martes, 9 de septiembre de 2025

Jesús subió a la montaña a orar


Reflexión | P. Ciprián Hilario, MSC

 


 Jesús subió a la montaña a orar

Homilía Martes 9 de septiembre 2025

(Colosenses 2,6-15; Salmo 144,1-2.8-9.10-11; Lucas 6,12-19)

 

Introducción

Las lecturas de hoy nos invitan a reflexionar sobre la centralidad de la oración en la vida de Jesús y en nuestra propia vida como cristianos. En el Evangelio de Lucas (6,12-19), vemos a Jesús subiendo a la montaña para orar antes de tomar una decisión crucial: elegir a sus apóstoles. Este acto de retiro y comunión con el Padre nos enseña la importancia de buscar a Dios en la quietud y la soledad para discernir su voluntad. Las lecturas de Colosenses y el Salmo 144 refuerzan esta idea, destacando la grandeza de Dios, su misericordia y nuestra necesidad de permanecer arraigados en Cristo. A continuación, presento diez meditaciones inspiradas en el tema "Jesús subió a la montaña a orar" para ayudarnos a vivir este mensaje en nuestra vida cotidiana.

 

Meditaciones

1. La oración como fundamento de nuestras decisiones

Jesús, antes de elegir a los apóstoles, dedica toda una noche en oración. Esto nos enseña que las decisiones importantes en nuestra vida deben estar precedidas por un encuentro con Dios. ¿Buscamos a Dios en oración antes de tomar decisiones en nuestro trabajo, familia o vocación? Hagamos un alto, como Jesús, para escuchar la voz del Padre.

 

2. La montaña: un lugar de encuentro con Dios

La montaña simboliza un lugar de retiro, lejos del ruido del mundo. En nuestra vida, necesitamos encontrar nuestra propia "montaña" – un espacio y tiempo para la oración personal. Puede ser un rincón en casa, una caminata en la naturaleza o un momento de silencio. ¿Dónde es tu "montaña" para encontrarte con Dios?


3. Arraigados en Cristo (Colosenses 2,6-7)

San Pablo nos exhorta a vivir en Cristo, "arraigados y edificados en él". La oración es la raíz que nos mantiene firmes en la fe. Como Jesús, que buscó al Padre en la montaña, debemos cultivar una relación constante con Dios para no perder nuestra identidad cristiana en un mundo lleno de distracciones.

 

4. La oración nos prepara para la misión

Jesús no ora solo por sí mismo, sino para cumplir la misión que el Padre le encomendó: elegir a los apóstoles y servir a las multitudes. Nuestra oración debe impulsarnos a la acción, a ser instrumentos de Dios en el mundo. ¿Cómo nuestra oración se traduce en servicio a los demás?

 

5. La misericordia de Dios en la oración (Salmo 144,8-9)

El Salmo 144 nos recuerda que Dios es "clemente y misericordioso, lento a la cólera y grande en amor". Cuando oramos, nos acercamos a este Dios compasivo que nos escucha y nos sostiene. Llevemos nuestras debilidades a la oración, confiando en su misericordia infinita.

 

6. La oración como fuente de fortaleza

Jesús, plenamente humano, buscó la fuerza en la oración para enfrentar los desafíos de su ministerio. En un mundo que nos exige mucho, la oración es nuestra fuente de fortaleza para superar las dificultades. ¿Acudimos a Dios cuando nos sentimos abrumados?

 

7. La comunidad que nace de la oración

Tras orar, Jesús elige a los apóstoles, formando una comunidad que llevará su mensaje al mundo. Nuestra oración personal debe conectarnos con la comunidad de fe. Participar en la Eucaristía, grupos de oración o la parroquia nos ayuda a vivir como cuerpo de Cristo.

 

8. La oración nos libera del pecado (Colosenses 2,13-14)

San Pablo nos dice que Cristo nos ha dado vida al perdonar nuestros pecados. En la oración, encontramos el perdón y la reconciliación con Dios. Dediquemos tiempo a examinar nuestra conciencia y a pedir perdón, confiando en la cruz que cancela nuestra deuda.

 

9. La oración nos conecta con la creación (Salmo 144,10)

El Salmo 144 proclama que "todas tus obras te darán gracias, Señor". Orar en un entorno natural, como lo hizo Jesús en la montaña, nos ayuda a reconocer a Dios en su creación. Salgamos al aire libre, contemplemos la naturaleza y alabemos al Creador.

 

10. La oración nos lleva al encuentro con los demás

Después de orar, Jesús baja de la montaña y se encuentra con las multitudes, sanándolas y enseñándolas. La oración no nos aísla, sino que nos impulsa a llevar el amor de Dios a los demás. ¿Cómo podemos ser luz para quienes nos rodean tras nuestro encuentro con Dios?

 

Conclusión

Jesús, al subir a la montaña a orar, nos muestra que la oración es el corazón de nuestra vida cristiana. Nos conecta con Dios, nos fortalece, nos prepara para la misión y nos une como comunidad. Que estas meditaciones nos inspiren a buscar nuestra propia "montaña" de oración y a vivir arraigados en Cristo, llevando su amor y misericordia al mundo.





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