexionemos y pidamos la gracia de alinear nuestras elecciones con la voluntad de Dios.

 

4-Renunciar a los apegos: Identifiquemos qué cosas (materiales, emocionales o espirituales) nos atan y nos impiden seguir a Cristo plenamente, y trabajemos para soltarlas.

 

5-Vivir el amor fraterno: Inspirados por Pablo y Filemón, tratemos a todos como hermanos, superando prejuicios y divisiones, especialmente en nuestras comunidades.

 

6-Aceptar la cruz del discipulado: Seguir a Jesús implica cargar nuestra cruz, enfrentando dificultades con fe y confianza en su amor redentor.

 

7-Ser constantes en la fe: Como el rey que evalúa sus fuerzas, perseveremos en nuestro compromiso con Cristo, incluso cuando el camino se vuelva exigente.

 

8-Desprendernos del materialismo: En una sociedad consumista, practiquemos la generosidad y el desapego, compartiendo lo que tenemos con los necesitados.

 

9-Cultivar la oración diaria: La sabiduría divina se nutre en la oración. Dediquemos tiempo cada día para escuchar a Dios y fortalecer nuestro discipulado.

 

10-Ser testigos valientes: Como discípulos, vivamos de manera que nuestro ejemplo inspire a otros a acercarse a Cristo, mostrando su amor en nuestras acciones.

 

Conclusión

Que María, Madre y modelo de discipulado, nos ayude a vivir con sabiduría, a seguir a su Hijo con valentía y a renunciar a todo lo que nos aleja de Él. Que nuestra vida sea un reflejo del “sí” generoso que ella dio al Señor. Amén.

 

Si necesitas que desarrolle más algún punto o quieres un enfoque diferente, házmelo saber.






 

 

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