Reflexiones | Mons. Telésforo Isaac
Noviembre: Tiempo de celebraciones y Adviento de
esperanza
El mes de noviembre es el ocaso del verano y es tiempo de
celebraciones religiosas y culturales: Todos los Santos, Fieles Difuntos,
Cristo Rey, San Andrés y Acción de Gracia (USA). En especial, es el comienzo
del Año Litúrgico de Adviento.
¡Adviento es tiempo de esperanza! Este es el período designado por
los cristianos para guiar los fieles en el crecimiento permanente, a través de
actos litúrgicos y meditaciones de los misterios fundamentales de la venida del
Mesías, se encuentra entre los cuatro domingos antes de Noche Buena, 24 de
diciembre de cada año.
En el calendario litúrgico, es tiempo de Adviento tiene
características de preparación y expectativa, con dos enfoques
principales:
Primero, se hace memoria de las profecías y las expectativas del
pueblo hebreo de la venida del Mesías según las Santas Escrituras, para liberar
al pueblo judío y reinar en el mundo. Esto se cumplió con la venida de Jesús
Nazareno.
Segundo, ahora los cristianos esperan la segunda venida del Mesías
o Salvador, llamado Cristo. Estos mantienen la esperanza de que su retorno al
mundo terrenal será para juzgar a los pueblos, y establecerá un reino de paz,
justicia y bienestar espiritual por toda la eternidad.
El Adviento es tiempo de expectación, porque esta estación se ha
convertido en una época para incrementar el comercio y las celebraciones
festivas que muchas veces sólo son expresiones seculares de esta observancia religiosa.
A pesar del desgaste espiritual y la secularización del Adviento,
los cristianos y los seres humanos de buena voluntad mantienen que esta época
no puede extinguirse, ni tampoco marchitarse; por eso, la estación pre-navideña
es tiempo de esperanza y de preparación para la conmemoración del nacimiento de
Jesús el Cristo.
Adviento es tiempo para incrementar la fe, la esperanza y el amor.
Es propicio hacer el llamado para la devoción, el fortalecimiento de la
hermandad y la voluntad de hacer hechos de benevolencia y caridad. Es tiempo
para oír de nuevo la misma voz de Jesús, diciendo: “Ha llegado el tiempo, y el
reino de Dios está cerca, vuélvanse a Dios y acepten con fe sus buenas
noticias”. (Marcos 1: 15)
Es cierto que el mundo está convulsionado. Hay muchas mentes
perturbadas, hay innumerables corazones angustiados, hay guerras, brotes
epidémicos como el flagelo de la pandemia de Covid 19, corrupción moral,
carencia económica, intolerancia, opresión, degradación de seres humanos,
empobrecimiento material y espiritual, desprecio a la dignidad de seres creados
a imagen y semejanza de Dios, humillación a menesterosos,
prejuicios raciales y culturales; a pesar de todos estos males,
anualmente se aviva la esperanza, se reanima la ilusión, los buenos deseos
florecen y se hace manifiesto la buena voluntad de muchos, para prepararse a
fin de celebrar la fiesta del nacimiento de Jesús el Salvador.
Entramos de lleno en lo que se hace mayormente en momento de
preparación para la fiesta del nacimiento del Cristo. Se ven las ofertas
comerciales, decoraciones de las casas y calles, expectativas de dar y recibir
regalos, anhelo de intercambiar felicitaciones, agrado de encontrarse con
familiares y amigos.
El pueblo en general, y aun gentes de otras culturas, están
pendiente de esta época, para dar muestras de gozo, actividades de
confraternidad y alegría espontánea. Es de notar que, aunque no hay dimensión
de espiritualidad, ni verdadera conciencia religiosa, sin embargo, persiste el
sentir de lo sagrado y los creyentes cantamos: “Ven Jesús muy esperado, ven y
quita de tu grey, sus temores y pecados, pues tu eres nuestro rey”, y porque,
¡Adviento, es tiempo de esperanza!
ADH 861
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