domingo, 25 de abril de 2021

Conocimiento y principios bioéticos


Fe y Vida | Jahuil Alexander Doroteo, MSC






Áreas de conocimiento y principios bioéticos

 

Tenemos la bioética global de Potter, la cual engloba la deontología médica y ambiental promoviendo nuevos paradigmas de comprensión epistemológica. Este autor reflexiona sobre la biología y los valores humanos creando un puente entre biología y ética. Él se enfoca en la calidad de vida, con el término de supervivencia de la humanidad de cara al futuro, buscando una convivencia sana entre el mundo y el ser humano. Para Hellegers, su modelo es el biomédico, el cual relaciona la medicina, la filosofía y la ética. En este modelo juegan un papel importante las ciencias biológicas y sociales en cuanto al componente científico y las reflexiones de sectores seculares y religiosos en relación con el ético.


La vida humana es un valor absoluto y no la libertad. Hay que apuntar a una ética civil laica, racional, humana que ayude a la convivencia social


Blázquez, siguiendo a Engelhardt, propone la ética secular y pluralista como la apropiada a la bioética. La ética es la manera de resolver los problemas salvaguardando el respeto absoluto a las posiciones antagónicas originales. De esta manera no se puede apelar a un criterio personal como Dios para resolverlas. Este autor distingue entre ética formal-secular y religiosa-contenuística. La primera está vacía de cánones válidos para todos y la segunda es referida a la fe en Dios. En este sentido habla de la pérdida de la trascendencia y optar por lo intramundano. El consenso es la autoridad moral y se materializa en los principios de beneficencia, permiso y de propiedad, los cuales ayudan a la resolución de los problemas y el Estado debe apoyarlos.

 

El autor Blázquez expone que ninguno de estos tres autores demuestra una fuerte formación filosófica para la valoración objetiva de los problemas éticos. Alaba la proeza de hacer de puente entre el progreso técnico y la calidad de vida, pero critica la visión romántica futurista del primer autor, la idea poco clara de la naturaleza de la ética en el segundo y el fideísmo del tercero. También se presentan diferentes posturas bioéticas (desde las que cambian el término por ética hasta solo verla desde el enfoque biomédico). No puede haber un discurso a la carta, pues prescinde del carácter objetivo radical de la vida humana. Ella es un valor absoluto y no la libertad. Hay que apuntar a una ética civil laica, racional, humana que ayude a la convivencia social.

 

Existen varios principios bioéticos según Engelhardt: autonomía, que está relacionada a la autodeterminación de la persona y el consentimiento informado, no-maleficiencia, simplemente no hacer daño; beneficencia es un principio inverso al anterior; justicia es el reconocimiento de que la dignidad del ser humano sea respetada. Este modelo es descartable porque pone la libertad como valor absoluto por encima de la vida. Otro modelo es el científico-tecnicista que propone que el deseo se legitimará en la medida de la posibilidad para realizarlo. Las acciones humanas serían éticamente buenas en la medida en que sean técnicamente factibles. Desde esta perspectiva el teólogo expresa que la libertad y la técnica están al servicio de la vida.

 

Nuestro autor expresa que la bioética trata de buscar una relación diferente a la ética médica de corte más social que personal, aprovechando los avances en las técnicas biomédicas y los nuevos problemas sociales. Algunos rasgos de la bioética son: a) secularización, que es la no adhesión a referencia religiosa u obediencia confesional; b) interdisciplinar, es la colaboración con las ciencias en relación a la salud y el bienestar social; c) enfoque prospectivo, que rompe con las respuestas de la ética clásica y la teología moral para dar respuesta a los retos de la biotecnología, d) enfoque social, donde la persona es vista de manera global y con pertenencia social, e) sistemática y científica como el uso de criterios científicos, objetivos y racionales.

 

Referencia: Blázquez, N., Bioética, La nueva ciencia de la vida, Madrid, 2000, pp. 43-72.

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