Opinión | Redacción Amigo del Hogar
Optimismo
y esperanza 2021
Así
intitula su artículo de opinión el notable psiquiatra José Miguel Gómez, publicado
este lunes en el periódico Hoy y donde contrasta al pesimista con el optimista
a propósito de la expresión del británico Winston Churchill, quien dijo: “un
pesimista ve una calamidad en cada oportunidad, un optimista ve una oportunidad
en cada calamidad”.
A partir
de esta cita, Gómez afirma la continuidad de muchas calamidades que nos afectan
desde el año pasado, partiendo por supuesto, de la pandemia y enumerando una
serie de males que no desaparecen con el nuevo año, pues “apenas comienza el
2021 y los daños colaterales del año anterior se sienten y se padecen”.
Es
innegable que desde 2020 nos sentimos afectados por muertes, crisis económicas,
desempleo, recesión, estrés psicosocial, riesgo en la salud mental,
inadaptación y desesperanza. Sin embargo, hay que considerar los desafíos
presentes en diferentes direcciones. El doctor Gómez plantea los
siguientes: “vacunas, control sanitario de la pandemia, activación económica,
incentivar el consumo, apostar a una normalidad con bajo riesgo de infección y
carga viral; crecimiento y desarrollo para activar el empleo, la educación, las
inversiones, el turismo seguro, priorizar el gasto y detener los préstamos,
enfocar la ayuda etcétera”.
A partir
de este planteamiento, conocedor de la conducta humana, el autor nos recuerda que
existen circunstancias negativas y positivas en cada etapa de la vida, así
como frustraciones o experiencias que pueden ser favorables o desfavorables
para el desarrollo “cuando han dejado algún tipo de trauma”.
A esta
realidad, plantea una interesante pregunta, ¿Por qué algunas personas
superan sus adversidades y otras no? ¿Por qué después de un trauma, algunos
adoptan el pesimismo y otros se hacen optimistas?
Y nos da
a seguidas una respuesta: “La condición de ir construyendo optimismo se origina
de las fuerzas interiores que se adquieren con la autoconfianza, la autoestima,
la perseverancia y la constancia en la búsqueda de lo que se quiere o se desea”.
Partiendo
de estas consideraciones, el psiquiatra va describiendo los comportamientos del
optimista y el pesimista, para concluir su tema con la siguiente afirmación: El
2021 es para los optimistas, los de fe, los de esperanza y los de propósitos
positivos. Y nos desea ¡Buen año!, como nosotros a él.
¿Dónde se
reconoce el optimista? En quien aprende a superar
muchas circunstancias desfavorables. Se ha caído y se ha levantado, pues en
cada persona está la capacidad de decidir; ha entendido que el sufrimiento es
opcional. El optimista se aprende y construye; la sobrevivencia refuerza la
cultura de aprender a vivir en la inmediatez.
¿Cómo se construye
el pesimismo? “Del desarrollo desigual, de la
discriminación, de los miedos y el abandono; de los traumas y adversidades que
ayudan al aprendizaje de la desesperanza, el acatamiento social y la baja
autoestima, que juntos todos refuerzan la resignación”. Siempre ve la
adversidad como una razón para no empezar, vive la angustia anticipatoria de
que no se puede o las cosas van a salir mal.
También
se refiere al pesimismo social, como “un aprendizaje
socio-cultural, basado en las limitaciones estructurales que les lleva al
conformismo, la resignación y la falta de esperanza en sus propias iniciativas
sociales. La falta de empoderamiento, de fortaleza emocional, reproduce el
pesimismo”.
Y casi al
finalizar la exposición nos dice: “A veces, para mal, los pesimistas se
autoengañan y racionalizan sus respuestas en reflexiones simbólicas,
religiosas, populares, o de resignación, de mala suerte, de energías que no le
permiten fluir o de algo que le paraliza y hasta lo llega a somatizar
corporalmente”. En nuestros ambientes socioculturales y religiosos, deberíamos
tomar muy en cuenta esta realidad.
Fuente: https://hoy.com.do/optimismo-y-esperanza-2021/
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