Para vivir mejor | Dra. Miguelina Justo
Volver a la escuela
En medio de la incertidumbre propia de la crisis
sanitaria producida por la pandemia de la COVID-19, el Ministerio de Educación
de la República Dominicana (1) apostó a un retorno a las
aulas gradual, voluntario, progresivo, escalonado y bajo consentimiento. Lo cual supone una gran oportunidad de
colaboración para todos los miembros de la comunidad educativa, especialmente
para el cuerpo docente y directivo y para las familiares. Todos están llamados a trabajar para hacer
realidad la recuperación socioemocional y de los aprendizajes de niños y
adolescentes en un contexto por demás preocupante.
En un informe publicado por el Banco Mundial (2) sobre el impacto de la
pandemia de la COVID-19 en la educación de los países de América Latina y del
Caribe se advierte que la ausencia de educación presencial debido al cierre de
los centros educativos podría tener como consecuencia la ampliación de la
brecha socioeconómica de los aprendizajes.
Los esfuerzos que se han hecho no bastarán para evitar que los
estudiantes pertenecientes a sectores económicos más empobrecidos puedan
presentar aún peores niveles de aprovechamiento educativo. Se estima que al menos dos de cada tres niños
no podrán leer ni entender un texto adecuado a su edad, al terminar la
primaria. Así mismo, la proporción de
estudiantes de secundaria con un rendimiento debajo del nivel mínimo podría
podría aumentar de 55 por ciento a 71 por ciento, mientras que la deserción
escolar aumentaría en un 15 por ciento.
En suma, el número de niñas y niñas “pobres de aprendizaje” subiría. El
regreso a las aulas es, sin duda, una de las medidas ideales para la mitigación
de estas nefastas consecuencias, esto unido al uso adecuado de la tecnología y
de la información disponibles, sin embargo, es razonable hipotetizar que cuando
las escuelas abran, no todos los estudiantes regresarán.
Como, acertadamente, el regreso se ha propuesto como
voluntario para los estudiantes, y bajo el consentimiento de sus tutores, al
menos cuatro escenarios se podrían presentar, según la perspectiva de cada
uno. Cada escenario exigirá una
respuesta especial de los centros educativos. A seguidas, algunas pinceladas:
∙ Padres e hijos de acuerdo con la asistencia presencial. Este acuerdo explícito facilitará
la integración, sin embargo, la misma naturaleza inédita de la situación actual
podría ser demandante. Es de vital
importancia que tanto estudiantes como sus familiares conozcan y respeten los
protocolos establecidos, y se comprometan a seguir las recomendaciones de las
autoridades educativas y sanitarias el país.
La prudencia debe primar. El personal docente apoyará este gran esfuerzo
brindando un ambiente cálido, seguro y flexible, donde lo socioemocional estará
por encima de lo cognitivo.
∙ Padres e hijos de acuerdo en no asistir de manera presencial. Cuando los estudiantes y sus
familias están de acuerdo en no asistir al centro educativo es importante que
el personal docente y los allegados a la familia asuman una actitud de
curiosidad que facilite la comprensión de esta postura. Juicios
prematuros podrían resultar ser perjudiciales. El comprender las razones
de esta negativa, podría ayudar a identificar cuáles serían las necesidades a
satisfacer. ¿Es el miedo que les impulsa? ¿Qué representaría para
ellos el regreso: acaso gastos, incomodidad, más cambios y ajustes? ¿Qué
revela esta negativa? ¿falta de motivación y compromiso, desconocimiento
de las ventajas del regreso?
∙ Padres que querrán que sus hijos asistan e hijos que no querrán. Es necesario que los adultos
puedan enfocarse en escuchar el punto de vista de los niños y jóvenes que dicen
no querer regresar a la escuela. Entender su perspectiva es vital.
¿Qué temen? ¿Qué quieren? ¿De qué huyen? ¿Qué les
mueve? El miedo inoculado, ese que lleva a la protección, puede
convertirse en una aprensión limitante. La comodidad del hogar protege de
aquello que aún no se ha resuelto: inseguridades, acoso, temor al
rechazo. Las posibilidades son muchas y deben ser examinadas para que
padres, docentes e incluso otros compañeros puedan apoyar. Podría
requerirse la intervención de un profesional de la salud mental dentro del
centro educativo, como el orientador y el psicólogo.
∙ Padres que no quieren que sus hijos asistan e hijos que desean
asistir.
El rol del docente y de los miembros del equipo de gestión es crucial cuando
los niños y los adolescentes desean asistir a la escuela y son los padres
quienes se niegan. Es importante que los
estudiantes en esta situación perciban que sus sentimientos y emociones son
validados, al tiempo de que se muestra respeto por la postura de sus
cuidadores. Es necesario que los docentes apliquen estrategias de enseñanza que
contribuyan a que el estudiante permanezca integrado al resto del grupo que se
encuentra asistiendo al plantel. Podría ser necesario atender a los
sentimientos de pérdida de antiguos compañeros de aula, quienes extrañan el
encuentro amistoso y pudieran no comprender la complejidad de la
situación. Por otro lado, la
comunicación con los tutores de estos estudiantes es indispensable. Es necesario conocer su postura,
comprenderla, para responder a las inquietudes que pudieran tener.
Trabajemos para que sea posible el regreso a las
aulas, tal como se ha pautado, de manera gradual, voluntaria, progresiva,
escalonada y bajo consentimiento. La alianza familias-estudiantes-docentes es
la piedra angular de este proceso. Cada día cuenta. Es necesario trabajar
juntos, sin descanso, para erradicar la pobreza de aprendizajes que es la peor
de las condenas. Que la escucha, la compasión
y el conocimiento nos guíen, para hacer posible el país que queremos y
merecemos. ADH 858.
[1] Protocolo para el Retorno a las Aulas
Gradual, Voluntario, Progresivo, Escalonado y Bajo Consentimiento. ¡Cuidando la
alegría y la seguridad del reencuentro! Ministerio de Educación de la República
Dominicana, 2021.
https://ministeriodeeducacion.gob.do/media/banners/f399ca496e154663438926d58ebc9e5d96d43d8eprotocolo-general-para-el-retorno-a-las-aulaspdf.pdf
[2] “World Bank. 2021. Actuemos ya para
Proteger el Capital Humano de Nuestros Niños: Los Costos y la Respuesta ante el
Impacto de la Pandemia de COVID-19 en el Sector Educativo de América Latina y
el Caribe. World Bank, Washington, DC. © World Bank.
https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/35276 License: CC BY 3.0 IGO.
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