miércoles, 12 de noviembre de 2025

Homilía sobre las lecturas de la Memoria de San Josafat, Obispo y Mártir


Reflexión | P. Ciprián Hilario, msc

 


Homilía sobre las lecturas de la Memoria de San Josafat, Obispo y Mártir

(Miércoles 12 de noviembre 2025)

 

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Hoy, en la memoria de San Josafat, obispo y mártir, las lecturas nos invitan a reflexionar sobre el poder de la sabiduría divina, el clamor por la liberación y el don de la gratitud que transforma la vida. San Josafat, quien dio su vida por la unidad de la Iglesia, nos muestra cómo la fe auténtica une corazones y vence divisiones. Sigamos sus pasos, escuchando la Palabra de Dios.

 

1.- El poder de la sabiduría soberana (Sab 6,1-11): La primera lectura proclama que el poder de los reyes es un don de Dios, y su autoridad debe ejercerse con justicia y mansedumbre. Como reyes y líderes, somos llamados a no abusar del poder, sino a usarlo para servir, recordando que Dios juzgará con equidad. San Josafat, obispo de Polotsk, ejerció su autoridad no con tiranía, sino con amor por la unidad eclesial, incluso ante la persecución.

 

2.- La llamada a escuchar y obedecer (Sal 81,3-7): El salmo es un grito profético: "¡Escuchen, hijos de Israel!", donde Dios nos libera de la esclavitud egipcia y nos provee agua de la roca, pero nos exhorta a no endurecer el corazón. Hoy, Dios nos dice: "Abre tu boca, que la llenaré". En la vida de San Josafat, esta escucha fue clave; él oyó el clamor de su pueblo ucraniano y se entregó por la reconciliación entre Oriente y Occidente, bebiendo de la fuente de la gracia divina.

 

3.- La misericordia que cura y transforma (Lc 17,11-19): En el Evangelio, Jesús sana a diez leprosos, pero solo uno, el samaritano extranjero, regresa para dar gracias. Esta gratitud no solo le salva el alma, sino que lo integra plenamente en la comunidad de fe. Jesús nos pregunta: "¿Dónde están los otros nueve?". La ingratitud nos aleja de la salvación completa; la acción de gracias, como la de San Josafat en su martirio, nos une a Cristo.


4.- La unidad como don de la sabiduría: Las lecturas convergen en la sabiduría que une: el rey sabio gobierna con justicia, el salmo invoca la liberación para un pueblo unido, y el samaritano encuentra en la gratitud la verdadera comunión. San Josafat, mártir de la unión de Brest, nos recuerda que la Iglesia es una sola familia, donde la sabiduría divina supera divisiones étnicas o litúrgicas.

 

5.- El martirio como respuesta de fe agradecida: San Josafat no huyó de la violencia en Vitebsk; gritó: "¡Mi vida por la Iglesia!". Como el leproso samaritano, regresó a Dios con alabanza, ofreciendo su sangre por la unidad. Hoy, en un mundo dividido, somos llamados a un "martirio blanco" de paciencia y diálogo, imitando su ejemplo de entrega total.

 

6.- La escucha profética en tiempos de crisis: El salmo nos interpela: Dios nos sacó de Egipto, ¿por qué volvemos a ídolos? En la era de San Josafat, el cisma ortodoxo era un "ídolo" de orgullo; él escuchó la voz de Dios y trabajó incansablemente por la reconciliación. Pidámosle al Señor oídos abiertos para discernir su voluntad en nuestras divisiones familiares, sociales o eclesiales.

 

7.- Gratitud como camino de santidad: Solo el extranjero da gracias, mostrando que la fe genuina trasciende barreras. San Josafat, nacido en tradición ortodoxa pero unido a Roma, vivió esta gratitud por la fe plena. Cultivemos la eucaristía diaria como acción de gracias, transformando nuestras "lepras" de egoísmo en testimonio de misericordia.

 

8.- Invitación a la acción por la unidad eclesial: Inspirados por estas lecturas y por San Josafat, salgamos fortalecidos por el Espíritu, como reza la oración colecta: "Aviva en tu Iglesia el Espíritu que lo colmó". Comprometámonos a orar y actuar por la unidad de los cristianos, recordando que, como el leproso curado, nuestra gratitud hace gloriosa la obra de Dios en nosotros.

 

Que San Josafat interceda por nosotros, para que, como él, seamos testigos valientes de la sabiduría, la liberación y la gratitud en Cristo Jesús. Amén.






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