Nuestra Fe | Edoardo Giribaldi
El Papa: La libertad
religiosa no es opcional, sino el fundamento de una sociedad justa
En su discurso
a los representantes de la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada, León XIV
reiteró su compromiso de apoyar a las minorías cristianas en países como la
República Centroafricana, Burkina Faso, Mozambique y Perú, su tierra de misión.
Practicar la fe sin temor a la persecución, afirmó, es la piedra angular de
toda "sociedad justa", ya que protege el espacio en el que se forman
las conciencias.
Una verdadera
reconciliación no puede existir sin la garantía de poder profesar libremente la
propia fe. Este derecho no es un "privilegio" otorgado por las
instituciones, sino una condición esencial para la formación de sociedades
justas, en las que la conciencia humana tenga amplio margen para formarse y
expresarse concretamente. Este principio sustenta la reflexión que el Papa León
XIV ofreció a la delegación de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia
Necesitada, recibida en audiencia esta mañana, 10 de octubre, en el Aula de los
Papas del Palacio Apostólico Vaticano.
No abandonemos a los cristianos perseguidos
El Pontífice
inició su discurso recordando la creciente hostilidad y violencia perpetrada
contra diversas comunidades religiosas, incluida la cristiana. En consonancia
con la misión de la fundación —establecida en 1947 para abordar el sufrimiento
de la posguerra—, el Papa reiteró: «No abandonemos a nuestros hermanos y
hermanas perseguidos». En este sentido, se hacen eco de las palabras de San
Pablo en la Primera Carta a los Corintios:
“Si un miembro
sufre, todos sufren con él”.
Necesidad de verdad y sentido
El derecho a
la libertad de culto se deriva de un axioma fundamental: «Todo ser humano lleva
en su corazón una profunda necesidad de verdad, de sentido, de comunión con los
demás y con Dios». Una necesidad que surge de lo más profundo del alma humana y
que hace de la libre profesión de fe no una opción, sino un elemento esencial.
“Enraizada en
la dignidad de la persona humana, creada a imagen de Dios y dotada de razón y
libre albedrío, la libertad religiosa permite a las personas y a las
comunidades buscar la verdad, vivirla libremente y dar testimonio de ella
abiertamente. Por lo tanto, es una piedra angular de toda sociedad justa, ya
que salvaguarda el espacio moral en el que la conciencia puede formarse y
ejercitarse”.
No hay paz sin libertad religiosa
La libertad
religiosa, continúa León XIV, «no es simplemente un derecho legal ni un
privilegio concedido por los gobiernos». Es más, constituye «el pilar de la
auténtica reconciliación». Su negación priva a los seres humanos de la
capacidad de responder a la «llamada de la verdad» y conduce a la lenta
desintegración de los vínculos éticos y espirituales que sustentan a las
comunidades. «La confianza da paso al miedo, la sospecha sustituye al diálogo y
la opresión engendra violencia», afirma el Pontífice, citando a su predecesor,
Francisco:
“No hay paz
posible sin libertad religiosa, ni libertad de pensamiento y de expresión, ni
respeto por las opiniones ajenas”.
Promover de la libertad de culto en la vida cotidiana
El Papa
también recuerda la enérgica defensa que la Iglesia ha hecho de la libertad
religiosa a lo largo de los siglos. La Declaración Dignitatis Humanae del
Concilio Vaticano II afirmó el reconocimiento de este derecho en el marco
jurídico e institucional de cada país.
“Por lo tanto, la defensa de la libertad religiosa no puede ser algo abstracto; debe vivirse, protegerse y promoverse en la vida cotidiana de las personas y las comunidades”.
El compromiso de Ayuda a la Iglesia Necesitada
La misión de
Ayuda a la Iglesia Necesitada se inscribe en este marco: promover el perdón y
la reconciliación, acompañar y dar voz a la Iglesia allí donde haya necesidad,
donde se vea amenazada o sufra. Durante más de veinticinco años, continuó el
Pontífice, el Informe de la Fundación sobre Libertad Religiosa ha dado
testimonio y voz a quienes no la tienen, revelando el sufrimiento, a menudo
oculto, de muchos. El compromiso de Ayuda a la Iglesia Necesitada también se
extiende a las comunidades que con demasiada frecuencia se encuentran aisladas,
marginadas o bajo presión.
"Constructores de paz"
La
reconstrucción de una capilla, el apoyo a una monja, la provisión de una
emisora de radio o un vehículo: todas estas son acciones que "fortalecen la
vida de la Iglesia" y el tejido "espiritual y moral" de la
sociedad. La asistencia ofrecida, especialmente a las minorías más vulnerables, convierte a los miembros de la fundación en verdaderos "constructores de paz". La
República Centroafricana, Burkina Faso,
Mozambique —y también la diócesis de Chiclayo, Perú, donde el Papa tuvo el "privilegio de
trabajar"— son solo algunos de los lugares donde la Iglesia local, a
través de la fundación pontificia, se convierte en un "signo vivo" de
armonía social y fraternidad, mostrando al mundo que "un futuro diferente
es posible".
"Nunca se cansen de hacer el bien"
El Papa
concluyó su discurso exhortando a los presentes a "nunca cansarse de hacer
el bien", pues los frutos de su trabajo "se manifiestan en
innumerables vidas y dan gloria a nuestro Padre celestial".
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