Convivencia | Dr. Salvador Echeagaray Guerrero*
Habilidades Blandas y Filosofía
Las habilidades interpersonales son más que simples
habilidades sociales: son la forma en que mostramos una vida que se vive con
rectitud y sensatez
¿Ha oído usted hablar de las habilidades blandas?
- ¿Es broma o qué?- dirá.
No. Es cómo manejamos la dirección o interacción con
otros en una corporación. Por ejemplo, soy un excelente técnico en informática
(habilidad dura) pero si soy deshonesto o mal humorado (habilidades blandas)
tal vez no dure en la empresa.
Cabe señalar que, en el mundo actual, las famosas
habilidades blandas, interpersonales —como hablar claro, la capacidad de
conectar con otros, el liderazgo y la inteligencia emocional— están muy
cotizadas en el trabajo, la educación y la vida social.
Sin embargo, normalmente se presentan como algo
práctico: sirven porque mejoran cómo rendimos, trabajamos juntos o nos ven los
demás.
Este punto de vista pragmático puede ser algo
superficial. En cambio, desde la filosofía realista, las habilidades
interpersonales tienen un significado mucho mayor: no son solo técnicas, sino
que muestran cómo se desarrolla una persona en su totalidad, siguiendo su forma
de ser racional y social.
1. ¿Qué
significa eso de filosofía realista?
La filosofía realista, que encontramos en pensadores
como Aristóteles y Tomás de Aquino, empieza por creer que la realidad existe,
la conozcamos o no, y que las personas podemos entenderla usando la razón.
Este realismo no se queda solo en cómo conocemos las
cosas, sino que también habla de cómo somos y cómo debemos actuar: las personas
tenemos una forma de ser propia, con un objetivo al que tendemos. Vivir bien
significa vivir de acuerdo con esa forma de ser.
Desde este punto de vista, la ética no es algo que
inventamos, sino la búsqueda de una buena vida desarrollando nuestras
capacidades humanas. Esto incluye tanto las capacidades intelectuales como las
emocionales, sociales y prácticas.
2. Las habilidades interpersonales como virtudes
Según la tradición realista, las personas nos
desarrollamos cultivando virtudes, que son formas constantes de ser que nos
permiten actuar bien de manera habitual.
Las habilidades interpersonales, vistas así, no son
solo herramientas útiles, sino que muestran virtudes humanas importantes.
Algunos ejemplos:
Comunicación efectiva:
necesita sensatez, para saber qué decir, cuándo y cómo decirlo.
Empatía: tiene que ver con
la justicia y la bondad, al reconocer que los demás son tan importantes como
nosotros.
Trabajo en equipo:
requiere ser solidario y moderado, para no ser egoísta y colaborar con otros.
Liderazgo auténtico:
exige ser fuerte, generoso y también humilde.
Así, las habilidades interpersonales no son solo
técnicas que se aprenden en un curso, sino que expresan nuestro carácter moral.
Se integran en la formación de la persona como alguien
virtuoso.
3. Lo
importante que es la naturaleza social de las personas
La filosofía realista dice que las personas somos
sociales por naturaleza.
Aristóteles decía que quien no necesita a los demás es
“una bestia o un dios”, no una persona. Por eso, nuestra capacidad para
convivir, hablar, solucionar problemas o crear lazos no es algo opcional, sino
una parte fundamental de cómo nos desarrollamos como personas.
Por lo tanto, las habilidades interpersonales no son
"habilidades interpersonales" en un sentido débil, sino aspectos
esenciales para que las personas prosperen. Cultivarlas responde a la idea de
Aristóteles de vivir de acuerdo con la razón y en comunidad.
4. Formación completa: más allá de lo útil
Si lo analizamos de forma realista, desarrollar las
habilidades interpersonales no debería enfocarse únicamente en lo que funciona
en el trabajo.
Aunque pueda traer cosas buenas allí, lo más
importante es que estas habilidades construyen una vida ética, nos ayudan a
tomar decisiones sensatas y a llevarnos bien con las personas.
Así, la manera de enseñar estas habilidades debería
estar unida a una educación más completa en valores, moral y conocimiento de
uno mismo, en lugar de limitarse a juegos de roles o trucos sueltos.
Ergo, las habilidades interpersonales, si las vemos
desde una perspectiva realista, son algo más que simples habilidades sociales:
son la forma en que mostramos una vida que se vive con rectitud y sensatez.
En un mundo donde todo se mide por su utilidad,
recordar esto puede ayudarnos a entender que el verdadero crecimiento personal
no se trata solo de "hacer las cosas bien", sino de ser buenas
personas.
Esta manera de ver las cosas no quita la importancia
de lo práctico de las habilidades interpersonales, pero lo conecta con una
comprensión más profunda de lo que es el ser humano: un ser pensante, libre y
que necesita relacionarse, destinado a vivir con honestidad, justicia y amistad
con los demás.
*El autor es Académico y Director del Departamento de
Filosofía de la UAG.
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