A Debate | Redacción Amigo del Hogar
Leer la mente de las personas
En un futuro próximo será ficción
convertida en realidad
Descifrar
la actividad mental de las personas no es ciencia ficción, es una realidad
inminente. De hecho, “se está empezando a hacer de una manera primitiva en
ciertos sitios del mundo, a través de escáneres de resonancia magnética
funcional”, revela el neurocientífico Rafael Yuste, impulsor del
proyecto BRAIN, profesor en la Universidad de Columbia (Estados Unidos) e
investigador del Donostia International Physics Center (DIPC).
Yuste
afirma que a propósito del covid “estamos viviendo una invasión brutal a la
privacidad que se traduce ya en situaciones peliagudas”. Pero hay un problema
mayor, que es la neurotecnología y su capacidad para “descifrar la
actividad mental de las personas”.
Si la
tecnología sigue avanzando al ritmo actual, para los próximos años será posible
leer la mente de las personas. La ficción se transforma en realidad. Pero ¿qué
supone para los seres humanos? ¿cómo afecta su libertad?
Con otros
reputados científicos Yuste es firmante a favor de los neuroderechos, que han
de ser añadidos a la Declaración Universal de los Derechos Humanos para
proteger a las personas. Si todos los derechos humanos “los puedes entender
como derechos del individuo y de su comportamiento, esencialmente de su cuerpo,
ahora falta por llegar a la mente”. Estos nuevos derechos a añadir son
fundamentales, pues “la mente define a la persona”, enfatiza el reputado
neurocientífico mediante entrevista al portal web Jot Down, revista
de cultura contemporánea.
Derechos
del cuerpo, y de la mente, como derechos de la persona es
lo que aconsejan. Y los que tienen que ver con la mente hay que añadirlos al
principio de la declaración, no al final. Y se explica porque “Estos derechos
protegen la mente humana”.
¿Cuáles
son esos derechos? “El primero es el derecho a la
identidad personal, esto es, el derecho a ser una persona, que no te dividan en
dos, tres o cuatro”. En los seres humanos hay casos de pacientes con el cerebro
dividido y dos o más personalidades. Los experimentos con animales ya se han
realizado: se manipula el cerebro y se disocia el comportamiento del animal, se
comporta como otro sujeto distinto.
¿Qué
supondrá en el futuro? La consecuencia es que se podrá
“escribir en las neuronas, así que, a priori, puede programarse el cerebro
humano”, sigue diciendo Yuste a sus entrevistadores. En estos programas están
involucrados Estados Unidos, China, muchos países de Europa, también Japón,
Corea, Australia o Canadá. Y van en la carrera las tecnológicas: Facebook,
Microsoft… para dar el siguiente paso que sería la interfaz cerebro-computadora,
una especie de iPhone cerebral, “una diadema que te pones en la cabeza y que te
conecta a través de técnicas de lectura y escritura cerebral”.
Durante
la entrevista Yuste reflexiona acerca de las consecuencias para el ser humano,
el peligro que representa. Y la razón por la cual se publicó el manifiesto de
los neuroderechos de la persona, “con representantes del mundo de la
neurotecnología, de la clínica, de la bioética, de todos los proyectos de
cerebro del mundo, y gente del mundo de las leyes. Ahí propusimos los
neuroderechos como una barrera a la privacidad mental, en otras palabras,
queremos hacer explícito que una persona tiene derecho a que no le lean la
mente”.
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