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El
anuncio se hizo hoy. Las razones del Acuerdo están publicadas en un artículo
para L'Osservatore Romano: "El comienzo ha sido positivo, gracias a la
buena comunicación y colaboración entre las partes"
El Acuerdo Provisional
entre la Santa Sede y la República Popular China sobre la designación de los
Obispos se ha prorrogado "por otros dos años". Así lo anuncia un comunicado difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede en
el día en que debía expirar: "La Santa Sede, considerando que el comienzo
de la aplicación del mencionado Acuerdo – de valor eclesial y pastoral
fundamental – ha sido positivo, gracias a la buena comunicación y colaboración
entre las Partes en la materia acordada, se propone continuar el diálogo
abierto y constructivo para promover la vida de la Iglesia católica y el bien
del Pueblo chino". El comunicado va acompañado por un largo artículo de L'Osservatore Romano, en el que se
explican las razones de esta elección. "Las dos Partes – se lee en el
artículo – han evaluado diversos aspectos de su aplicación y han acordado,
mediante el intercambio oficial de Notas Verbales, prorrogar su validez por
otros dos años, hasta el 22 de octubre de 2022".
El
objetivo principal del Acuerdo "es apoyar y promover la proclamación del
Evangelio" en China "reconstituyendo la unidad plena y visible de la
Iglesia". La cuestión del nombramiento de los Obispos y la unidad de los
Obispos con el Sucesor de Pedro "es de vital importancia para la vida de
la Iglesia, tanto a nivel local como universal". Precisamente este
elemento "inspiró las negociaciones y sirvió de referencia en la redacción
del texto del Acuerdo", para asegurar "poco a poco, tanto la unidad
de la fe y de la comunión entre los Obispos como el pleno servicio a favor de
la comunidad católica en China". Ya hoy, por primera vez en muchos
decenios, todos los Obispos de China están en comunión con el Obispo de Roma y,
gracias a la aplicación del Acuerdo, no habrá más ordenaciones
ilegítimas".
En el artículo se explica
que con el Acuerdo "no se han abordado todas las cuestiones o situaciones
abiertas que siguen siendo motivo de preocupación para la Iglesia", sino
"exclusivamente el tema de los nombramientos episcopales". Citando el reciente
discurso del Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin en la conferencia del
PIME en Milán, en el artículo se recuerda que "han surgido algunos
malentendidos". Muchos de ellos brotaron de la atribución al Acuerdo
"de objetivos que no tiene", o de su relación "con cuestiones
políticas que no tienen nada que ver con el propio Acuerdo".
La
firma en Pekín de septiembre de 2018 "constituye el punto de llegada de un
largo camino" pero "es también, y sobre todo, el punto de partida de
acuerdos más amplios y con mayor visión de futuro". El Acuerdo
Provisional, cuyo texto, "dado su carácter experimental, se ha mantenido
confidencial por consenso, y es fruto de un diálogo abierto y
constructivo". Esta "actitud de diálogo, alimentada por el respeto y
la amistad, es fuertemente deseada y promovida" por el Papa Francisco,
quien "consciente de las heridas causadas en el pasado a la comunión de la
Iglesia, y después de años de largas negociaciones, iniciadas y continuadas por
sus predecesores y en una indudable continuidad de pensamiento con ellos, ha
restablecido la plena comunión con los Obispos chinos ordenados sin mandato
pontificio y ha autorizado la firma del Acuerdo sobre el nombramiento de los
Obispos, cuyo borrador, por otra parte, ya había sido aprobado por el Papa
Benedicto XVI".
"Por parte de algunos
sectores de la política internacional – se lee también en el artículo – se
intentó analizar el trabajo de la Santa Sede principalmente según una
hermenéutica geopolítica. En el caso de la estipulación del Acuerdo Provisorio, en
cambio, para la Santa Sede es una cuestión profundamente eclesiológica".
Además, "existe la plena conciencia" de que este diálogo
"favorece una búsqueda más proficua del bien común en beneficio de toda la
comunidad internacional".
En
cuanto a los resultados obtenidos hasta ahora, se han nombrado dos nuevos
Obispos, "mientras están en marcha varios otros procesos para nuevos
nombramientos episcopales". Aunque "estadísticamente, esto puede no
parecer un gran resultado, representa, sin embargo, un buen comienzo, con la
esperanza de alcanzar progresivamente otros objetivos positivos". También
porque la emergencia sanitaria causada por la pandemia ha incluido sobre los
contactos entre las dos partes y sobre la aplicación del Acuerdo.
"La aplicación del
Acuerdo, con la participación efectiva y cada vez más activa del Episcopado
chino, por lo tanto, está teniendo gran importancia para la vida de la Iglesia
católica en China y, como resultado, para la Iglesia universal. En este contexto, también
se coloca el objetivo pastoral de la Santa Sede de ayudar a los católicos
chinos, divididos desde hace tiempo, a dar señales de reconciliación, de
colaboración y de unidad para un renovado y más eficaz anuncio del Evangelio en
China".
"Debemos
reconocer – concluye el artículo – que todavía hay muchas situaciones de gran
sufrimiento. La Santa Sede es profundamente consciente de ello, lo tiene muy en
cuenta y no deja de llamar la atención del Gobierno chino para fomentar un
ejercicio más fructífero de la libertad religiosa. El camino sigue siendo largo
y no está exento de dificultades". La Santa Sede espera que el Acuerdo
Provisorio y la prórroga "contribuyan a la solución de las cuestiones de
interés común aún abiertas, con especial referencia a la vida de las
comunidades católicas en China, así como a la promoción de un horizonte
internacional de paz, en un momento en que estamos experimentando numerosas
tensiones a nivel mundial".
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