Desde los tejados | Manuel Maza, SJ
Una sociedad dividida no se
sostiene
En Marcos (3, 20 – 35) encontramos dos de las
descalificaciones más violentas padecidas por Jesús.
Primero sus propios familiares querían
llevárselo, “porque decían que no estaba en sus cabales”. El proyecto de vida
de Jesús escandalizaba tanto a sus propios familiares, que ¡lo creyeron loco!
Hoy en día, muchos padres de familia se alegran cuando sus hijos se enrolan en
grupos de la Iglesia. ¿Será que los adultos nos hemos convertido, o será que
hemos convertido a Jesús, en una figura que refuerza el sistema egoísta
dominante? Se valora la pertenencia, pero no que el joven revise sus ideales y
valores.
Le segunda descalificación proviene de los escribas
de Jerusalén. Viendo que Jesús curaba a tanta gente, decían: “[Jesús] tiene
dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los
demonios.”
¿Qué remedio se puede encontrar para una persona
que llame “malo” a lo “bueno”? Jesús afirma, quien: “blasfeme contra el
Espíritu Santo no tendrá perdón jamás”. Lo entiendo así: ¿de qué le servirá el
perdón en esta vida o en la otra, a quien blasfema contra el bien? ¡El perdón
es un bien que jamás podrá apreciar!
Este evangelio ilumina, nuestra política y vida
ciudadana. ¿Puede avanzar un país donde, por un lado, la corrupción alcanza
niveles de excelencia administrativa, mientras por otro, la justicia con pocos
recursos lucha a “mano pelá”? Jesús
enseña: “un reino en guerra civil no puede subsistir”.
Hace poco, las pistas del aeropuerto Las
Américas quedaron a oscuras en la noche, ¡se robaron los cables! La corrupción y la impunidad le roban los
cables a la justicia y la apagan. Nos jugamos el futuro en crear un país justo,
que aplique la ley a toditos. Unidad, no para que un grupito se reparta el
poder, sino para buscar el bien de todos.
Desde los tejados | Manuel Maza, SJ/mmaza@pucmm.edu.do
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