Familia | Sandy Yanilda Fermín
El invierno familiar
Quienes hemos tenido la oportunidad de
viajar a lugares donde se siente la estación del invierno, disfrutamos ese momento de asombro al ver caer la nieve por
primera vez. Siempre creemos que caerá de manera fuerte; sin
embargo, la misma naturaleza, la hace descender de manera suave y armoniosa. Al
hablar con un encomiable amigo sacerdote, quien ha sido un abrigo inmenso en mi
Fe por más de 30 años, bromeábamos sobre “la nieve en navidad en nuestro país tropical”
y a seguidas pasamos a otro tema, de la nieve que puede simbolizar cercanía,
amor y calidez pues las familias se sienten mejor en el hogar durante esa época.
El calor de la familia
En la familia existen momentos fríos en
la convivencia, pero nos calentamos mutuamente. El tiempo de navidad nos permite
ocasiones para compartir, darnos calor, “perder” el tiempo en familia.
Esperamos en Dios recibir una nieve suave y apacible, que no entorpezca la
vida, en medio de unos bloques de hielos que se han formado en toda la
humanidad por la situación del Covid19.
Aunque haya frío, nosotros los padres
debemos recordar que somos un abrigo gigante para cada uno de nuestra familia
donde ellos puedan encontrar cobija, apoyo y seguridad y lo más importante,
¡amor!
La dureza de la nieve no debe endurecer el corazón, que
debe permanecer con dulzura y bondad. Aunque exista precipitación en nuestra
familia, siempre debemos recordar que estamos cobijados bajo el paraguas de la
compasión y la misericordia de Dios, ahí presente para protegernos.
Cercanía en la fe
¡Existen abrigos que se extrañan!, como
son nuestros padres, hijos, hermanos y no menos importantes, nuestros amigos,
compañeros de trabajos, hermanos de la iglesia. Según vemos en la biblia, la
nieve simboliza la pureza y la blancura del alma. En san Mateo en el capítulo
28, se recalca esa vestidura blanca que todo cristiano debe llevar, una vida
coherente, fraterna.
El año 2020 ha sido eso, un año frío aun en el calor del
trópico, con altas montañas de hielo que han cubierto la esperanza y nos hace
perder la vista hacia un horizonte cálido y hermoso.
Antes de que nazca el niño Dios, protejámonos de ese frío
que representa el invierno de nuestras vidas y podamos quedar tan limpios como
la nieve, como lo dijo y lo exaltó David en el salmo 51.
Entre nosotros no esperamos la nieve después del calor del verano. Sin embargo, el ambiente fresco a fin de año nos hace sentir cómodos y recibimos imágenes de amistades y familiares en zonas nevadas.
Muchas situaciones de la vida pueden
enfriarnos o paralizarnos, como en una tormenta de nieve. Que el nacimiento del
niño Dios en nuestro corazón, se convierta en ese nido cálido y amoroso que
estamos anhelando en estos momentos.
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