domingo, 28 de febrero de 2021

Ecumenismo: camino de la Iglesia


Ecumenismo | Enrique Rodríguez Lantigua, MSC

 

 



Carta Encíclica “Ut Unum Sint”

El camino ecuménico: camino de la Iglesia (I)

 

En esta Carta Encíclica el papa Juan Pablo II exhorta y recuerda a todos los cristianos la importancia de la unidad de los fieles. A dicha unidad estamos llamados todos los cristianos y no cristianos, porque la unidad no se debe de dar sólo en nosotros, sino en todo ser humano que comparte la vida y una experiencia de Dios así sea distinta a la nuestra. A pesar de eso se ha percibido que entre nuestros hermanos separados ha surgido un movimiento cada día más amplio, con ayuda de la gracia del Espíritu Santo, para restaurar la unidad de los cristianos. Participan en este movimiento de unidad, llamado ecuménico, los que invocan al Dios Trino y confiesan a Jesús como Señor y Salvador; y no sólo individualmente, sino también reunidos en grupos, en los que han oído el Evangelio y a los que consideran como su Iglesia y de Dios.

 

Ante esta situación se da una dialéctica, pues a pesar de ese deseo de “unidad”, casi todos, aunque de manera diferente, aspiran a una Iglesia de Dios única y visible, que sea verdaderamente universal y enviada a todo el mundo.

 

Asumimos la acción ecuménica como un imperativo de la conciencia cristiana iluminada por la fe y guiada por la caridad

 

El Concilio Vaticano II expresa la decisión de la Iglesia de emprender la acción ecuménica en favor de la unidad de los cristianos y de proponerla con convicción y fuerza, la exhortación es a todos los fieles católicos a que, reconociendo los signos de los tiempos, participen diligentemente en el trabajo ecuménico; es decir el ecumenismo es visto como uno de los signos de los tiempos a los cuales como iglesia debemos responder. La Iglesia católica asume con esperanza la acción ecuménica como un imperativo de la conciencia cristiana iluminada por la fe y guiada por la caridad.

 

Como cristianos que seguimos las huellas de Jesús, es interesante que esa intención de unidad la tenía el propio Jesús, pues antes de su Pasión rogó para “que todos sean uno” (Jn 17, 21). Esta unidad, que el Señor dio a su Iglesia y en la cual quiere abrazar a todos, no es accesoria sino que está en el centro mismo de su obra. No equivale a un atributo secundario de la comunidad de sus discípulos. Pertenece en cambio al ser mismo de la comunidad. Dios quiere la Iglesia, porque quiere la unidad y en la unidad se expresa toda la profundidad de su ágape.

 

Así pues, para la Iglesia católica, la comunión de los cristianos no es más que la manifestación en ellos de la gracia por medio de la cual Dios los hace partícipes de su propia comunión, que es su vida eterna. Creer en Cristo significa querer la unidad; querer la unidad significa querer la Iglesia; querer la Iglesia significa querer la comunión de gracia que corresponde al designio del Padre desde toda la eternidad. Este es el significado de la oración de Cristo:«Ut unum sint».



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