Reflexión | P. Ciprián Hilario, msc
El Buen Samaritano y la Vida Eterna
(Lunes
6 de octubre 2025)
Para
preparar una homilía basada en las lecturas de Jonás 1,1-2,1.11 y Lucas
10,25-37 (el Buen Samaritano), podemos identificar elementos clave que nos
orientan hacia la vida eterna, según el mensaje de estas lecturas. A
continuación, se presentan algunos puntos centrales para desarrollar la
homilía, con un enfoque en cómo estas lecturas nos guían hacia la vida eterna:
1.
Obediencia a la llamada de Dios (Jonás 1,1-2,1.11)
Contexto: Jonás recibe
un mandato claro de Dios: ir a Nínive para anunciar su mensaje. Sin embargo,
Jonás huye de esta misión, intentando escapar de la voluntad de Dios. Su
desobediencia lo lleva a enfrentar una tormenta y a ser tragado por un gran
pez, donde finalmente se arrepiente y ora desde su aflicción.
Enseñanza
para la vida eterna: La vida eterna comienza con escuchar y responder
al llamado de Dios. Huyendo de su misión, Jonás representa nuestra propia
resistencia a veces a aceptar la voluntad de Dios, ya sea por miedo, comodidad
o egoísmo. La vida eterna requiere obediencia y confianza en Dios, incluso
cuando sus planes nos desafían o nos sacan de nuestra zona de confort.
Aplicación: Reflexionemos
si estamos respondiendo al llamado de Dios en nuestra vida, ya sea a través de
la oración, el servicio a los demás o la conversión personal. La vida eterna se
alcanza cuando alineamos nuestra voluntad con la de Dios, como Jonás lo hace al
final al aceptar su misión.
2.
Amar a Dios y al prójimo (Lucas 10,25-37)
Contexto: En el
Evangelio, un doctor de la ley pregunta a Jesús qué debe hacer para heredar la
vida eterna. Jesús responde con el mandamiento de amar a Dios con todo el
corazón, alma, mente y fuerzas, y al prójimo como a uno mismo. Luego, a través
de la parábola del Buen Samaritano, Jesús ilustra que el prójimo no es solo
quien está cerca, sino cualquiera que necesite nuestra ayuda, incluso un
desconocido o alguien considerado "enemigo".
Enseñanza
para la vida eterna: Jesús deja claro que la vida eterna está
intrínsecamente ligada al amor activo y concreto hacia Dios y hacia los demás.
El Buen Samaritano encarna este amor al detenerse, compadecerse y actuar con
misericordia hacia el hombre herido, sin importar las barreras culturales o
religiosas.
Aplicación: La vida
eterna no se gana solo con conocimiento o prácticas religiosas, sino con un
amor práctico que se traduce en acciones de misericordia. Preguntémonos: ¿Quién
es mi prójimo hoy? ¿Cómo puedo mostrar misericordia a quienes encuentro en
mi camino, especialmente a los más necesitados?
3.
Arrepentimiento y conversión (Jonás)
Contexto: Desde el
vientre del pez, Jonás clama a Dios en su angustia y experimenta su
misericordia. Este momento de arrepentimiento marca un punto de inflexión en su
vida, permitiéndole volver al camino de Dios.
Enseñanza
para la vida eterna: El arrepentimiento es esencial para la vida
eterna. Reconocer nuestros errores, como Jonás, y volvernos a Dios con humildad
nos abre a su gracia salvadora.
Aplicación: La vida
eterna requiere un corazón humilde que reconozca su necesidad de Dios. Como
Jonás, debemos acudir a Él en la oración y la conversión, confiando en su
misericordia para transformarnos.
4.
La misericordia como camino a la vida eterna (Lucas)
Contexto: Al final de
la parábola, Jesús exhorta al doctor de la ley a "hacer lo mismo" que
el Buen Samaritano. La misericordia no es solo un sentimiento, sino una acción
concreta que refleja el corazón de Dios.
Enseñanza
para la vida eterna: La misericordia es el puente hacia la vida
eterna. Al actuar con compasión, imitamos a Cristo, quien es el modelo supremo
de amor y misericordia. La parábola nos desafía a superar prejuicios, miedos o
egoísmos para servir a los demás.
Aplicación: La vida
eterna se construye en el día a día, en los pequeños y grandes actos de amor
hacia los demás. Cada vez que ayudamos a alguien en necesidad, estamos
caminando hacia la eternidad con Dios.
Síntesis
para la homilía
Las
lecturas de hoy nos enseñan que la vida eterna es un regalo que se alcanza a
través de una vida transformada por el amor, la obediencia y la misericordia.
Jonás nos muestra que huir de Dios lleva al caos, pero el arrepentimiento nos
devuelve a su plan salvador. El Buen Samaritano nos recuerda que el amor a Dios
y al prójimo no es teórico, sino práctico, y se expresa en acciones concretas
de compasión. Para ganar la vida eterna, debemos:
1ro. Escuchar y
obedecer la voz de Dios, como Jonás tras su conversión.
2do. Amar a Dios
con todo nuestro ser y al prójimo con misericordia, como el Samaritano.
3ro.
Vivir
en un constante proceso de arrepentimiento y apertura a la gracia de Dios.
Invita
a la comunidad a reflexionar:
-
¿Hay alguna "Nínive" en mi vida, una misión que Dios me pide pero que
estoy evitando?
-
¿Quién es el "herido en el camino" que Dios pone en mi vida para que
lo ayude con misericordia?
-
¿Cómo puedo vivir hoy el mandamiento del amor para acercarme a la vida eterna?
Concluye
la homilía animando a los fieles a ser como el Buen Samaritano, respondiendo al
llamado de Dios con un corazón abierto y misericordioso, confiando en que cada
paso en el amor nos acerca a la vida eterna prometida por Cristo.
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