Reflexión | José
Ramón Flecha Andrés*
Otra Semana Santa
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En estos días se oye decir una y otra vez que este
año, como el año pasado, no habrá Semana Santa. Seguramente, los amigos que nos
leen desde otros países no entenderán estas expresiones, tan desmayadas como
parciales. Ellos no saben nada de las Hermandades de Sevilla o de las tallas de
pasión que se pueden admirar en León, en Valladolid o en Zamora. Y, sin
embargo, saben lo que es la Semana Santa.
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Este año, no podremos salir con esas elaboradas palmas
de Elche a recibir la imagen de Jesús que llega a lomos de la borriquilla, pero
muchos cristianos saldrán de su embeleso para recibir a Jesús que llega a
nuestras vidas por caminos impensables.
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Este año muy pocos de nosotros oirán en las iglesias
las lecturas que nos recuerdan las reacciones y la traición de Judas, pero
todos podremos preguntarnos si no estaremos reproduciendo su imagen en nuestro
ambiente.
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Este año pocos sacerdotes asistirán a la misa crismal
en la que el obispo bendice los santos óleos y consagra el crisma que nos
presenta como miembros de Cristo sacerdote, profeta y rey, pero renovarán su
adhesión al Señor y a la Iglesia.
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Este año no sonará el jueves santo el «Cantemos al
amor de los amores» que nuestros hermanos de las Américas recibieron de los
misioneros españoles, pero repetiremos la comunión espiritual que nos ha
recordado el papa Francisco.
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Este año no podremos venerar el viernes santo el árbol
de la cruz en que estuvo clavado el redentor del mundo, pero recordaremos con
dolor a los hermanos que en una parte y en otra están siendo colgados de cruces
de pobreza, de abandono y de martirio.
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Este año no contemplaremos el sábado santo a la Virgen
de la soledad, pero tendremos en el corazón a tantas personas que no han podido
asistir a la muerte de sus seres queridos y que, tal vez, ni siquiera saben
dónde han sido sepultados.
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Este año no nos pasaremos unos a otros en la vigilia
pascual la luz recién nacida del fuego nuevo que en el cirio nos recuerda a
Cristo, pero nos preguntaremos si en el confinamiento hemos aprendido a pasar
la luz a nuestros hermanos cercanos y lejanos.
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Este año en pocos lugares se repetirá la escena del
encuentro de María con el Señor resucitado antes de asistir a la misa pascual,
·
pero todos podemos acoger en nuestra vida al Señor que
nos trae la paz y la esperanza.
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Este año podremos celebrar de otra manera el misterio
de la muerte y resurrección de Jesucristo, recordando a los emigrantes que
mueren en los mares y a los vecinos que hacen fila para ser vacunados o recibir
un poco de alimento.
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Este año la Semana Santa será santa de verdad si
nosotros tratamos de vivir la aventura de la fe, la llamada de la esperanza y
el compromiso del amor.
* José Román Flecha Andrés, sacerdote, catedrático de Teología Moral,
especializado en Bioética.
Publicado en>
https://www.revistaecclesia.com/otra-semana-santa/
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