Actualidad Mundial | Federico Piana/VN
Desde Haití el llamamiento de Monseñor Dumas: urge un "Plan Marshall"
En
la isla caribeña, puesta de rodillas por la violencia de las bandas armadas, el
cólera y los trastornos climáticos, millones de personas luchan cada día contra
el hambre y las precarias condiciones de vida. El arzobispo de
Anse-à-Veau-Miragoâne habla del compromiso diario de la Iglesia local: "No
podemos permanecer distantes del sufrimiento de nuestro pueblo".
En
Haití, la paz está cada vez más lejos. Mientras los políticos locales han
intentado en vano en las últimas semanas dialogar reuniéndose en Jamaica, la
violencia en el país caribeño no cesa. Las bandas armadas, contrarias a
cualquier tipo de acuerdo, siguen enfrentándose entre sí perpetrando atentados
y secuestros. Es de ayer la última noticia de disparos cerca de un campo de
desplazados. La pobreza endémica, que afecta especialmente a los niños, está
aumentando vertiginosamente después de que la nación se enfrenta a una epidemia
de cólera y ha sido azotada recientemente por inundaciones y nuevos movimientos
sísmicos, de los que aún no se ha recuperado.
Según
las últimas estimaciones de Unicef, las bandas armadas han extendido su
territorio y ahora controlan comunidades de unos dos millones de personas, en
su mayoría mujeres y niños, obligados a vivir en medio de frecuentes
ejecuciones sumarias y violencias sexuales. Esto ha alimentado una crisis
humanitaria que, según el Unicef, ha provocado el desplazamiento interno de más
de 165.000 personas, lo que ha llevado a muchas de ellas a intentar peligrosas
huidas en barco para escapar de las penurias cotidianas. Ayer, Cindy McCain,
directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, afirmó que hay al menos
cinco millones de haitianos que luchan por comer cada día. "Las
necesidades humanitarias son aún mayores hoy que tras el devastador terremoto
de 2010, pero con muchos menos recursos para responder", afirma Catherine
Russell, directora ejecutiva de Unicef.
Respeto
del Estado de derecho
En
este difícil contexto se mueve la Iglesia haitiana, que ha optado por ser un
agente de paz y que hace todo lo posible por apoyar a la población hambrienta y
sufriente. Monseñor Pierre-André Dumas, arzobispo de Anse-à-Veau-Miragoâne,
está convencido de que hay que "trabajar por la normalización del país
poniendo en marcha un verdadero "Plan Marshall" de desarrollo humano
integral". Además, añade el prelado, es necesario "respetar las
reglas de la justicia y el Estado de derecho. Y la comunidad debería estar más
involucrada".
Ayudar
a los pobres a renacer
La
Iglesia haitiana se ha reconocido en el mensaje para la VII Jornada Mundial de
los Pobres -que se celebrará el 19 de noviembre-, en el que el Papa Francisco
pide a todos que se impliquen en primera persona con los gritos de los más
necesitados. Y monseñor Dumas es muy consciente de que esos gritos de dolor
también proceden de su gente. "Nosotros -dice el prelado- agradecemos al
Papa porque este mensaje se ha convertido en un texto guía para nuestra pastoral,
que debe, cada vez más, ser capaz de ayudar a los pobres a tomar el control de
su propia vida".
Publicado
por Vatican News
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