Temas de Salud | Dra. Marcia Castillo
Vivir cansados
Desde
los primeros tiempos la filosofía fue nombrada “Madre de todas las ciencias”
yendo siempre un paso por delante de las demás ciencias, desde su atalaya lanza una mirada crítica y
lateral a las sociedades y al hombre mismo, muy a menudo los filósofos devienen
agoreros sobre situaciones que no han acontecido pero que en un momento
indefectiblemente se fraguarán.
Más de una
década ha pasado
desde que Byung-Chul Han, agudo filósofo surcoreano
hizo el siguiente
planteamiento “Desde el punto de
vista patológico el presente siglo no será bacteria ni viral, sino neuronal”,
resalta tres enfermedades
características en la época de las Enfermedades neuronales: el déficit de
atención con hiperactividad, el trastorno limítrofe de personalidad y el síndrome de desgaste
ocupacional y atinó en la
diana con tal certitud
el autor de “La agonía de
Eros”, que hoy
por hoy observamos en la práctica cotidiana
un patrón in crescendo
en los casos que
acuden por cansancio, inatención, fatiga
matutina, falta de energías y
disminución del rendimiento
laboral.
Nos
acostamos cansados, pasamos el día cansados y nos despertamos cansados, parece
que el mundo estuviera asfixiado por un apretado nudo de apatía que va
removiendo capa por capa toda nuestra
vitalidad.
El
utilitarismo, la hiper producción, la angustia por el mañana y el peso del
pasado aplastan a la mayoría de la población impidiendo mirar límpidamente el presente
con esa energía propia que descansa únicamente en la esperanza y en la visión holística
de la valía humana.
¿Pero,
acaso este cansancio tiene solo aristas socio laborales? o ¿existe además un
desgano que emana de adentro por
situaciones biológicas, epigenéticas y sanitarias?
Lo cierto
es que está
demostrado que el
Bornout, la sobrecarga laboral, el insomnio los
problemas endocrino
metabólicos, la apnea del
sueño y las hipovitaminosis entre otras tantas condiciones
de salud generan
una fatiga de
índole puramente orgánico y
que están a la orden del día,
no obstante existe el
otro costado, el fino
e incisivo de la postmodernidad “La obligación de ser
feliz y
positivo”, esta mordaza
invisible de estándares
imposible de alcanzar
y que nos
coloca en un fatigoso proceso de adquirir
vivencias en lugar de vivir, emociones en lugar de sentir, el
tener en vez del ser.
La happycracia, el multitasking y
la sobre saturación de propuestas para obtener lo inmediato violentan
nuestra mente y nuestro cuerpo.
El poeta C. Pavesse en su
hermosísimo cancionero “trabajar
cansa” preveía una sociedad
extenuada por dentro y por
fuera y lo hace a
partir de su lírica y de su propia
vida, accionando virulentamente
por acopiar tenencias y
terminando tan virulenta como
se empieza “quebrando la homeostasis del soma y de la
psiquis”, de ahí surge el catálogo variopinto de condiciones mentales: depresión,
ansiedad y otras afecciones psíquicas, demás
decir como acabó
la vida del poeta.
Quiero cerrar esta entrega coincidiendo con la concepción de Han: “Este exceso de
propuestas alternativas líquidas y
libertades tramposas
producen una injuria indolora que
se manifiesta en agotamiento, apatía y ahogamiento
del exceso, conllevando a un
desbalance en los neurotransmisores y
develando una psiquis
enferma y rota, esa
astenia mental que resulta
en un caldo de cultivo para
una sociedad que
pare sin cesar hombres
y mujeres hastiados del
hastío y vacíos de esperanza”.
ADH 861
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