Matrimonio y Familia |
Amigo del Hogar
5 claves para un matrimonio feliz
Hay
muchas maneras de imaginar lo que sería un matrimonio feliz. Todos tenemos
algunas ideas acerca de la pareja que se propone una relación estable, basada
en la fidelidad y el respeto mutuo, centrada en el amor como su fuente y la
felicidad mutua como su fin. Pero no basta la imaginación. La pareja tiene que
tomar conciencia de que un matrimonio feliz es una realidad que se construye,
que se logra en el tiempo. Claro, todo edificio que se levanta tiene una base.
Ella da garantías de permanencia en el tiempo.
La
cultura actual tiene sus grandes valores, pero si algo vemos claro es que
resulta complicado en el mundo actual aspirar a un matrimonio feliz si se
siguen ciertas corrientes de pensamiento y de costumbres que apuntan más a la
ruptura, al matrimonio con tiempo de caducidad, a relativizar la fidelidad
(aunque se exija de los demás). No están las cosas tan claras ni fáciles para
el amor eterno, dispuesto a afrontar todos los obstáculos para seguir juntos y
alcanzar un matrimonio feliz.
Siguiendo
a los especialistas en lo referente a la vida de la pareja, donde el amor se
pretende como la posibilidad de alcanzar la felicidad en el matrimonio, podemos
repensar estas cinco claves para quienes están tomando el matrimonio como una cuestión
decisiva para alcanzar la mutua felicidad.
1. Cuidar
la relación. Pero cuidarla con toda la
delicadeza, constancia y esfuerzo que requiere esa empresa. Cuidar la relación
es cuidar a la persona con la que comparto mi vida. Creo que cualquier tipo de
matrimonio que se haya realizado, sea civil o religioso, todo lo que se resalta
de bueno y verdadero no se inclina a él o ella: es compromiso de los dos, así
como se entregan los anillos o se dicen las palabras que comprometen, las
reglas civiles o religiosos están enunciadas para ambos.
2. En
plano de igualdad. Como consecuencia de la
clave anterior, tienen que despojarse de la posible creencia de superioridad de
uno o de otro. En muchos casos es el hombre quien pone la mayor responsabilidad
en la mujer y le carga las tareas, inclinando la balanza hacia su bienestar. En
otros casos, la mujer asume su inferioridad respecto al hombre, en muchos
aspectos, y permite vivir en plano distinto a él. El hombre, por ejemplo, tiene
que asumir un grado de iniciativa y creatividad a favor de los dos, superando
el machismo.
3. Sentirse
amado, amada. Hay situaciones ideales
de la pareja que funcionan muy bien en el marco teórico antes de unirse en una
relación estable. Imaginen los paseos por las playas, las cenas a la luz de la
vela, muy romántica, jurarse amor para siempre… Ocurre que las nuevas situaciones
que se van presentando puede hacer la relación real sin esas notas de
admiración mutua, respeto, en fin, de la necesidad que tiene cada uno de
sentirse amado o amada y reconocida por su pareja. En un matrimonio feliz, el
amor nunca será secundario.
4. El que
ama perdona. En la visión de la fe,
tal como la conocemos en la vida cristiana, Dios muestra su amor incondicional
perdonando. El Todopoderoso se hace cercano y compasivo por la manifestación de
su amor. Este amor siempre está dispuesto a perdonar (no confundir con dejar
hacer). El perdón es una decisión que abre un espacio al amor, para que se
manifieste en toda su verdad en la vida de la otra persona, la transforme y la
haga también capaz de perdonar. El mal se detiene, la relación cambia, se
encuentran nuevos caminos, siempre que está presente el perdón.
5. Una
buena comunicación. Es urgente cultivar este
espacio de apertura y conocimiento mutuo. Cargamos mucha información, pero no
siempre estamos bien comunicados. Necesitamos acoger la realidad de la otra
persona en la posibilidad de que no solo digamos acerca de algo, sino que nos
digamos desde nuestra propia interioridad, para dejarnos conocer de la pareja.
Implica compartir pensamientos, preocupaciones, expectativas. Dejarnos conocer
desde la manera de enfrentar las situaciones de la vida, nuestras reacciones,
nuestra mirada a la realidad tal como nos toca y nos condiciona a veces.
Estos
ingredientes deben estar presentes en una aceptable receta del matrimonio
feliz. Hay quien entiende que si ya tiene asegurada la pareja, ya no hay
necesidad de esfuerzos. Sí la hay, una pareja inteligente sabe el valor de
cuidar lo que se tiene y no dar todo por supuesto.
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