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Mundial | Amigo del Hogar
Liberar patentes de la vacuna
Líderes religiosos de todo el mundo han pedido que
cese el llamado “nacionalismo de las vacunas” para que se liberen las patentes
y facilitar así el acceso universal a la vacuna del coronavirus. Un paso muy
importante que aceleraría la vacunación y cambiaría el curso de la tragedia que
no parece tener fin.
Cualquier empresa del mundo podría “fabricar y distribuir las vacunas, lo cual aceleraría la vacunación de miles de millones de personas
“Como líderes religiosos, dicen ellos, unamos
nuestras voces para que las vacunas estén disponibles para todas las personas como
un bien común mundial. Esta es la forma de acabar con la pandemia”.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha
dado un paso importante en este sentido, cuando anunció su apoyo a la
liberalización de las patentes de las vacunas contra el Covid-19. El papa
Francisco mostró su satisfacción con esta medida que favorecerá a millones de
seres humanos alrededor del mundo.
Las razones económicas
Es notable señalar que las empresas que han
desarrollado las vacunas contra el virus lo han hecho en tiempo récord. Ellas
las fabrican y las comercializan. Según la lógica de mercado, estas empresas recuperan
su inversión en lo que se ha convertido en el gran negocio de nuestro tiempo.
Pero sucede que tratar las patentes en términos de
negocio legal, afecta la salud y la vida de millones y millones de personas que
dependerán de que los gobiernos locales adquieran de esas empresas la cantidad
necesaria al tiempo prudente. En cuestiones de negocios, qué desgracia, la vida
depende de la comercialización, que al final enriquece a estas corporaciones,
al riesgo de la vida de los demás.
Seamos agradecidos. Reconozcamos el esfuerzo por
encontrar la vacuna para remediar los males de la pandemia. Sin embargo, la
vocación al servicio a la vida no es lo principal en este caso para agradecer.
Las empresas montaron un negocio millonario a riesgo de la vida de la humanidad
si solo entra el factor inversión-ganancia.
Esta objeción es de razón económica:
si se liberan las patentes quedan afectadas las empresas farmacéuticas que las
desarrollan y las fabrican para comercializarlas. En el caso de nuestro país,
estamos al tanto de los inconvenientes que provienen de comprar y recibir lotes
de vacunas suficientes; y como se está haciendo en tiempo récord, también hay
confusiones, desinformación y suspicacias en cuanto a los resultados de la
vacunación.
Es importante saber que la propiedad de una
patenta dura normalmente veinte años, a los que se pueden añadir cinco años
más. Imaginemos a las grandes empresas farmacéuticas cobrando durante 25 años
por la vacuna y no hay garantías de cuándo van a llegar a todo el mundo. En este
caso, ¿es más importante el negocio que la vida de la gente?
En conclusión, claramente hablando podemos decir
que el derecho de las patentes de la vacuna es un asunto de humanidad, de
justicia, de solidaridad. Estos valores tendrán que entrar en el lenguaje de
las grandes empresas que se enriquecen sin medida sin considerar la salud y la
vida de la humanidad.
Si se liberalizan las patentes, cualquier empresa
del mundo podría “fabricar y distribuir las vacunas, lo cual aceleraría la
vacunación de miles de millones de personas, mejoraría la seguridad, acabaría
con el negocio de las mafias y sin duda abarataría los precios. Se salvarían cientos
de miles, o millones de vidas”, afirma un trabajo de investigación sobre el
tema. Esta razón debe propagarse, ante el riesgo de una pandemia donde las
mutaciones se producen y las vacunas se presenta como la posibilidad de
inmunizar a la cantidad de poblaciones que detendrían la pandemia.
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