viernes, 3 de septiembre de 2021

Primero, prepararme


Reflexión | Paola Calderón Gómez #Voces/PC

 


Primero, prepararme

 

A nuestra sección Voces, llega Monseñor Julio Daniel Botía, doctor en Teología y director del Instituto de pastoral del clero. En esta oportunidad su reflexión dirigida a la vida consagrada, advierte sobre el riesgo de caer en el activismo y la dispersión en el ejercicio de la actividad ministerial, situación que puede desplazar el encuentro con Dios a través de la oración o el necesario discernimiento frente a las propuestas pastorales que van surgiendo cada día.

 

Mi conexión con Jesús

Cuando quiero prender un aparato, lo primero que hago es conectarlo a la corriente. Es lo que hay que hacer para vivir bien nuestra vida y para ejercer bien nuestro ministerio: conectarnos con Jesús. ¿Verdad?

 

No se sabe si es por tener muchas ocupaciones, o por la falta de costumbre, a veces, hacemos el salto mortal: de una actividad a otra, sin conectarnos, sin prepararnos. Incluso, pasa que se va de la cama al altar, o de cualquier ocupación corriendo a celebrar, sin orar y sin prepararnos. En todo ello se refleja el principal problema que tenemos los sacerdotes: el activismo y la dispersión.

 

La llamada que Jesús hizo a los Apóstoles y la que nos hace a los de vocación apostólica es, primero que todo, a “estar con Él” (Ver Mc 3, 13 – 14). Por ello, es sabio el mandato que recibimos de Jesús, a través de la Iglesia, el día de la ordenación sacerdotal: meditar la Palabra que escuchamos, imitar lo que conmemoramos. Prepararnos antes de ir a realizar actividades ministeriales. Así se reaviva el don que hemos recibido por la imposición de manos (Ver 2 Tim 1, 6).

 

Solo una cosa es necesaria

Prepararme” conlleva el que me encuentre con Jesús y dialogue con Él; que tome conciencia de que voy con Él a la misión y que voy como su enviado, en su Nombre y con su poder; que me llene de su sabiduría y fortaleza; que recuerde los elementos que he recibido para ir a prestar ese servicio; y que me ponga dócilmente a la disposición de su Espíritu. Así, voy a realizar lo que Dios quiere y como Él quiere. Voy con autenticidad y fidelidad sacerdotales.

 

La pregunta que muchos hemos hecho es la de dónde está el tiempo para “prepararme” para cada actividad ministerial. Nos quejamos de que no alcanzamos a hacer todo lo que ya tenemos asumido. Pero, con Jesús, encontramos la respuesta: somos enviados a hacer solo lo que Dios quiere y como Dios quiere. Y Él quiere que vayamos con Él, en su Nombre y con su poder. Eso nos lleva a revisar si estamos haciendo solo lo que Dios quiere y todo lo que Él quiere. Y, aunque es duro, pasamos a suprimir lo que no es voluntad de Dios sino nuestra, o de la gente. Pasamos a utilizar mejor el tiempo preparándome y preparando cada actividad ministerial.

 

¿Muy difícil? Lo podremos hacer con la ayuda de Dios y por Él. Lo haremos para servir mejor a nuestros hermanos. Y nos decidimos a hacerlo para aprender y crecer más personalmente con cada servicio ministerial.

 

Conversemos con otros dos hermanos sacerdotes sobre la manera de prepararnos mejor para nuestro ministerio. Nos hará mucho bien.

 

Publicado por Prensa Celam: 



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