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Eslovenia propone al padre Opeka para
el
Premio Nobel de la Paz
El Primer Ministro de Eslovenia, Janez Janša, ha propuesto la
candidatura del misionero lazarista Padre Pedro Opeka, presbítero argentino de
origen esloveno, y de la comunidad de Akamasoa, la "Ciudad de la
Amistad", fundada por él en las afueras de Antananarivo, en Madagascar,
para el Premio Nobel de la Paz 2021.
Para el premier, el clérigo y la comunidad de Akamasoa, que el
Papa Francisco visitó el 8 de septiembre de 2019 durante el viaje apostólico a
Mozambique, Madagascar y Mauricio, persiguen los objetivos de las Naciones
Unidas.
"Los esfuerzos humanitarios del misionero y sus
colaboradores en Madagascar se han convertido en un proyecto de paz global en
la lucha contra la pobreza, la marginación y la injusticia, para que los pobres
de todo el mundo puedan llevar una vida digna", explica el portal del Gobierno
de la República de Eslovenia. Janša también recordó lo que el ex presidente de
Madagascar, Hery Rajaonarimampianina, dijo en 2014 sobre el padre Opeka, al que
describió como "un faro vivo de esperanza y fe en la lucha contra la
pobreza".
"El lazarista ha librado muchas batallas contra la
pobreza, dando esperanza a quienes viven en los márgenes de la sociedad y
ofreciéndoles nuevas oportunidades para una vida más digna. Lleva casi 50 años
ayudando a los más pobres entre los pobres, a los sin techo y a los últimos,
permitiéndoles llevar una vida independiente, proporcionándoles educación,
trabajo e independencia financiera".
La comunidad de Akamasoa, que cumplió 30 años en 2019, abarca
ahora más de 18 aldeas, donde personas y familias que antes no tenían hogar
viven en más de 4 mil casas de ladrillo. Ofrece a los niños y jóvenes una
educación integral, desde el jardín de infantes hasta la universidad, y en la
actualidad unos 13 mil están incluidos en el sistema escolar.
"Ciudad de la Amistad" en Madagascar
Los jóvenes también tienen la oportunidad de formarse en
diversas profesiones. Akamasoa también cuenta con seis clínicas, tres
hospitales, cuatro estructuras sanitarias para la maternidad y 18 campos
deportivos. Gracias a los esfuerzos del padre Opeka y sus colaboradores, se ha
ayudado a más de medio millón de personas pobres en Madagascar y Akamasoa
consigue proporcionar unos 5 millones de comidas cada año.
Unos 500 nativos trabajan en la "Ciudad de la
Amistad", mientras que un total de 4.000 personas trabajan en las
canteras, en las pequeñas granjas y en los diversos talleres y tiendas. Además
de Akamasoa, el padre Opeka ha creado varias estructuras educativas en el país,
ahora gestionadas por instituciones estatales.
Entre otras cosas, el religioso enseña a los jóvenes a
respetar la naturaleza, apoya firmemente la reforestación y la protección de
los bosques -el 70% de los cuales han sido destruidos en Madagascar- y cada
año, junto con muchos jóvenes, planta unos 50.000 plantones. La comunidad de
Akamasoa tiene amigos, donantes y partidarios en varios países del mundo, y su
ejemplo les enseña a ayudar a los más vulnerables.
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