martes, 4 de abril de 2023

Domingo de Ramos


Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín

 


Domingo de Ramos

 

En nuestra parroquia San José, el padre Edvaldo vestido de rojo, procedió con la bendición de las palmas. Luego toda la feligresía contenta por tomar los ramos, para iniciar con nuestra procesión y cantando una canción, celebrar nuestra Eucaristía.

 

Fue un día donde cada uno de nosotros sintió el asombro, como cuando muchos vieron a Jesús entrar a Jerusalén. Cuando vimos las palmas moverse y levantarse fue señal de que acompañamos a Jesús.

 

Cuando cantamos el santo, todos a una viva voz, alzamos las palmas para darle esa entrada triunfal al señor Jesús a nuestro corazón. Subimos las palmas diciendo santo es el Señor, bendito sea su nombre”, simbolizando bendición.

 

Durante la celebración el padre Edvaldo nos hizo reflexionar sobre aquellos momentos que nos hemos convertido en Judas y vernos en las manos del demonio.

 

Sin embargo, el Señor nos llama a caminar con él hacia la luz en esta Semana Santa. Nos llama a convertirnos a dejar de ser ese Barrabás que hace justicia con sus propias manos, nos invita a callar, a hacer silencio como lo hizo Jesús.

 

Nos hizo reflexionar sobre las burlas que realizaron los guardias a nuestro señor Jesús, que humillación tan grande decía él, y como el Señor se somete y eso nos enternece.

 

Por decir la verdad, por ser hijo de Dios, derramando y sufriendo con dolor, y pagando el precio de su sangre por amor hacia la humanidad. 

 

El padre Edvaldo también nos preguntaba: ¿Qué ha hecho Cristo por ti? ¿Alguna vez hemos llorado y pedido perdón por nuestros pecados? 

 

La Semana Santa inicia, pero lo más importante es la vigilia pascual, para lavar así nuestras culpas y ponernos delante de Dios y escuchar su voz.

 

Que este Domingo de Ramos se convierta en todos los domingos de la vigilia pascual en nuestras vidas y que Jesús entre en nuestras vidas y siempre se quede. Vivamos este tiempo para acompañar a Cristo en su pasión.

 

La Semana Santa no es igual a las demás semanas. Semana Santa es contemplar el amor de Dios en nuestras vidas. Contemplar la pasión que Cristo tiene por ti y por mí, en todo su ser y su alma. Quiere cambiar nuestra vida y salvarnos al derramar su sangre por nosotros.

 

¡Aclamemos a Jesús como el Rey de nuestras vidas!

 




 

 

 

 

 

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