Comentarios | Imma CALVO
El grano de mostaza
Amigas y
amigos: Quiero empezar dando las gracias a quienes de una u otra forma habéis
celebrado con nosotros este XV Aniversario. Ya sea con un
mensaje, ya sea participando en el Encuentro online o presencialmente. Todo el feedback recibido
nos refuerza en la idea de estar realizando una tarea valiosa para algunas
personas. No puedo evitar relacionar la parábola del grano de mostaza,
que leeremos este domingo, con la forma tan modesta que tuvo de empezar esta
web y ahora es como ese árbol frondoso que da sombra de paz y libertad interior
a muchos en su andadura.
Ya hemos
hecho el montaje de los primeros cuarenta minutos de la intervención de Fray Marcos:
Divinidad Inalcanzable. ¿Qué podemos decir de
Dios que no sea mentira? La segunda parte la editaremos en los próximos días.
Evangelio y
comentarios al Evangelio
Marcos 4, 26-34. “Con el reino de Dios sucede lo mismo que con la semilla
que un hombre siembra en la tierra: tanto de noche como de día, la semilla
germina y crece, aunque él no sepa cómo”.
Vicente Martínez: Creer en Jesús. La semilla crece progresivamente en el silencio, desapercibido,
pues es Dios es Dios mismo quien la hace crecer. Esto no niega la participación
humana, que habla de la siembra y la siega que realiza el agricultor.
José Luis Sicre: Dos parábolas sobre el reino de
Dios. Una invitación a
confiar en la acción misteriosa de Dios en la Iglesia y en cada uno de
nosotros.
Enrique Martínez Lozano: Confianza y liberación. El mensaje de Jesús viene a decir que no son las formas las que
tendremos que atender, sino el “reino de Dios”, es decir, aquello que
constituye el “Fondo” de todo lo que es.
Fray Marcos: La semilla tiene la energía para crecer. Pero no puedo echarme a dormir porque en cualquier momento
puedo malograr su crecimiento.
José Antonio Pagola: No todo es trabajar. Esta parábola, tan olvidada hoy, resalta el contraste entre la
espera paciente del sembrador y el crecimiento irresistible de la semilla.
Rosario Ramos: La fuerza de lo oculto. Jesús toma la palabra para revelar cómo actúa el dinamismo
divino en la realidad humana. Imperceptible a nuestros sentidos, pero pujante
en nuestra existencia como fuerza vital que nos hace crecer desde lo que somos.
Publicado en Eclesalia.net
IMMA CALVO, amigos@feadulta.com
LAS ROZAS (MADRID).
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