jueves, 23 de marzo de 2023

La despedida


Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín

 


La despedida

 

Cada vez que mi familia viene al país de vacaciones y nos tenemos que despedir de ellos, es como ver un pedacito del alma mía, irse con ellos.  Se sienten pinchazos en el corazón, se convierte en un adiós, pero con dolor.

 

A todos de una manera u otra nos ha tocado despedirnos de alguien. ¿Verdad que uno siente una tristeza profunda? ¿Es preguntarse si lo que sucede es real?

 

Despedirnos de nuestra familia y amigos, es ver terminar la magia de largos, pero largos años de travesía juntos. Es dejar de compartir gustos, alegrías, tristezas… El sólo hecho de saber que no las veras tan a menudo, se convierte en un momento de silencio profundo. Unas lágrimas que salen en automático, unos recuerdos bonitos, pero con sentimientos.

 

Los recuerdos te llegan del pasado, pero mirando al futuro. Te miras sin esos amigos y sin tu familia. Es reflejar como sería cada mañana, el día a día, los días festivos como el día de la amistad, su cumpleaños y hasta navidad. Nos sentimos volar con el viento, pensando en su recuerdo, que nos llena de anhelo, al recordar sus sueños, y nos preguntamos, cuándo será nuestro reencuentro.

 

Despedirse de alguien amado, es vivir un de tiempo con desvelo, sin poder conciliar el sueño. Despedirse de alguien, es jamás imaginarnos cuán importantes eran para nosotros. Nunca pensamos que se irán, nunca pensamos que no estarán.


Con el tiempo entendemos, que, si se fueron, un propósito grande tiene Dios con su vidas, y ver las grandes oportunidades que estarán por llegar.

 

Con el tiempo entendemos, que las personas, no son árboles que se quedarán siempre al lado nuestro, sino que ellos se mueven con el objetivo de volar a nuevos horizontes que han de buscar.

 

Con el tiempo entendemos que moverse, es buscar una nueva aventura. Es creer en lo incierto, pero saber que llegarás a un puerto seguro, donde encontrarás un camino que deberás construir sin grietas.

 

A nivel personal y laboral, debemos movernos para no quedarnos atrás, siempre adelante hasta el final.   Debemos de tratar de no quedarnos estáticos y aprender cosas nuevas.

 

Jesús es un vivo ejemplo, se despidió de nosotros, sin embargo, no nos dejó tristes, nos mantenía al tanto, por eso nos dejó su Espíritu Santo.

 

En este tiempo de Cuaresma, vamos a despedirnos de todo aquello que nos impida vivir una Cuaresma digna. Vamos a despedirnos de todo lo que implica una tentación y no permitir que este tiempo sea un invierno, sino darle paso al sol, y la resurrección que nos espera, se convierta en primavera, que es, lo que todo cristiano anhela y espera.




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