sábado, 4 de diciembre de 2021

Los sueños de José


Nuestra Fe | José Román Flecha Andrés/RE

 


Los sueños de José


Es una delicia oír que en algunos lugares lo llaman «el Señor San José». Antes de terminar el año jubilar, nos detenemos a evocar los sueños que guiaron la vida y la misión de este sencillo artesano, descendiente de la estirpe real de David.


1.Aún no vivían juntos. Pero María estaba desposada con José cuando se comenzó a hablar de su próxima maternidad. José se hizo mil preguntas. Pero en sueños el ángel del Señor le explicó la presencia del Espíritu sobre su esposa. Él sabía que el Espíritu era el principio de la vida y el impulsor de los elegidos por Dios. Y eso significaba la revelación.


José comprendió que había de conferir al Niño los derechos del linaje mesiánico. Y le impuso el nombre de Jesús, que significa «El Señor salva». Tal vez se parecería al antiguo Josué, el guía que con el mismo nombre había introducido a Israel en la tierra de las promesas.


2. Con la llegada de los Magos de oriente llegó también el temor. De nuevo el ángel del Señor le habló en sueños para decirle que tomara al niño y a su madre y fuera a buscar refugio en Egipto, porque Herodes buscaba al Niño para matarlo.


Todo indicaba que aquel Niño resultaba molesto a los poderes de su tiempo. Apenas nacido, su vida era ya discutida. Evidentemente, aquel niño estaba llamado a repetir la peripecia del exilio de su pueblo. Pero Dios velaba por Jesús.


3. Muerto Herodes, el ángel del Señor de nuevo se apareció en sueños a José en la tierra de Egipto. Esta vez le indicó que regresara con el Niño y con su madre a la tierra de Israel.


Pero el sucesor de Herodes era violento como su padre. Y avisado de nuevo en sueños, José se retiró a la región de Galilea, y fue a vivir en Nazaret, para que se cumpliese el oráculo de los profetas: «Será llamado Nazareno».


4. José hizo de Jesús un carpintero como él. Así lo presenta Felipe a Natanael: «Hemos encontrado a aquel de quien escribieron Moisés en la Ley, y también los profetas: Jesús, el hijo de José, el de Nazaret».


Ante opiniones que no reconocen a Jesús como humano, el evangelista evoca su filiación y su lugar de origen. José es una prueba de la humanidad del que se presentaba como el Camino, la Verdad y la Vida.


5. Jesús volvió un día a su aldea. Enseñaba el sábado en su sinagoga de tal manera que sus vecinos preguntaban admirados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero?»


El Señor San José ha pasado en silencio por los evangelios. Es solo un creyente que acoge el querer de Dios, que se admira ante la presencia del misterio en su Hijo, que le pasa la herencia de David y la raíz de humanidad que él ha querido abrazar para siempre. Le bastaba prestar atención a los sueños.


Publicado por Revista Ecclesia


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